Si ante las siglas MMS ya sabes de lo que estamos hablando, quizá estos primeros párrafos no te hagan mucha falta y puedes ir directo al tercer epígrafe del artículo. Si no te suenan de nada, los necesitarás aunque quizá te cueste creer lo que dicen. El MMS es uno de los casos de pseudociencia más increíbles que existe. Pero podemos asegurarte que no nos lo estamos inventando nosotros, y puedes pinchar en los enlaces para comprobarlo.
¿Qué es el MMS?
MMS son las siglas en inglés de Miracle Mineral Solution o Miracle Mineral Suplement (suplemento o solución mineral milagrosa), una disolución de clorito de sodio en agua. El clorito de sodio es un tipo de blanqueante industrial que se utiliza en la industria papelera, en la papelera y en la textil. También es uno de los compuestos que se utiliza, en pequeñas cantidades para potabilizar el agua.
Pero según los que promueven el uso del MMS, sus propiedades van mucho más allá y son milagrosas, de ahí el nombre. Ellos animan a beberse este compuesto porque se supone que es capaz de curar decenas de enfermedades, desde la malaria hasta el autismo, el cáncer, el sida, la esclerosis, intoxicaciones alimentarias, enfermedades parasitarias y muchas más.
El supuesto mecanismo de acción es el siguiente: el clorito de sodio se diluye en agua y se mezcla con un ácido suave (limón, o vinagre, por ejemplo), lo cual termina generando un gas, llamado dióxido de cloro, que tiene, en teoría un potente efecto desinfectante que destruye todas las bacterias y patógenos, protege las células y refuerza el sistema inmunitario. Para que quede claro: no hay ninguna evidencia científica de estos efectos.
¿De dónde ha salido esta idea?
El autor de esta peculiar teoría es Jim Humble, ingeniero industrial, que asegura que en 1996, durante una expedición en Guayana, él y su equipo contrajeron malaria. Tras utilizar clorito de sodio para potabilizar el agua que bebían, Humble alega que se curaron. Ahí comenzó un periplo para promocionar este método para curar, no solo la malaria, sino casi cualquier cosa.
En contra de la lógica y de la ciencia
Nada de todo esto tiene sentido desde el punto de vista puramente lógico: es imposible que una sola sustancia, por muy potente o eficiente que pueda ser, actúe contra todas esas enfermedades al mismo tiempo. Y más si tenemos en cuenta que la lista de enfermedades que supuestamente cura incluye enfermedades causadas por virus, bacterias, hongos y parásitos, enfermedades inmunológicas, enfermedades neuronales, cánceres...
Cada tipo de enfermedad tiene un mecanismo de acción distinto y reacciona ante unas sustancias diferentes. Para algunas de ellas, como el SIDA o muchos tipos de cáncer no existe cura todavía y se investiga para encontrarla, con equipos científicos altamente especializados.
Por eso no tiene lógica que un solo producto pueda actuar sobre todas ellas. Ni siquiera aunque sea un desinfectante capaz de matar los gérmenes que hay en el agua, como hace el clorito de sodio, porque eso no quiere decir que vaya a actuar de la misma forma en nuestro cuerpo.
El motivo es que el clorito de sodio mata esos gérmenes porque reacciona con unas moléculas que contienen llamadas aminas. Pero los gérmenes no son los únicos que las tienen: nuestras células contienen aminas, y las bacterias beneficiosas que viven de forma natural en nuestro cuerpo también contienen aminas. El clorito de sodio no tiene una forma de distinguir, al contrario de lo que aseguran los defensores del MMS, entre células de gérmenes patógenos y células sanas de nuestro cuerpo.
El resultado es que si tomamos clorito de sodio, este reaccionará con las aminas de las células que viven en nuestra boca y nuestra garganta, sin llegar a alcanzar a las células del resto del cuerpo. Aunque hay evidencias de que el clorito de sodio interactúa antes con las bacterias que con las células de nuestro cuerpo, eso no quiere decir que no vaya a interactuar también con nuestras células. Así que no hay forma de afirmar que esta solución pueda hacer lo que le atribuyen los que la promocionan.
¿Hay alguna evidencia de sus beneficios?
No, no la hay. Lo único que pretende hacerse pasar por evidencia son resultados de experiencias directas y las afirmaciones que Humble hace en sus libros, en los que asegura haber curado a más de 200.000 personas de malaria en África y Sudamérica, y que más de 5 millones de personas en todo el mundo lo consumen de forma habitual.
Todo esto es seriamente dudoso, y en ningún caso constituye una evidencia científica sólida. Los testimonios no son evidencias. Los estudios bien hechos sí, y de eso no hemos encontrado ninguno.
El MMS puede ser peligroso
Todos los medicamentos tienen posibles efectos secundarios, y el hecho de que los defensores del MMS nieguen que los tiene es una señal más de que aquí no hay estudios científicos por ninguna parte.
El clorito de sodio y el dióxido de cloro en el que se transforma tienen una fuerte acción oxidante, y consumirlo puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y alteraciones sanguíneas. Esos síntomas son utilizados por los defensores del MMS como supuestas pruebas de que el organismo se está limpiando y curando.
Es decir, que el MMS es un producto tóxico y corrosivo del que hay documentados casos de graves daños renales en caso de sobredosis. Probablemente sea poco dañino en las dosis bajas que mucha gente consume, pero sigue siendo peligroso si se consume de forma habitual y que en cualquier caso no va a producir ninguna mejora en la salud, por lo que no parece un riesgo que merezca la pena correr.
En el año 2010, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios emitía una alerta sobre el MMS. En ella avisaba de la venta de este producto a través de internet y explicaba que "cuando se consume siguiendo las instrucciones citadas en esas páginas producen efectos adversos que pueden ser graves". La FDA, la agencia del medicamento de Estados Unidos, se pronunció en el mismo sentido ese mismo año.
La teoría de la conspiración
Como ocurre con muchas otras pseudoterapias, en la discusión sobre el MMS se mezclan los argumentos científicos (o pseudo) con las teorías conspiranoicas que aseguran que una alianza entre las farmacéuticas y las autoridades médicas han obligado a sus defensores a vivir ocultos, acosados y perseguidos, impiden la expansión de este producto y privan a la humanidad de sus beneficios milagrosos.
Resulta contradictorio que, siendo así, comprar MMS sea tan sencillo como hacer una búsqueda en Google y leer sus proezas, lo mismo. Apelar a una conspiración oculta es un recurso muy manido (aunque, indudablemente, eficaz) para desviar la atención de los datos y los resultados, pero no debería ocultar el hecho de que con el MMS hay evidencias de sus riesgos, pero no de sus beneficios.
Gracias a Marta por la corrección: en una versión anterior nos referimos erróneamente a la malaria como "virus". Además, nos han llegado algunos comentarios sobre llamarlo "lejía", por lo que hemos decidido entrecomillarlo.