Cuando hace calor, una forma de enfriar nuestras viviendas es encender el aire acondicionado. Quien lo tenga y pueda pagarlo. En un contexto de crisis climática con olas de calor más frecuentes, intensas, duraderas y extensas, seguramente te veas forzado a usarlo cada vez más. Pero con precaución porque contribuyen, con su consumo energético y emisiones de gases de efecto invernadero, al propio calentamiento global y el calor que liberan al exterior puede hacer aún más cálidas las noches tropicales en las ciudades. Para rebajar la factura energética y reducir el consumo y las emisiones de estos aparatos, hay algunas cosas que puedes hacer.
Pon toldos y baja las persianas para que el sol no caliente la casa
La instalación de toldos en las ventanas donde da el sol y el aislamiento adecuado de los techos y muros puede conseguir hasta un 60% de ahorro de energía, explica en su web el IDAE, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica. Otros protectores solares como persianas, cortinas y estores “reducen la entrada de calor desde el exterior y evitan la pérdida del aire frío que tanto nos cuesta conseguir”, explica en The Conversation Javier Martínez Moronta, profesor en la UNIR y arquitecto especializado en eficiencia energética.
Usar ventiladores antes de encender el aire acondicionado reduce el consumo eléctrico
Otra forma de reducir el consumo de aire acondicionado es elevar la temperatura a partir de la cual lo encendemos. Es decir, que en lugar de activarlo cuando haya 27 ºC lo hagamos con 28 ºC o 29ºC. Hacerlo gracias a los ventiladores puede reducir la demanda de energía y las emisiones atribuibles al uso del aire acondicionado hasta en un 70-75%, según un artículo científico publicado en The Lancet Planetary Health con un modelo realizado en Australia. Otro estudio realizado en seis ciudades estima entre un 17% y 48% el ahorro energético al usar ventiladores en salas con temperatura elevada.
Los ventiladores, al aumentar la velocidad del aire, elevan la pérdida de calor por convección de la superficie de la piel y generan una sensación térmica asociada a la lograda por el aire acondicionado pero a temperaturas de aire más cálidas. Además, lo hacen gastando 30 veces menos electricidad, dice el trabajo. Así, el uso de ventiladores puede elevar sustancialmente en unos 3 o 4 °C el umbral de temperatura a partir del cual sentimos que es necesario encender el aire acondicionado. De esta forma se modera su uso. Los ventiladores de techo también son una buena opción y el IDAE los considera preferentes.
Con la refrigeración, “se busca el confort térmico, que es muy subjetivo. Depende de las personas y otras cuestiones como la humedad. La percepción del calor en un país cálido en España respecto a otro frío es distinta”, cuenta a Maldita.es Darío Pérez Navarro, experto en eficiencia energética y cambio climático y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Al moverse el aire y renovarse, el efecto del frescor producto de la transpiración aumenta. Lo hace al disipar el calor del cuerpo a través de la evaporación, igual que un botijo. ¿Podemos lograr confort térmico con un ventilador? Dario Pérez indica que “es posible en determinados umbrales de confort térmico, pero a partir de cierta temperatura no. Es una estrategia que funciona y un elemento para eliminar emisiones, aunque depende en parte de las percepciones de las personas. El ventilador es una buena medida para algunas circunstancias y en climas donde no hace un calor extremo. Tampoco es lo mismo tener un 20% de humedad que un 90%”.
El estudio de The Lancet Planetary Health señala que los ventiladores deberían funcionar por debajo de los 40 ºC o 42ºC según la humedad. A mayor velocidad del ventilador, mayor ahorro energético al reducir el uso del aire acondicionado.
Temperaturas no muy bajas con el aire acondicionado
Otra forma de ahorrar con el aire acondicionado es no poner una temperatura demasiado baja. “Lo mejor es dejarlo de manera continúa a 25 º-26 ºC que bajar a 19º y quitarlo y poner según tengamos frío o calor”, indica Pérez Navarro. “La diferencia máxima recomendada entre el exterior y el interior no debe superar los 12 ℃. Esto supone que en los peores días del verano (34-38 ℃) estaríamos cubiertos con la horquilla de 24 a 26 ℃”, explica Javier Martínez. El IDAE recomienda ponerlo a 26 ºC: “No ajustes el termostato a una temperatura más baja de lo normal: no enfriará la casa más rápido y se provoca un consumo excesivo e innecesario”.
El aislamiento es muy importante
“Lo más importante para tener un buen confort térmico en una vivienda es el aislamiento”, que además de sombrear con toldos, remacha Dario Pérez, se puede hacer cerrando las puertas para que no se ‘vaya el frío’ de la habitación en que estemos.
Otros consejos que da Javier Martínez son inspeccionar al menos una vez al año los aires acondicionados para “mantener los motores y filtros en buen estado de limpieza y funcionamiento”. Si vas a instalarlos, hazlo encima de las puertas o en paredes donde no les dé directamente el sol. También podemos apagarlo 20 o 30 minutos antes de dejar una habitación para aprovechar el frío residual y usar temporizador.
De cara a la noche, como ya explicamos al hablar de trucos para dormir en verano, lo ideal es no usar aire acondicionado para conciliar el sueño y usar un ventilador (mejor de techo) si abriendo la ventana no logramos bajar suficiente la temperatura. Si la temperatura no nos deja dormir, sí podemos recurrir a usarlo pero lo ideal es ponerlo al comienzo de la noche y que se apague luego o pase a modo sleep, que no haga ruido y no dé de forma directa.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes el maldito Darío Pérez Navarro, experto en eficiencia energética y cambio climático.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 04/07/2022