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Gran contenido en azúcar y la imitación del consumo de alcohol: ¿por qué es desaconsejable que los niños brinden con ‘champán infantil’?

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Quizá la Nochevieja sea la excusa perfecta de los peques para trasnochar y poder quedarse despiertos hasta pasadas las doce (cuidado con las uvas y los atragantamientos, eso sí), ‘como los mayores’. También para comer platos quizá fuera de lo habitual y algún que otro polvorón, de forma esporádica, ‘como los mayores’. Y, como en cualquier contexto de celebración, participar en el brindis por el nuevo año con el llamado champán infantil; una vez más, ‘como los mayores’. 

A pesar de carecer de alcohol, el conocido como ‘champán infantil’, que simula la bebida alcohólica original versionada para niños, no es una opción saludable ni recomendable para llenar su copa, según los expertos. No solo por sus ingredientes, no tan preocupantes si se bebe en momentos puntuales, sino más por lo que representa: una imitación de una bebida alcohólica para que los niños 'copien' a los adultos a la hora de brindar, banalizando su consumo. 

¿De qué está hecho el ‘champán infantil’?

Vayamos al grano: aunque cambie el envase y la forma de presentación del producto, el champán infantil viene a ser un refresco azucarado y, como tal, en palabras del dietista-nutricionista Daniel Ursúa, no es saludable. 

Su principal ingrediente es el agua carbonatada, la que le da la apariencia de vino espumoso. Ya en el segundo puesto, es decir, siendo el segundo ingrediente en mayor cantidad, ¡sorpresa! Azúcar. En Maldita.es ya hemos hablado sobre las repercusiones que este ingrediente puede tener en nuestra salud tanto a corto, como a medio y largo plazo

Según la Escuela de Salud Pública de Harvard, en un ranking de las bebidas más saludables, “las azucaradas se encuentran al final de la lista, porque proporcionan muchas calorías y prácticamente ningún otro nutriente”.

Simplemente por ello, “desde el punto de vista nutricional, mal”, señala en Maldita.es el tecnólogo de los alimentos Miguel Ángel Lurueña. “Estas bebidas no son recomendables por su relación con las caries, la diabetes y la obesidad”, añade.  

Aunque los brindis son puntuales, no es aconsejable que los niños lo hagan con algo que simula ser alcohol

No es la primera vez que en Maldita.es explicamos por qué es importante ser flexibles en lo alimentación se refiere y no ‘prohibirnos’ a rajatabla alimentos o productos de ningún tipo, por el poder que esto les confiere y la ansiedad que pueden llegar a generarnos. “Si consideramos que esta bebida es solo para una ocasión muy puntual, [que no fuese saludable] no tendría mucha relevancia”, reconoce Lurueña.  “Sin embargo, en este caso lo verdaderamente relevante es el acto en sí: consumir el producto como una imitación de una bebida alcohólica para que los niños copien a los adultos a la hora de brindar”, añade. 

En palabras de Ursúa, en un entorno de celebración y felicidad, es habitual que los más pequeños quieran imitar a los adultos. Sobre todo, cuando se le da protagonismo y relevancia a esta bebida: lo vistoso de la botella, el descorche, las copas, el brindis... 

“Al final, creo que el mensaje que se da inconscientemente al niño es el de ‘beber esto es divertido, pero todavía no puedes así que mientras tanto bebe esto otro’”, señala el dietista-nutricionista. En conjunto, la situación “banaliza el consumo de alcohol y lo acerca a los menores”, añade Lurueña. 

Sin embargo, “también es divertido tocar la pandereta y la zambomba. Y jugar con los primos. Y explorar los rincones ocultos de la casa de la abuela. Y tirar serpentinas y atronar a los tíos-abuelos con matasuegras en Nochevieja. Incluso es divertido irse a la cama pronto porque mañana vienen los Reyes Magos. Hay millones de cosas divertidas que los niños pueden hacer en las distintas cenas de Navidad sin necesidad de tener que echarse a la boca un refresco con forma de champán”, señala en su blog Marián (Boticaria) García, farmacéutica, nutricionista y divulgadora.

El error de familiarizar a los niños con el alcohol y otros productos nocivos

El problema, en definitiva, es familiarizar a los más pequeños con el consumo de alcohol o, incluso, idealizarlo. No hay que perder de vista que el alcohol perjudica nuestra salud y no hay un nivel de consumo que se considere seguro. Lo que muestran las evidencias científicas es que lo saludable es no beber nada en absoluto, como también recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS).  

El consumo de bebidas alcohólicas está relacionado con un mayor riesgo de alta presión arterial, enfermedad cardiaca, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado, problemas digestivos y cáncer (de mama, boca, garganta, laringe, esófago, hígado, colon y recto). También con problemas en el aprendizaje y la memoria, de salud mental, familiares y laborales

No es la primera vez que se plantea un debate similar (ese ‘están jugando’ o ‘es solo un momento puntual’ versus ‘no debe banalizarse el consumo de un producto perjudicial para la salud’). Ya sucedió con los cigarrillos de chocolate, que se retiraron tras la entrada en vigor de la Ley 28/2005 que regula la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco. “¿No es también el alcohol una sustancia potencialmente nociva? [...] En el ámbito legal, ¿no está prohibido comprar tabaco y alcohol a menores de 18 años?”, plantea García.  “Es incomprensible que estén prohibidos los formatos que imitan al tabaco, pero se puedan comercializar estos otros”, añade Lurueña.

Este contenido es apoyado por la iniciativa “Alimentando el cambio” de DANONE EDP en el que Maldita.es colabora elaborando contenidos independientes según su metodología.


Primera fecha de publicación de este artículo: 30/12/2021

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