"Advertencia a todos los sanitarios, médicos y enfermeras (...) podrá ir a juicio por responsabilidad en crímenes de guerra". Esto afirma un cartel que está circulando por Facebook y que se dirige a los sanitarios que administran las vacunas contra la COVID-19. Pero es un bulo. La vacunación no está contemplada como un "crimen de guerra" en ninguno de los documentos que menciona el bulo. Tampoco es cierto que la vacuna del coronavirus sea "experimental". Os lo explicamos.
Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VACÚNAte que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.
La vacunación durante la pandemia de COVID-19 no es un "crimen de guerra"
El cartel advierte a los sanitarios de que decir "'sólo estaba cumpliendo órdenes' no es una defensa legal" y que podrían "ir a juicio por responsabilidad en crímenes de guerra". Para reforzar estas afirmaciones cita varios documentos: la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO y la Declaración de Ginebra. También asegura que el Código de Nuremberg hace al sanitario "responsable personalmente de sus acciones".
Pero, para empezar, para que existan crímenes de guerra ha de existir un estado de guerra o conflicto armado, internacional o interno, según nos explica el maldito Miguel Vieito Villar, abogado especialista en Derecho Sanitario. Por lo tanto, según Vieito, "los Convenios de Ginebra, con sus protocolos adicionales, no son aplicables a una situación de pandemia" como la actual de COVID-19.
Los crímenes de guerra están definidos en el artículo 8 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de la Haya. En España está en vigor desde 2002, como podemos comprobar en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Y en ninguna parte de este artículo se indica que la vacunación pueda ser un crimen de guerra.
La vacuna contra la COVID-19 no es "experimental"
Dentro de este artículo 8 del Estatuto de Roma, según el experto, "la única conducta que podría estar en relación [con la vacunación] y no lo está" es la siguiente:
"Someter a personas que estén en poder de una parte adversa a mutilaciones físicas o a experimentos médicos o científicos de cualquier tipo que no estén justificados en razón de un tratamiento médico, dental u hospitalario, ni se lleven a cabo en su interés, y que causen la muerte o pongan gravemente en peligro su salud"
Pero, como afirma Vieito Villar y como ya os hemos explicado en Maldita Ciencia, la vacuna contra la COVID-19 no es "experimental" como dice el cartel. Las vacunas contra la COVID-19 han sido aprobadas tras pasar la fase 3 de ensayos clínicos, al igual que el resto de medicamentos y vacunas aprobadas.
La fase 4 es la última fase de investigación clínica y ocurre cuando está ya comercializada y se usa a gran escala. El objetivo de esta fase es monitorizar los efectos secundarios del fármaco, sobre todo los más raros, que pueden observarse sólo cuando el medicamento es utilizado a gran escala.
En esta fase se encuentran las vacunas comercializadas y autorizadas por las autoridades sanitarias contra el coronavirus pero por esta fase pasan todas las vacunas y medicamentos tras ser aprobados. Lo dice la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS): la fase 4 examina los efectos a largo plazo una vez el medicamento se ha comercializado.
En cualquier caso, como decimos, para que haya crímenes de guerra tiene que haber un conflicto armado vigente. "Es un delirio pensar que un profesional de salud será encausado por crímenes de guerra. Simplemente no puede pasar bajo ningún concepto. No es jurídicamente posible", sentencia el abogado.
El Código de Nuremberg y la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO no son textos legales ni dicen que la vacunación pueda ser considerada un "crimen de guerra"
En cuanto a los otros textos a los que hace referencia el cartel, la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO y el Código de Nuremberg, Miguel Vieito Villar puntualiza que ninguno de los dos son textos legales. "No son leyes españolas, ni tampoco son convenios internacionales", sino que "forman parte de la bioética o de la deontología de los profesionales de salud".
Aun así "los dos textos citados no defienden ni uno solo de los posicionamientos del cartel", asegura el experto. Si revisamos ambos documentos, en ningún punto se afirma que la vacunación pueda ser considerada un crimen de guerra.
El Código de Nuremberg empieza diciendo que "son abrumadoras las pruebas que demuestran que algunos tipos de experimentos médicos en seres humanos, cuando se mantienen dentro de límites bien definidos, satisfacen -generalmente- la ética de la profesión médica". Después, señala la necesidad de contar con "el consentimiento voluntario del sujeto humano". Pero, como ya hemos explicado, la vacunación no es experimentación ni es obligatoria en España. Como apunta Vieito Villar, en todo caso, "el paralelismo habría que establecerlo con los sujetos de ensayo clínico de la vacuna antes de ser comercializada; y todos ellos estaban informados y firmaron consentimiento escrito, como no puede ser de otro modo. Además de esto, las personas que se vacunan hoy son informadas sobradamente".
En la misma línea, la declaración de la UNESCO recalca que "toda intervención médica preventiva, diagnóstica y terapéutica sólo habrá de llevarse a cabo previo consentimiento libre e informado de la persona interesada" y, como indica el experto "esta ya existe en las personas que se vacunan contra la COVID-19". El Ministerio de Sanidad aclara que recibir la vacuna es algo voluntario: "Como ocurre con el resto de vacunaciones en España, la vacuna frente al nuevo coronavirus no es obligatoria".
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Miguel Vieito Villar.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 09/04/2021