En las granjas de teléfonos o granjas de clics el cultivo son las interacciones: en estas instalaciones operan cientos o miles de móviles a la vez que simulan ser usuarios reales que dan ‘Me gusta’, ven vídeos, envían mensajes y hacen scroll en páginas web. Su objetivo es promocionar productos y perfiles en redes sociales, o enviar spam y contenido fraudulento. Pero un vídeo viral asegura que también se pueden utilizar para “manipular la opinión pública”, por ejemplo, por parte de políticos que las usarían para “aparentar apoyo popular”.
Efectivamente, los expertos consultados por Maldita.es explican que estas interacciones falsas se pueden utilizar para afectar la percepción de los usuarios con el objetivo de “manipular la opinión pública y difundir desinformación”. Sin embargo, aseguran que la actividad de estas granjas es difícil de detectar y demostrar: cada teléfono cuenta con su propia tarjeta SIM, dirección IP y características únicas, por lo que parecen pertenecer a usuarios reales. Políticos como el presidente Donald Trump y el ex primer ministro de Camboya Hun Sen fueron acusados de comprar seguidores e interacciones falsas en Facebook. Los especialistas explican que, según la legislación actual, contratar u ofrecer estos servicios en España y en la Unión Europea no es legal, ya que se consideran prácticas comerciales desleales.
Estas granjas usan cientos de móviles a la vez que simulan interacciones reales para promocionar productos, enviar spam o mensajes fraudulentos, y crear tendencias artificiales
Las granjas de teléfonos son “instalaciones con cientos o miles de teléfonos controlados en paralelo, usados sobre todo para inflar descargas, interacciones o reseñas”, define Ernesto Serrano, ingeniero informático y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. Suelen ubicarse en almacenes o locales discretos, con estanterías repletas de móviles organizados uno al lado del otro, siendo controlados simultáneamente para realizar tareas. Descripción que coincide con el vídeo mencionado anteriormente y que se ha viralizado en TikTok.

No son algo nuevo: hay registros de que existen por lo menos desde 2007 y suelen encontrarse en zonas donde los trabajadores cobran sueldos bajos, como Vietnam, Bangladesh, China y Tailandia. Cada uno de estos dispositivos opera con una tarjeta SIM propia, pero se hacen funcionar a la vez “mediante la conexión simultánea de múltiples teléfonos que ejecutan acciones repetitivas y automatizadas”, explica Pablo F. Iglesias, experto en ciberseguridad, CEO de CyberBrainers y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
De esta manera, logran simular comportamientos humanos que para el resto de los usuarios pueden parecer reales. Por ejemplo, una empresa puede pagar a una granja de móviles para dar ‘Me gusta’ a sus contenidos y aumentar su alcance; o un influencer puede contratarles para que vean sus vídeos y parezcan más populares de lo que son. Iglesias indica que esto ayuda a “crear tendencias artificiales o simular un amplio apoyo social”. También se pueden utilizar para “actividades de spam o envío masivo de mensajes para fines comerciales y generalmente fraudulentos”. Por ejemplo, una organización de ciberdelincuentes utilizó una granja de teléfonos para realizar unos 100.000 ataques de phishing diarios.
Expertos aseguran que estas granjas se pueden usar para manipular la opinión pública y procesos políticos, y para desinformar
En el vídeo viral se asegura que “muchos políticos y gobiernos utilizan estas granjas para aparentar que tienen miles de seguidores y apoyo popular”. En ese sentido, Iglesias señala que “existe evidencia clara de que se usan para manipular opiniones públicas y campañas electorales. El simple hecho de inflar las variables de un perfil o contenido afecta la percepción que tiene el resto de usuarios sobre él”.
Efraín García, tecnólogo, informático y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, sostiene que “existen casos que demuestran que las granjas de móviles son herramientas reales utilizadas por actores estatales y/o privados para manipular la opinión pública y difundir desinformación a gran escala”. De hecho, investigadores de la Universidad de Toronto y de la Universidad de Massachusetts Amherst identificaron en un estudio de 2024 a las personas que operan estas granjas de teléfonos como “trabajadores dentro de la industria de la desinformación”.
Distintas figuras políticas han sido acusadas de usar granjas de teléfonos con estos fines. Por ejemplo, un reportaje de Business Insider de 2015 reveló que solo el 42% de los seguidores del presidente Donald Trump en Facebook eran estadounidenses, y que la mayoría eran de Filipinas, Malasia, India, Sudáfrica, Indonesia y Colombia. “La proporción enormemente inflada entre los seguidores estadounidenses de Trump y sus seguidores en Facebook en zonas con granjas [de teléfonos] también sugiere que una parte de sus partidarios probablemente sean falsos”, indica el análisis. En 2016, el ex primer ministro de Camboya Hun Sen fue acusado de algo similar y se afirmó que había comprado amigos e interacciones en Facebook (la mayoría venían de India y Filipinas).
Sin embargo, son acusaciones, no hechos probados: en el vídeo viral se dice que las granjas de teléfonos son “el arma secreta que hasta los políticos han usado para ganar elecciones", pero no hay evidencia disponible de que hayan sido utilizadas con éxito para estos fines (solo sospechas).
Es difícil identificar y demostrar para qué se usan las granjas de móviles, ya que operan desde un dispositivo físico que imita a un usuario real
Los expertos advierten de que es difícil determinar con certeza que una granja de móviles ha sido usada para manipular la opinión pública (o para otros fines). “Son efectivas porque cada teléfono es un dispositivo físico con tarjeta SIM, dirección IP y características únicas, lo que da apariencia de usuarios reales y dificulta mucho la detección”, sostiene Iglesias.
“Aunque las compañías intentan detectarlo, siempre van a la zaga, pues van constantemente cambiando los métodos de conexión, creando perfiles que cada vez parecen más reales y armando un universo paralelo de relaciones sociales falsas uniendo perfiles falsos”, añade Serrano.
¿Son legales las granjas de clics?
Sobre la legalidad de las granjas de teléfonos, Marta Ortiz, asesora legal y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explica que “no son legales en España” (ni contratar sus servicios ni ofrecerlos), ya que la Ley de Competencia Desleal (artículo 27) y la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios (artículo 20) “tipifican expresamente como práctica prohibida encargar o difundir reseñas, aprobaciones o interacciones falsas con fines de promoción”.
En la Unión Europea, la experta indica que la Directiva de Prácticas Comerciales Desleales “prohíbe de manera explícita los ‘Me gusta’ y reseñas falsas, por tanto, en toda la UE se consideran prácticas comerciales desleales y los Estados miembros deben sancionarlas”. También señala que la Ley de Servicios Digitales (DSA) impone obligaciones a las plataformas de gran tamaño (como Facebook, Instagram y TikTok) de “detectar y mitigar cuentas falsas que puedan manipular métricas” (artículo 34). A esto se suma que las propias plataformas digitales suelen prohibir expresamente estas prácticas en sus términos de uso, según la experta.
De momento, “no hay sentencias al respecto [en territorio europeo], ya que al ser ilegales estas prácticas se deslocalizan”, añade Ortiz. Además, como hemos explicado, es difícil demostrar para qué se usan. En los países donde suelen ubicarse, como Tailandia, sí ha habido detenciones por operar granjas de teléfonos.
Las granjas de teléfonos no son lo mismo que las granjas de bots
No hay que confundir las granjas de teléfonos con las granjas de bots, que también se utilizan para generar interacciones falsas en internet. Los bots son cuentas automatizadas o semiautomatizadas, que replican contenido en redes sociales, dan respuestas programadas o interactúan con publicaciones, lo que ayuda a aumentar la visibilidad de un contenido, tema o perfil. Un ejemplo de ello son los bots, en su mayoría de la India, que publicaban sobre la DANA en Twitter (ahora X).
“A diferencia de un ejército de bots, que son programas de software sin dispositivo físico, las granjas de teléfonos simulan interacciones humanas más creíbles y pueden operar en plataformas que restringen o bloquean a los bots”, explica Iglesias. García añade que los bots “suelen ser identificados más fácilmente por las plataformas sobre las que operan y la multiplicidad de acciones realizadas desde los mismos elementos”.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Ernesto Serrano, ingeniero informático, Pablo F. Iglesias, experto en ciberseguridad, Efraín García, tecnólogo e informático, y Marta Ortiz, asesora legal.
Marta Ortiz forma parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.
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