Maldita Ciencia
Maldita Alimentación

Los superalimentos no existen; la evidencia sobre la importancia de la alimentación en su conjunto, sí

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Tiempo de lectura: 8 minutos
Las claves
  • No existen alimentos que, por sí solos, puedan mejorar la salud o tratar una enfermedad
  • La alimentación desempeña un papel imprescindible en la salud, pero entendida en su conjunto
  • Una alimentación saludable no depende del consumo de un nutriente o alimento concreto 
  • Que un producto resalte su contenido en cierto nutriente suele responder a estrategias publicitarias, que consiguen que se pasen por alto el resto de ingredientes 

12/13/19
LO QUE CIRCULA

«Estos son todos los beneficios del aloe vera, un superalimento anticancerígeno y cargado de vitaminas»

<p>El aloe vera es de las plantas m&aacute;s estudiadas por la comunidad cient&iacute;fica. Se usa para desayunar, en ensaladas, arroces y c&oacute;cteles. Pero, sobre todo, en zumos. Francisco Antonio Mac&iacute;as, catedr&aacute;tico en Qu&iacute;mica Org&aacute;nica, lleva 12 a&ntilde;os analizando sus propiedades. Seg&uacute;n Mac&iacute;as, el aloe vera tiene &quot;<strong>un contenido muy alto en hierro (superan a las lentejas)</strong>, aportan gran cantidad de calcio y hay otro aspecto tambi&eacute;n muy importante que es magnesio&quot;.</p> <p>Adem&aacute;s, indica que &quot;para cualquier tipo de ejercicio f&iacute;sico que se haga, la&nbsp;<strong>recuperaci&oacute;n muscular se hace mucho m&aacute;s efectiva</strong>&nbsp;cuando tiene una ingesta de magnesio adecuada&quot;.</p> <p>Y quiz&aacute;s lo m&aacute;s desconocido, concluye, &quot;es el sixtomio de germanio&quot;. &quot;Este lo contiene el aloe vera y tiene la ventaja de que&nbsp;<strong>te levanta el sistema inmune</strong>, es decir, aumenta tu capacidad de defensa propia&quot;, indica. Y es que el aloe tiene m&aacute;s de 200 sustancias activas y est&aacute; cargado de vitaminas y minerales.</p> <p>En lo referente a las enfermedades que previene, Francisco Antonio Mac&iacute;as afirma que &quot;el aloe vera<strong>&nbsp;se ha proclamado como un anticancer&iacute;geno</strong>&quot;. &quot;Si lo est&aacute; padeciendo, es un gran aliado. No es el que le va a curar el problema, pero le va a ayudar a paliar todos los efectos que tiene el tratamiento tan invasivo como es la quimioterapia y le va a ayudar a que el efecto que tiene que hacer el verdadero f&aacute;rmaco, sea mucho m&aacute;s real&quot;, argumenta el catedr&aacute;tico en Qu&iacute;mica Org&aacute;nica.</p>
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“Cúrcuma en polvo para prevenir el cáncer”, “los múltiples beneficios para la salud de la miel”, “la semilla del aguacate tiene grandes propiedades para el dolor”. Circulan cientos de contenidos que afirman que el consumo de un determinado alimento, sea de la clase que sea, se relaciona con la cura de una dolencia o enfermedad concretas. También con beneficios directos para la salud en caso de personas sanas. No solo brebajes y recetas pseudocientíficas o pseudotratamientos milagrosos, también alimentos concretos, sin necesidad de aderezos o instrucciones especiales de preparación. 

Muchos de los contenidos los catalogan como “superalimentos”. Pero no, estos alimentos “superpoderosos” no existen: lo que importa, de cara a nuestra salud, es el conjunto de lo que comemos habitualmente

La autoridades sanitarias y de alimentación no reconocen el término “superalimento”

Ni la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ni la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) definen en su normativa el término “superalimento”. Tampoco la Unión Europea reconoce este “calificativo” entre las declaraciones nutricionales (como “sin grasa”) o de propiedades saludables (como “el calcio es necesario para el mantenimiento de los huesos en condiciones normales”), características que la propia institución regula y que no cualquier producto puede incluir como reclamo en su envase. 

“Estos mensajes y alegaciones [a los ‘superalimentos’] hacen pensar que el consumo de un ‘superalimento’ es suficiente para garantizar el aporte de todos los nutrientes necesarios en una dieta adecuada”, explican en The Conversation Sonia González Solares y María Gómez Martín, investigadoras del grupo dieta microbiota humana y salud del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA). Esto, añaden, es el “mensaje opuesto” al que se debería dar. 

Además, “muchas de las afirmaciones que se realizan sobre sus efectos en la salud tienen una base científica cuanto menos dudosa, o incluyen verdades a medias porque, en su mayoría, están más fundados en campañas publicitarias que en investigaciones nutricionales”, señala Jara Pérez Jiménez, doctora en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y científica titular en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN-CSIC). 

Si para hablar de un supuesto beneficio del consumo de X alimento se hace referencia a un estudio científico, puede que en realidad este haya investigado sobre un componente concreto (no sobre el alimento en general) y en cantidades mucho mayores de las que podemos consumir. Algunas de estas investigaciones ni siquiera se han llevado a cabo en humanos, sino en células o animales y en condiciones de laboratorio. 

Poner el foco en la alimentación, no en el alimento

La alimentación es un factor imprescindible para estar sanos, sí; pero no depende exclusivamente de un nutriente, ingrediente o alimento, sino de todo lo que comemos de manera habitual. Lo importante de la alimentación es la propia alimentación en su conjunto

Esto quiere decir que ni vas a “adelgazar” por tomar vinagre de manzana, ni comer guanábana va curar un cáncer, ni el aloe vera va a revitalizar tu sistema inmunitario, ni el laurel va a sustituir antibióticos y otros medicamentos. Tampoco vas a estar sana o sano por el mero hecho de añadir a tu dieta habitual ingredientes menos comunes como el jengibre, la cúrcuma, el kéfir, el kale o las semillas de chía. La recomendación según la evidencia es la de siempre: que la base del menú habitual sean vegetales poco procesados, acompañados de proteína de calidad, grasas saludables y cereales integrales

“Lo importante es asegurar una dieta sana y equilibrada, porque en una alimentación basada en cereales refinados, productos ultraazucarados y ricos en grasa de mala calidad, la incorporación de un puñado de bayas de goji o de dos cucharadas de chía no va a tener ningún efecto beneficioso”, señala Pérez en la página web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 

El nutricionismo: un enfoque reduccionista

Un nutriente no hace saludable a un alimento, igual que un ingrediente no hace que el consumo de X producto sea beneficioso para la salud, sea cual sea. El enfoque nutricionista es precisamente el que se utiliza en muchos de estos casos para tratar de “demostrar” que el consumo de un alimento es beneficioso cuando puede que el resto de nutrientes / componentes no lo sean tanto. 

Por ejemplo: sí, vale, la morcilla es rica en vitamina B12, pero también en grasas saturadas. De hecho, es un tipo de carne procesada, el mismo que las autoridades sanitarias recomiendan comer cuanto menos, mejor (esencialmente por su relación con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer). Julio Basulto, dietista-nutricionista y divulgador, explica estos casos con un ejemplo: recomendar el consumo de morcilla por su contenido en vitamina B12 es algo así como recomendar hidratarse bebiendo de un charco en el suelo, por su contenido en agua, pasando por alto el resto de contaminantes que podría haber en ella.