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MALDITA CIENCIA

Por qué evitar la depilación láser en verano: quemaduras, manchas y eficacia de la sesión

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Claves
  • Utilizado en depilación, el láser ‘ataca’ a la melanina con la que se topa, normalmente presente en el pelo
  • En una piel bronceada, la mayor cantidad de melanina puede hacer que el láser también afecte y queme la piel que rodea el folículo piloso
  • Para evitarlo, se reduce la intensidad del láser, lo que hace que la depilación sea menos efectiva

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Se acerca el buen tiempo y, con ello, la chicha al aire. Si te depilas y el método escogido es el láser, ¿es cierto que debemos evitar estas sesiones en verano? Aunque depende del tipo de láser, la radiación solar sí tiene algo que decir en relación a la planificación del tratamiento. El motivo son los cromóforos, moléculas de distintos tipos que captan la energía del láser, su ‘objetivo’. Si en verano nos bronceamos, aumentará la cantidad de cromóforos (en este caso, melanina, uno de esos tipos) en nuestra piel, por lo que será más fácil que se queme la zona que rodea al pelo. Para evitarlo, la intensidad del láser se reduce y, con ello, también la eficacia de la sesión.

A pesar de que cada tipo de láser (diodo, alejandrita, neodimio-yag o láser rubí) tiene una longitud de onda diferente, su fin es localizar y dirigirse hacia la melanina, el pigmento que da color al pelo y a la piel. En este caso, la melanina actúa como cromóforo, como ‘diana’ para ese láser.

“Cuando el láser se dispara contra la melanina del pelo, este se destruye y ya no vuelve a salir”, explica a Maldita.es Inés Escandell, dermatóloga estética, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.

El problema está en que, si hay mucha melanina alrededor del pelo (como ocurre cuando la piel está muy morena), probablemente el láser no se dirija únicamente a la melanina de este, sino también a la de la piel que la rodea, ya que ambas actúan como cromóforos. Esto hace que la acción del láser se pueda disipar y, con ello, producir daño en la piel cercana al pelo.

De ahí, como recuerda Escandell, que el perfil ideal para este tipo de depilación sea una persona con piel muy blanca y pelo muy oscuro. En estos casos, el láser tiene muy claro su objetivo. “El láser va dirigido directamente a la melanina del pelo y no quema prácticamente nada de la piel que lo rodea porque no hay mucho cromóforo. Sin embargo, en personas morenas o bronceadas, es más fácil que se queme”.

En casos en los que la persona decida seguir recibiendo sesiones depilatorias con láser en verano, lo que hace el profesional que lo aplica es bajar su intensidad, para evitar quemaduras. A consecuencia, “la depilación pierde eficacia”, como señala la experta, ya que no produce un daño térmico en el folículo lo suficientemente grande como para destruirlo.

Además, de producirse quemaduras, aunque sean a priori imperceptibles, la exposición posterior al sol puede causar una hiperpigmentación postinflamatoria, una especie de cicatriz en forma de mancha marrón que, aunque con el tiempo se va, permanece durante varios meses. “Será más o menos vistosa dependiendo de la zona en la que ocurra. Por ejemplo, si se trata de la zona del bigote, puede ser bastante molesto durante muchos meses”, advierte Escandell.

Ahora bien, como adelantábamos, no todos los láser son iguales. Al hablar de depilación, “su principal diferencia tiene que ver con la profundidad a la que son capaces de llegar”, indica Andrella Allende, dermatóloga miembro de la AEDV y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. “Cuanto más profundos, se les presupone más eficaces y más seguros, sobre todo en pieles oscuras, porque actúan a un nivel donde la mayor concentración de pigmento corresponde al pelo”, añade.

Aunque, por norma general, la experta recomienda esperar a otoño/invierno (será más seguro), hay casos concretos, como zonas en las que no hay exposición solar o pacientes que no están bronceados, en los que sí podría llevarse a cabo la depilación láser en meses de verano si se dispone de láseres más profundos. “¿Lo mejor? Consultar con tu dermatólogo e individualizar siempre el tratamiento para evitar complicaciones”, concluye Allende.

Este artículo es un despiece de nuestro 210º consultorio de Maldita Ciencia.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes las malditas Inés Escandell y Andrea Allende, ambas dermatólogas que forman parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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