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Buceo y fondos marinos, agua del mar en heridas y bajadas de tensión después de un orgasmo. Llega a Maldita Ciencia el consultorio 151º

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¡Ya es viernes, malditas y malditos! Para celebrarlo, os traemos una nueva entrega del consultorio científico, el truco definitivo para ganar el quesito de ciencia en tu juego de mesa favorito (bastante veraniego, esta semana).

¿Que todavía tienes en mente esa pregunta puntual que Google no te consigue aclarar del todo? ¡No hay problema! Tenemos Twitter, Facebook, correo electrónico ([email protected]) y TikTok, por donde nos la puedes mandar. ¡Sin olvidarnos de nuestro chulísimo chatbot de WhatsApp! Guárdate el número: +34 644 22 93 19. Al meollo:

¿Sirve el agua del mar para curar heridas?

Todos hemos comprobado alguna vez lo que duele una herida cuando nos pegamos un remojón en el mar y entra en contacto con el agua salada. ¿A ti también te suena el ‘si escuece es que está curando, que el agua del mar es buena para las heridas’? Una vez más, parece que la ciencia tiene algo que decir al respecto: en realidad no es un tratamiento adecuado.

Aunque es cierto que el agua de mar tiene sales minerales y oligoelementos con cierto poder antiinflamatorio, Andrea Allende, dermatóloga miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), explica a Maldita.es que también puede contener bacterias y otros microorganismos patógenos. “Por eso no es recomendable sumergirse en el mar si hay una herida abierta con riesgo de sobreinfección”, añade la experta. 

Guadalupe Fontán, enfermera del Instituto de Investigación del Consejo General de Enfermería, establece una diferencia entre las heridas más graves y los rasguños superficiales: "En el caso de heridas más grandes o quemadurasmoderadas o graves, en las que se produce una pérdida total de la epidermis y parte de la dermis superficial, hay que evitar el contacto con el agua de mar. Las simples escoriaciones o heridas superficiales no suponen un problema para el baño en el mar". Fontán explica que el agua y el aire marino, que tienden a secar la piel, pueden ayudar con algunos problemas como el acné, la dermatitis seborreica e incluso a cicatrizar antes algún rasguño o corte pequeños, "pero ante una herida profunda o una seria quemadura, no solo no ayudará sino que puede acabar empeorando la sintomatología o incluso provocando una infección."

"El mito de que el agua del mar puede ser curativa es totalmente falso, no hay ningún estudio científico que avale ninguna propiedad curativa al agua del mar por sí misma", añade Fontán: "el agua del mar no es un desinfectante y cicatrizante universal, tampoco es estéril. La solución salina [que sí se utiliza para tratar heridas] es una solución estéril que no introduce nuevas bacterias a la herida, y en el agua de mar, esto no lo podemos asegurar, ya que puede contener trazas de contaminación humana, además de una importante variedad de microorganismos."

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también advierte de que el agua del mar puede contener microorganismos patógenos, incluyendo bacterias, protozoos y virus. Estos son capaces de empeorar una lesión cutánea o alargar su cura. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos coinciden: “La contaminación de las heridas con agua (dulce o de mar) puede provocar infecciones causadas por organismos acuáticos”.

Algunos de estos microorganismos pueden provocar infecciones destructivas de los tejidos blandos y otras enfermedades, como indica el Departamento de Salud Pública de Virginia (Estados Unidos). Aunque es más común en condiciones de baja inmunidad, añade que “las personas sanas también pueden desarrollar una infección en una lesión cutánea al exponerse a estos microorganismos presentes en el agua”.

Por norma general, lo recomendando a la hora de tratar una herida es limpiar su superficie con agua y jabón líquido, con toques suaves y sin frotar. Para ello, hay que asegurarse de que las manos estén limpias y retirar de la zona ropa y accesorios. Después de lavar la lesión, secarla con gasas estériles. Estas son las instrucciones que proporcionan la Asociación Española de Pediatría (AEPED), el Instituto Nacional de Salud (NHI, por sus siglas en inglés), esta guía del portal Salud Madrid y los CDC.

Según la guía de primeros auxilios de SAMUR y Protección Civil, también podría utilizarse alguna sustancia antiséptica que no tiña, comprobando antes que la víctima no sea alérgica a sus componentes. En Maldita.es también explicamos por qué usar agua oxigenada en estos casos tampoco es la mejor opción y qué hacer ante cortes profundos.  

¿Qué hay que tener en cuenta al bucear para no alterar el fondo marino?

No es que durante el resto del año no se lleve a cabo, pero en verano aumenta la cantidad de inmersiones para disfrutar del fondo marino y, con ello, de buceadores y buceadoras. Sea a nivel de iniciación o profesional, es importante mantener ciertas pautas durante la actividad, de cara a preservar el entorno acuático.

En general, se trata de alterar el fondo marino lo menos posible: no tocar, coger ni romper nada, no alimentar a los animales que podamos encontrar, controlar el aleteo, no alterar el suelo ni levantar arena, recoger la basura que encontremos pero solamente si es pequeña, manejable y no está enganchada en nada y si nos ponemos crema solar que no dañe los arrecifes de coral.

Como señala a Maldita.es Sara Malosetti, bióloga, buceadora científica e instructora de buceo en Open Water La Herradura (Granada), la comunidad de buceo así como el número de centros y lugares habilitados y visitados para llevar a cabo la actividad está creciendo de forma exponencial. La parte negativa es que hay ocasiones en las que no se le da la suficiente importancia a la concienciación ambiental

“La aglomeración de buceadores en ciertas zonas, sumada a la falta de formación, convierte la actividad en un daño importante en muchas comunidades de animales y plantas que habitan bajo la superficie: desde aletazos en las paredes, hasta el levantamiento de arena del fondo o la alteración de la vida acuática son algunos ejemplos de comportamientos que conllevan un impacto negativo”, explica Malosetti y añade que estos son fácilmente evitables si se tienen en cuenta algunas pautas. 

Las más importantes para Paco Pérez, instructor de buceo deportivo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, se resumen en no tocar el fondo marino, no alimentar a los animales que podamos encontrar y no extraer nada (ni vivo ni muerto). 

También es importante la técnica a la hora de bucear: tanto la flotabilidad, es decir, la capacidad del cuerpo para sostenerse en la superficie de un líquido (en este caso, el mar) que nos permitirá ascender y descender pequeñas distancias; como el propio aleteo. “La flotabilidad neutra es imprescindible para evitar arrastrarse por el fondo y su alteración. Es una destreza que se trabaja y se consigue con la experiencia y cursos de formación continua”, indica Malosetti. “Por su parte, un aleteo eficaz y consciente va a evitar golpes contra las paredes (y , de nuevo, el fondo)”, añade. 

¿Y si encontramos basura durante la actividad? Pérez es claro ante esta posibilidad: podemos recogerla, pero no debemos ‘romper’ nada. “Si es un hilo de pescar o un cabo, es importante prestar atención al lugar donde esté enganchado, pues se puede romper (coral, gorgonia…). Si es una red, mejor no tocarla y dar un aviso al Seprona de la Guardia Civil o a la autoridad territorial competente: las redes son peligrosas tanto para el medio ambiente como para el buceador”, aclara.

Si hablamos del buceo de superficie con gafas y tubo (snorkel), Eduardo Mulero, biólogo, buceador y maldito que también nos ha prestado sus superpoderes, recuerda que es importante utilizar cremas protectoras 'sea friendly' que no afectan a los arrecifes. 

Además, incide en que en esta variante del buceo sigue siendo importante no alterar ni tocar el fondo: “No solo se trata de los seres vivos como estrellas de mar, erizos, esponjas marinas, peces o pulpos que podamos encontrar (a los que tampoco hay que molestar), sino que debemos dejar en su sitio conchas, caracolas, piedras bonitas…”, aclara. 

“La misión de los buceadores es proteger y cuidar el mar, ya que somos los que tenemos acceso a sus fondos y podemos disfrutar de ellos y de la vida que alberga. Es por esto que, desde las primeras pautas en la formación, uno de los pilares fundamentales es el cuidado del medio ambiente”, apunta Malosetti. Añade un sencillo recordatorio que se puede encontrar en el equipo de buceo de La Herradura: “Toma fotos, deja solo burbujas”. 

¿Puedes marearte o sufrir una bajada de tensión después de un orgasmo y qué hacer si te pasa?

Otra pregunta que nos habéis hecho es si tras tener un orgasmo es posible marearse o tener una bajada de tensión y qué podemos hacer si nos pasa o a la persona con la que tenemos relaciones sexuales. La respuesta corta que sí ocurre, si pasa debemos elevar las piernas y beber agua y si es habitual debemos acudir al médico.

La sexóloga y socióloga Norma Ageitos de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS) recuerda que en francés se llama ‘la petite mort’ (la pequeña muerte) al momento inmediatamente posterior al orgasmo. Ageitos destaca la gran diversidad de manifestaciones fisiológicas y emocionales manifestadas durante y después del orgasmo.

En ese abanico de reacciones podemos encontrar episodios de mareo e incluso desmayos, pero hay que diferenciar un caso puntual del de alguien que sufra mareos y desmayos habitualmente tras un orgasmo, “así como prestar atención a los factores que puedan estar afectando”, añade la experta.

Si ocurre frecuentemente puede tratarse del síndrome de enfermedad posorgásmica o algún otro tipo de problema médico, indica Francisca Molero Rodriguez, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) y directora del Instituto Iberoamericano de Sexología. En esos casos hay que acudir el médico.

Este síndrome es una “especie de trastorno crónico poco frecuente que se puede dar en hombres y mujeres. Los síntomas; como la fiebre, el cansancio y la debilidad muscular; pueden iniciarse justo tras el orgasmo y hasta horas después y pueden durar entre dos y siete días”, aclara Molero. Estos síntomas se repiten después de cada orgasmo, desaparecen de forma espontánea y no se conoce la causa del síndrome.

Pero los desmayos posorgásmicos ocasionales también ocurren, especialmente con las altas temperaturas por una bajada repentina de la tensión. Su nombre técnico es síncope vasovagal y es más común en mujeres por ser más susceptibles a factores externos como el calor, señala Ageitos.

La experta aclara cómo ocurre: “Nuestro ritmo cardíaco y nuestra presión arterial baja de golpe. En el orgasmo se pueden alcanzar las 130 pulsaciones y pasamos a un estado de relajación, que es precisamente lo que produce este tipo de mareo en cualquier otro contexto. Además del calor, otro de los factores a tener en cuenta es el nivel de actividad física que haya supuesto la actividad y si su cese ha sido bastante repentino. Estos cambios bruscos y contextos ‘no confortables’ pueden favorecer la aparición de desmayos”. 

Una situación habitualen la que se pueden dar estos mareos o desmayos es la de tener un encuentro sexual de mucha intensidad para nuestros cuerpos, llegar al orgasmo y pretender levantarse muy rápido. Como explica Ageitos, “estos cambios repentinos de postura en otras situaciones no suelen salir muy bien y menos cuando el cambio es para ponernos de pie, básicamente porque nos exponemos a que si no podemos gestionar el mareo, nos demos un golpe”.

La sexóloga da varios consejos para prevenir estos posibles desmayos posorgásmicos: descansar bien, una temperatura adecuada, ofrecer a cada cuerpo sus tiempos y poder parar un poco y descansar durante la actividad sexual. También aconseja actuar como cuando ocurre un desmayo en cualquier otra situación, es decir, si prevemos que va a suceder, no levantarnos. Si ya ha pasado, debemos aflojar o quitar las prendas de ropa (si hay), elevar las piernas por encima de la altura del corazón y beber agua por si la deshidratación fuese un factor. Ageitos lo resume en “escuchar las necesidades de nuestros cuerpos durante todo el día y mantener esa escucha en los encuentros sexuales”.

¿Por qué no puedes elegir la vacuna contra la COVID-19 que quieras?

Es un comentario frecuente y nos lo habéis preguntado más de uno: si yo prefiero que me pongan una vacuna contra la COVID-19 antes que otra, ¿por qué no puedo elegir que sea así? La respuesta es que la aplicación de una u otra vacuna a cada grupo de edad sigue unos principios éticos y logísticos determinados, fijados por las autoridades sanitarias. La elección personal no se considera uno de esos criterios y por eso no se tiene en cuenta a la hora de administrar las vacunas.

El Ministerio de Sanidad explica que la campaña de vacunación frente a la COVID-19 está “condicionada” por la situación epidemiológica que vivimos. “Por eso, y con el fin de reforzar la protección de los más vulnerables cuanto antes, la elección de la vacuna a aplicar no puede ser una elección individual sino que debe basarse en la eficacia y la indicación de las vacunas para los diferentes grupos de población”, señala el ministerio. 

En la estategia de vacunación, que ahora mismo va por su actualización número 8, se detallan tanto los grupos de población a vacunar como las vacunas indicadas para cada uno de los grupos. “Las vacunas no son yogures que puedas elegir, son productos farmacológicos, y por lo tanto su uso tiene que estar ligado a la prescripción profesional”, manifiesta a Maldita.es Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y Jefe de la Sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública canaria.

También hay que tener en cuenta los principios éticos que se han seguido para elaborar la estrategia de vacunación. Como se expone en la actualización 3 de la estrategia, hasta finales de febrero de 2021, las únicas vacunas que se aplicaban en España eran las de ARN mensajero (Moderna y Pfizer) que tienen características similares. Pero, tras la aprobación de la vacuna de AstraZeneca, cobró especial importancia el marco ético.

Los principios de necesidad, equidad y reciprocidad son los que se tuvieron en cuenta para determinar qué vacuna se iba a aplicar a cada grupo de prioridad. “Evaluando los riesgos de exposición, transmisión, morbilidad grave y mortalidad, a la vista de los principios de necesidad, equidad y reciprocidad, se asume que las vacunas que presenten, en el estado actual de la evidencia científica, mayor eficacia deben dirigirse a la población cuya vida e integridad se vea más expuesta”, se aclaraba en el documento.

En la actualización 8 de la estrategia se vuelve a hacer hincapié en ello: “La vacuna a administrar no puede ser a demanda o elección de los individuos ni del personal sanitario, so pena de socavar los principios y valores éticos de la Estrategia. En un contexto de escasez de recursos sanitarios, la justa distribución y priorización de las vacunas excluye la operatividad de la elección por parte de los individuos. Por tanto, la elección (...) debe basarse en la evolución de la pandemia, los nuevos conocimientos sobre el virus, la evolución de la enfermedad y en la eficacia y la indicación de las vacunas para los diferentes grupos de población”.

Si bien, como ya os explicamos en Maldita Ciencia, las personas menores de 60 años que habían recibido la primera dosis con la vacuna de AstraZeneca pueden rechazar ser vacunadas con la pauta heteróloga. Es decir, pueden rechazar recibir la segunda dosis con la vacuna de Pfizer - tal y como recomienda la Comisión de Salud Pública - y recibir la segunda dosis con AstraZeneca si firman un consentimiento informado.

Además de las indicaciones y las cuestiones éticas, la logística de la campaña de vacunación es compleja, tal como indica Ildefonso Hernández Aguado, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández (UMH). “Precisamente, las dos más usadas ahora, Pfizer y Moderna, tienen más requisitos de conservación y transporte. Hay bastantes contingencias que abordar y a veces surgen problemas por falta de personal (bajas inesperadas), problemas de transporte, gente que no acude o que acude sin cita, etc. Añadir otra variable, sin ningún fundamento sanitario, tiene poco sentido, serían ganas de complicar innecesariamente la gestión”, señala.

¡Espera, espera!

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En este artículo han colaborado con sus superpoderes Paco Pérez, Eduardo Mulero

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