Cómo nos gustan los viernes, malditas y malditos. Y si vienen acompañados de nuestro consultorio científico (que es lo que pasa cada semana), más aún si cabe. Como cada día previo al fin de semana, venimos a poner fin a vuestras dudas. Esta semana nos habéis preguntado qué sabe la ciencia de la ouija, si la lechuga sienta mal por la noche y es mejor comer canónigos u otras hojas, si es bueno para los granos que les dé el sol y si el consumo de pornografía tiene efectos perjudiciales para la salud.
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¿Qué sabe la ciencia de la ouija?
Hace unas semanas nos consultasteis si el crespón negro es un “signo satánico” que no “se debe usar como símbolo cristiano”. Ahora nos habéis preguntado qué dice la ciencia sobre la ouija. ¿Se mueve de verdad el vaso o puntero sobre la tabla con las letras? ¿Es esto una demostración de esa supuesta conexión con el más allá? Lo cierto es que el vaso sí puede moverse por varios motivos, pero ninguno de ellos es una evidencia de una comunicación con personas fallecidas, y tienen más que ver con nuestra propia creencia en este supuesto fenómeno.
Para empezar, vamos a explicar en qué consiste la ouija. Se trata de un ritual por el que se logra una supuesta comunicación con los muertos en el más allá mediante un tablero que tiene palabras y letras. Además, cuenta con un puntero movible en el que los participantes ponen un dedo. En lugar de este puntero, también se puede utilizar un vaso.
Cuando un participante hace una pregunta a alguien del más allá, el vaso o el puntero supuestamente se mueven para dar una respuesta con las letras o palabras del tablero. Probablemente hayas escuchado historias al respecto o incluso hayas participado en un encuentro de este tipo y hayas sentido que el vaso se desplazaba por su cuenta de verdad.
Pero, ¿es esto posible? Como os comentábamos, el vaso se puede mover por varios motivos, pero no hay evidencias científicas de que sea un espíritu del más allá ni ningún otro fenómeno paranormal el que lo desplace.
“La ciencia dice que aunque la existencia del más allá es un tema recurrente de las religiones, todavía no se ha demostrado que exista. Y mucho menos que se haya encontrado una manera de comunicarse”, indica a Maldita.es la psicóloga Aurora Gómez, de Corio Psicología.
El vaso podría moverse si “hay uno o varios estafadores en el grupo”: “Alguien en la mesa tiene un interés económico, de manipulación emocional o quiere conseguir 'casito", apunta la psicóloga. Varios experimentos en los que a los participantes se les vendan los ojos frente a un tablero de ouija indican precisamente que, cuando dejan de ver el tablero, los mensajes que se producen son incoherentes o no tienen sentido.
Sin embargo, cuando tienen los ojos abiertos, “se observa que al menos uno de ellos está mirando de manera predictiva las letras”. “Es decir, que al menos una persona está empujando el vaso. Aunque quizás eso no sea de manera consciente, ya que tendemos a subestimar nuestra propia participación cuando movemos algo de manera colectiva”, señala Gómez.
La psicóloga y maldita Arabel Casanova, que nos ha prestado sus superpoderes, explica a Maldita.es que en ocasiones el efecto de movimiento que se produce en el vaso se debe a un fenómeno psicológico llamado “efecto ideomotor”.
“Consiste en que ciertos individuos, a causa de la sugestión y mediante procesos mentales ajenos a la conciencia, mueven partes de su cuerpo de manera involuntaria, haciendo que estos movimientos tengan una conexión lógica con las creencias, deseos o ideas que se expresan de manera inconsciente”, indica.
El psicólogo de la Universidad de Columbia Británica Ronald Rensink, autor de algunos estudios al respecto, confirma a Maldita.es que “la mayoría de los científicos creen que la tabla ouija se mueve a través de acciones ideomotoras”: “Movimientos controlados por nuestro sistema inconsciente”.
Casanova sostiene que, por lo tanto, la ouija “funciona en la medida que funcionan los mecanismos de los procesos mentales subconscientes o inconscientes”. “En las experiencias personales que he tenido sí que se mueve el vaso: unas veces lento, otras veces rápido, a mi modo de ver dependiendo de las emociones de los participantes”, señala. Según cuenta, cuando ha jugado con personas que estaban “ansiosas por el miedo o la expectativa”, el vaso se mueve más rápido. Pero al hacerlo con gente totalmente incrédula en estos fenómenos, “el vaso no se mueve”.
¿El consumo de pornografía tiene efectos perjudiciales para la salud?
En general, la pornografía se ve a solas y con fines de satisfacción sexual, según algunos estudios. En Maldita.es ya explicamos los efectos positivos que puede suponer la masturbación para la salud, tema muy relacionado con otra de las dudas que nos habéis planteado esta semana: si consumir pornografía puede ser de alguna forma perjudicial para la salud sexual, física o mental. Un consumo normal o esporádico no tiene por qué serlo.
En el caso de que el consumo sea continuo y compulsivo o suponga el único referente sexual, sobre todo en el público más joven, sí podría generar dificultades al mantener esas personas sus propias relaciones sexuales (como problemas de erección), ya que puede llevar a crear expectativas irreales y a la frustración que esto conlleva.
Según explican los sexólogos y psicólogos consultados por Maldita.es, en los últimos años, en especial en los meses de confinamiento por COVID-19, ha habido un claro aumento del consumo de pornografía. Además, a edades cada vez más tempranas.
En palabras del sexólogo y miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS) Iván Rotella Arregui, este contenido puede ser perjudicial en el momento en el que el espectador (normalmente hombre) cree que refleja la realidad de cómo son las relaciones sexuales, la erótica, el deseo de la pareja o su respuesta sexual. ”Tratar de aprender sobre relaciones viendo porno es como intentar aprender escalada viendo películas de Spiderman”, señala Rotella a Maldita.es. Aurora Gómez, psicóloga clínica, coincide y añade que “lo que ocurre con la pornografía es que actualmente no está funcionando como una herramienta para ayudar al deseo, sino como una máquina para construirlo”.
De ahí la importancia de la madurez del espectador: no es lo mismo que se utilice este recurso visual para excitarse cuando ya se sabe lo que es el placer, en el caso de los adultos, que hacerlo antes de haberlo experimentado, en el de los más jóvenes. “Al final, condiciona completamente la visión de qué es el placer y cómo ‘debería ser’ una relación sexual satisfactoria”, añade.
No hay que olvidar que la pornografía es ficción y esto puede crear frustración en caso de ser el único o principal patrón de conocimiento sexual, al no cumplirse determinadas expectativas, “tanto por el tipo de cuerpos, que en estos vídeos son normativos e imposibles; como por la clase de posturas que se practican, muchas veces auténticas acrobacias que no dan placer y el tipo de relación que se visualiza, en general”, señala Gómez.
“Las personas funcionamos por respuestas condicionadas: si hay una única fuente de estímulo sexual y es muy concreta llega un momento en el que solo va a haber excitación de esa manera”, señala a Maldita.es Francisca Molero, médica sexóloga y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS). Por eso muchos hombres jóvenes o consumidores compulsivos de pornografía no son capaces de tener relaciones, no consiguen que haya erección o no encuentran la motivación suficiente porque están acostumbrados a estímulos más ‘intensos’.
Entre el resto de posibles consecuencias negativas, hay estudios que señalan que existe asociación entre la exposición a la pornografía y las relaciones sexuales sin preservativo en los adolescentes y que quienes lo consumen habitualmente podrían presentar “más conductas sexuales agresivas y una mayor aceptación de la violencia en el noviazgo”. Apuntan, sin embargo, que se requiere más evidencia empírica para poder obtener resultados concluyentes, como explican Gemma Mestre-Bach, investigadora postdoctoral en la Universidad Internacional de la Rioja, y Carlos Chiclana Actis, psiquiatra, en The Conversation.
Gómez opina que, al final, la gente se olvida de cuál es el fin último de la pornografía: alimentar el deseo. Lo ideal, según las expertas, es abrir el abanico de posibilidades. “Exponerse a diferentes estímulos por curiosidad, para aprender, lleva a una sexualidad divertida y variada. Por ejemplo, ver esporádicamente un trocito de película porno clásica, oír y leer fragmentos de audio o literatura eróticos, incidir en el tema de la imaginación…”, propone Molero. “Todo eso nos ayuda a entender cómo somos sexualmente, qué nos excita y ser conscientes de que hay una enorme variedad de estímulos que pueden activarnos”, concluye.
“No se trata de demonizar las fantasías, sino de que sepamos dónde llevan”, reflexiona Gómez. Para ello, Gerard Cebriá León, vocal de la Asociación Española de Sexología (AES), propone a quien quiera seguir consumiendo este contenido realizar una mirada empática sobre lo que se está viendo en la pantalla, lo que ayudará a entender qué partes nos quieren vender como satisfactorias, siendo en realidad una performance. "En definitiva, estar atentos al lenguaje verbal y corporal, poner el respeto y el consentimiento en el centro de la relación, con libertad para detener el acto en cualquier momento, son claves para obtener una relación sana y satisfactoria para todas las partes implicadas”, concluye.
¿Es bueno para los granos que les dé el sol? ¿O es malo porque deja marcas?
Con la llegada del verano, aumentamos la exposición de nuestra piel al sol y con ello, también la de los granitos que puedan salir en la cara. Pero, ¿qué supone eso para nuestra piel? Tiene efectos positivos y negativos, aunque no hay mucha literatura científica al respecto.
Primero tenemos que aclarar que una parte de la radiación que nos llega del sol (recuerda: los rayos solares pueden quemar la piel a la sombra) “puede tener efectos antimicrobianos”, pero también recibimos radiación ultravioleta que provoca enfermedades de la piel, explica a Maldita.es Inés Escandell, dermatóloga estética y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.
La radiación solar, añade Escandell, “tiene ciertos efectos antiinflamatorios a nivel cutáneo en general”. Lo indica también a Maldita.es Adrián Alegre, dermatólogo miembro de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV): “La radiación ultravioleta que emite el sol tiene cierto poder antiinflamatorio y eso puede ocasionar que las lesiones de acné activas mejoren durante épocas de exposición solar como el verano”. Sin embargo, la mayoría de estudios acerca de los efectos de la radiación sobre el acné, en general, ofrecen resultados poco concluyentes y no se considera un tratamiento que aporte importantes beneficios en general”, matiza la dermatóloga.
En cambio, sí se sabe que la radiación ultravioleta tiene grandes efectos nocivos a corto plazo como “la aparición de manchas si nos exponemos al sol con una lesión inflamada, como podría ser un granito”. A largo plazo, produce aparición de manchas, arrugas y cáncer cutáneo, aclara Escandell. Por su parte, Alegre señala que la luz solar “puede ocasionar hiperpigmentaciones en zonas de la piel que han estado inflamadas, por lo que la exposición excesiva puede generar marcas oscuras como secuelas postacné”. Ahora bien, estas hiperpigmentaciones “no llegan a ser cicatrices y desaparecerán con el tiempo”, aclara.
Las mejoras en el acné se suelen asociar con ir a la playa, aclara Escandell, por los efectos antiinflamatorios ya explicados y por “la ausencia de estrés y la liberación de endorfinas que se produce cuando nos exponemos al sol”. Por todo eso, el verano puede “ayudar mucho a mejorar el acné”, concluye la dermatóloga. En cualquier caso, recuerda que aplicarse protección solar en la piel es la forma más sencilla y eficaz de protegerla de sus potenciales efectos dañinos. En este artículo recopilamos bulos, mitos y dudas sobre el cáncer de piel.
¿Es verdad que la lechuga sienta mal por la noche y es mejor comer canónigos u otras hojas?
El verano también es la época de las ensaladas, platos en los que la lechuga suele ser la gran protagonista. Nos habéis planteado si comerla de noche en vez de por la mañana hace que siente mal y si es mejor optar por los canónigos u otras hojas. La respuesta corta es que no hay evidencia de que la lechuga tenga peores efectos de noche que de día y que su composición nutricional es muy similar a la de los canónigos.
La creencia de que la lechuga puede sentarnos mal a determinadas horas del día no está basada en ninguna evidencia científica. Algunos estudios sí han analizado los efectos de comer lechuga sobre la sensación de hinchazón del estómago y malestares leves similares.
Un estudio científico hecho en sólo 12 personas analizó el volumen de gas y la distensión abdominal (el abdomen se siente lleno y puede parecer hinchado) tras comer lechuga. El experimento vio que había distensión abdominal y se producía gas “por la llegada al colon de hidratos de carbono resistentes a la digestión que las bacterias intestinales fermentaban produciendo gas, pero era una cantidad normal”, explica a Maldita.es Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y nutricionista. La distensión abdominal no se debía al volumen de gas, “sino a un descenso del diafragma, acompañado inevitablemente por una redistribución del contenido abdominal”.
Por lo tanto, según los autores del estudio, la lechuga sí produce una distensión abdominal, pero no por un incremento en el gas “sino por una respuesta condicionada, aunque no pudieron establecer los mecanismos por los que los sujetos habían desarrollado esa respuesta. Si se les enseñaba a controlar la actividad de la pared abdominal, eran capaces de reducir esa distensión”, añade Robles. Así que es posible que tras comer lechuga sintamos que nos hinchamos y tal vez eso no nos pasa con otros vegetales, pero puede ser una respuesta aprendida.
Otro estudio encontró que “un componente de la lechuga, la lactucina, podía tener cierto efecto irritativo en el intestino delgado e incrementar la secreción intestinal, aumentando el contenido de agua. Esto podría afectar y desencadenar esa respuesta abdominal anómala”, cuenta la nutricionista, que tampoco ha encontrado datos ni estudios que avalen que la lechuga pueda sentar peor por la noche que en otros momentos del día.
Respecto a la comparación de la lechuga con otras hierbas cuyas hojas comemos, como los canónigos, la Federación Española de Nutrición y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación editaron en 2018 un documento con las características nutricionales de los principales alimentos de nuestra dieta. Esto permite comparar la lechuga con alimentos similares como los canónigos. En este caso podemos comprobar que su composición nutricional es muy similar, con alto contenido en agua y pocos hidratos de carbono, proteínas y grasas, aunque los canónigos tienen más vitaminas, potasio y yodo.
La escarola también tiene una composición nutricional muy similar a la lechuga aunque entre las diferencias destacan una mayor cantidad de potasio, vitamina A y de un tipo de vitamina B (folatos).
La col lombarda, una vez más, tiene un perfil nutricional parecido a la lechuga pero destaca por una alta concentración de vitamina C y folatos.
El repollo también tiene muchas similitudes nutricionales con la lechuga pero, como el resto de variedades de coles, es una gran fuente de vitamina C y folatos.
Las espinacas, otra alternativa a la lechuga en la ensalada, tiene aporta algo más de energía (calorías) y proteínas pero su principal valor nutritivo es el alto contenido en minerales y vitaminas.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita psicóloga Arabel Casanova y la dermatóloga Inés Escandell.
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