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MALDITA CIENCIA

Por qué los rayos solares pueden quemar la piel a la sombra (aunque estemos más protegidos)

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Ha llegado el verano, y quizás, para los y las que tengan más suerte, también esas merecidas vacaciones. Tumbados en una playa, haciendo excursiones montañeras, disfrutando de ríos y lagos: el compañero de nuestro relax y actividades al aire libre siempre es el sol.

Pero nuestra estrella preferida puede ser peligrosa: organismos como los Centros para el Control de Enfermedades de los EEUU nos recuerdan que “la exposición a los rayos ultravioleta (UV) causa la mayoría de los casos de melanoma, el tipo de cáncer de piel más mortal. Para reducir su riesgo de cáncer de piel, proteja su piel del sol y evite el bronceado en interiores”.

Pero nos habéis preguntado por una duda muy común: ¿es posible quemarse también cuando estamos a la sombra?

Es verdad que “en la sombra recibimos menor cantidad de UVA y UVB”, los dos tipos de rayos ultravioleta que nos alcanzan, dice nuestra maldita dermatóloga Inés Escandell, que nos ha prestado sus superpoderes (aquí la Asociación Española de Dermatología y Venereología nos explica la diferencia) pero eso no supone una protección absoluta.

“Dependiendo de dónde nos encontremos, también a la sombra recibiremos más o menos radiación. Por ejemplo, cada tipo de suelo refleja un porcentaje diferente de ultravioleta, y mientras que el asfalto solo refleja aproximadamente el 2% de la radiación, superficies como la arena (17%) y en especial la nieve (85%) reflejan porcentajes más importantes de radiación y en ese caso también podríamos quemarnos”. Por lo tanto, cuidado: en la sombra estamos más protegidas, pero no del todo.

¿Y si "la sombra" nos la proporciona la ropa que llevamos puesta? Aquí también nos saca de dudas Escandell: “No todos los tejidos protegen por igual. En general, las telas con una trama menos densa protegen menos que aquellas con trama más densa (una camisa de lino protege menos que una camiseta gruesa de algodón), y los colores también influyen. Con colores claros como el blanco o el beige es más fácil que nos alcance la radiación, mientras que colores como el negro o azul marino protegen más".

Las telas también pueden tratarse con productos para ofrecer una protección mayor, por eso se venden camisetas o sombrillas con índice de protección que se conoce como UPF. Este tipo de prendas son evidentemente las que mejor van a proteger del sol”. Sin embargo, cuidado: como nos advierten los CDC estadounidenses, “una camiseta normal ofrece un nivel de protección mucho menor que el FPS (filtro protección solar) 15, así que también debe usar otros tipos de protección”.

Y ¿cómo sabemos cuánto estamos protegido si nos ponemos una crema solar? Hay muchos productos diferentes de protección, y es muy complicado decir cuánto aplicar, nos explica Escandell. “Depende de la cantidad aplicada, de si nos mojamos/secamos, del sudor… Pero, por lo general, si la aplicamos correctamente, es decir, 2 miligramos de crema por centímetro cuadrado y en toda la superficie expuesta, debería durar algunas horas”. Si hacemos la cuenta, nos advierte la dermatóloga, es una gran cantidad de crema (aquí un enlace donde podéis hacer fácilmente la cuenta). Y añade: “La mayoría de veces no aplicamos la cantidad suficiente o de la forma más homogénea posible”.

Así, que a untarnos crema, a palmadas. Y recordad: “En las horas de mayor incidencia solar (11:00-16:00) se debe evitar la exposición prolongada. Además, es necesario utilizar una cantidad adecuada de crema en todas las zonas expuestas, utilizar prendas de vestir (preferiblemente tupidas o con protección UPF) y buscar la sombra de árboles, edificios o sombrillas (mejor si tienen factor de protección)”, concluye Escandell.

Aquí puedes consultar una guía de la American Cancer Society sobre qué hacer para protegernos de los rayos UV. Y aquí abajo, un tuit del departamento de salud de EEUU sobre cómo saber si te has pasado con el sol y tienes síntomas de insolación.

Para la redacción de este artículo, nos ha prestado sus superpoderes Inés Escandell, dermatóloga.

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Primera fecha de publicación: 14/7/2020.


Primera fecha de publicación de este artículo: 30/07/2020

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