En lo que se refiere al agua, parecería que hay poco que contar: beberla en abundancia nos mantiene hidratados y no hay nada más refrescante en los calores veraniegos. Ahí está ella siempre a nuestra disposición, transparente, humilde, sin pretensiones...
Y aún así, es probablemente una de las mayores fuentes de bulos relacionados con la salud que nos podemos encontrar: que si beberla caliente desintoxica, que si con limón cura el cáncer, que si alcalina, que si hidrogenada, que si dos litros al día... Vamos a dar un repaso a todas esas cosas que se dicen del agua y que no tienen base científica. Contenidos como este los puedes ver cada viernes en nuestra newsletter exclusiva semanal en Flipboard.
Beber agua del mar no es sano y puede deshidratarte
Uno de los temas por los que más nos preguntáis es sobre los supuestos beneficios de beber agua del mar: adelgaza, es antibacteriana, desintoxica y de todo. ¿Es verdad? ¡No! No podemos repetir esto lo suficiente: beber agua de mar no es bueno para la salud y de hecho ni siquiera hidrata, sino que aumenta el riesgo de deshidratación, lo cual es un riesgo mayor de lo que lo serían sus supuestos beneficios (en caso de existir).
Esto ocurre porque el agua del mar tiene una concentración de sal más alta que la del plasma de la sangre. Nuestro cuerpo tiene un sistema, llamado ósmosis, por el que se regula y consigue que la salinidad del interior y del exterior de nuestras células sea la misma. Al beber agua de mar, la salinidad del exterior de las células aumenta, y por tanto estas expulsan agua de su interior, en el intento de equilibrar su salinidad interior con la exterior. Aquí puedes leer más sobre el bulo del agua salada saludable.
Beber agua antes de acostarse no ayuda a minimizar los infartos
Una de las preguntas que nos hicisteis en relación al agua fue a raíz de una imagen en la que se hablaba de distintos de sus supuestos efectos saludables, algunos de ellos dependiendo del momento del día en el que se beba. En la fotografía se podía leer que "aproximadamente el 90% de los infartos ocurren en la mañana y pueden ser minimizados si se toman 1 o 2 vasos de agua antes de acostarse por la noche". ¿Es esto cierto?
Existen una serie de recomendaciones estándar que se sabe que reducen el riesgo de padecer un infarto: limitar el sobrepeso, controlar el estrés, mantenerse activo, no fumar ni beber alcohol... Puedes encontrar la lista completa en la web de la Asociación Americana del Corazón, en este documento de la Organización Mundial de la Salud o en Medline Plus la web de salud de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Sine embargo, en ninguna de esas recomendaciones aparece beber agua antes de acostarse como método para reducir el riesgo de infarto.
Una hidratación correcta y suficiente es parte de un estilo de vida saludable, pero no hay evidencias de que beber una cantidad concreta o a una hora concreta sea mejor que beber la cantidad que nos pida el cuerpo y a las horas que nos la pida. Te explicamos todo este desmentido en este artículo.
El agua caliente, ¿adelgaza y desintoxica?
Un vasito de agua caliente por la mañana es muy recomendable para desintoxicarnos y para ayudarnos a perder peso, dice un bulo muy extendido por la red. ¿Y es verdad? Pues no.
Lo único parecido a un efecto 'detox' que tiene el agua caliente es que, igual que cuando bebemos una sopa caliente o una infusión, favorece la sudoración y con eso nos ayuda a exudar toxinas y a limpiar los poros de la piel. Sobre que beber agua caliente favorece la pérdida de peso, es obvio que si ese es todo tu desayuno engordar no vas a engordar, pero tampoco hay mucho donde sustentar la afirmación de que adelgaza.
Sí que hay evidencias de que beber agua contribuye al esfuerzo de perder peso y, por otro lado, beber agua contribuye a que el cuerpo regule mejor su temperatura, quemando calorías. En cualquier caso, siguen siendo necesarios más estudios al respecto, y no hay evidencias de que la temperatura a la que se bebe el agua tenga ningún efecto concreto. Puedes leer más sobre el tema en este artículo de Maldita Ciencia.
No, beber agua muy fría no es malo para el hígado ni para el corazón
Parece que nos hubiese hecho algo muy malo el agua fría porque no hacemos más que sacarle faltas y perjuicios para la salud. Hace no mucho explicamos por qué que el agua fría engorde es un bulo, pero hay más.
Esta imagen mezcla en sus textos cosas que son ciertas y cosas que no lo son. Vamos a ir uno a uno.
"Cierra 4 venas del corazón". No hemos podido encontrar información al respecto de esas 4 venas, pero sí algunos casos descritos como muy raros y poco frecuentes en los que al beber una bebida muy, muy fría muy rápidamente, la persona ha sufrido un síncope, es decir, una pérdida transitoria de la consciencia por la falta de riego sanguíneo al cerebro que normalmente se recupera sin mayor complicación.
"Obstruye la grasa del hígado". Este riesgo se asocia a la idea de que la grasa se solidifica con el frío, y por tanto al beber agua muy fría, la grasa de nuestro cuerpo haría lo mismo. Pero no es así, principalmente porque por muy fría que esté el agua en unos pocos segundos su temperatura ya se ha igualado con la temperatura del resto del cuerpo.
"Afecta a las paredes del estómago y del intestino grueso". El interior del estómago contiene ácidos gástricos mucho más corrosivos y agresivos de lo que podría ser el agua fría, y está preparado para soportarlos sin sufrir ningún daño.
"Es la principal causa de ataques al corazón". Quizá esta afirmación provenga de una confusión: sumergirse de golpe en agua fría sí que puede ser causa de lo que se llama el síndrome de hidrocución (lo que siempre hemos llamado corte de digestión), que en los casos más graves puede generar una parada cardiorrespiratoria. Échale un vistazo a este artículo más extenso sobre el tema.
El agua alcalina no regula el pH del cuerpo
El agua alcalina, aseguran los defensores de este tipo de dietas, es un agua menos ácida de lo habitual y por ello ayuda a regular el pH del cuerpo y con ello a mejorar nuestra salud, a prevenir el cáncer y en general a que nos sintamos mejor. Esto es un gran bulo, y vamos a explicar por qué.
La teoría detrás de la dieta y el agua alcalina es que si nuestro cuerpo se acidifica demasiado puede dar lugar a enfermedades y tumores, de forma que para reducir esa acidez conviene beber agua alcalina y llevar una alimentación especial (basada principalmente en frutas, verduras y otros alimentos de origen vegetal) para que nos ayude a mantenernos sanos y de paso, por qué no, a adelgazar. Si el pH del agua pura es de 7 (el agua es neutra, ni ácida ni alcalina), distintos procesos pueden modificarla para aumentarlo hasta 8 o 9.
Pero detrás de todo esto hay mucha palabrería y poca ciencia. Sobre todo porque, por suerte para nosotros, el pH de nuestra sangre no se altera por lo que comamos o bebamos (sí lo hace el pH de la orina). En resumen, no hay evidencias de que ni el agua ni la dieta alcalinas sirvan para prevenir o curar el cáncer. Puedes leer más sobre este tema aquí.
El bulo de los dos litros al día
Este es sin duda uno de los más extendidos y casi nadie lo cuestiona: que debemos beber al menos dos litros de agua al día, el equivalente a 8 vasos. Pero no: no hay ninguna evidencia que lo sostenga. Lo explica muy bien el nutricionista Juan Revenga en este artículo de El Comidista.
En una revisión de artículos publicada en 2002, los autores concluían entre otras cosas que no hay documentación científica que apoye la recomendación de los 2 litros de agua diarios para toda la población, que puede ser excesiva para algunas personas principalmente sedentarias y con poca sudoración poniéndolas en riesgo de hiponatremia (un exceso de agua produce niveles demasiado bajos de sodio en la sangre) y escasa en otros con una gran actividad física y mucha sudoración.
¿Conclusión? Bebe cuando tengas ganas de beber, como te contábamos aquí.
No, el agua con limón no cura el cáncer
También hemos hablado de este tema ya en Maldita Ciencia: el recalcitrante bulo de que el agua con limón puede curar el cáncer. Suponemos que si lo unes al bulo anterior y la limonada está caliente, ¡pues mejor! Pues no. Si te bebes una limonada, que sea porque te apetece, porque no es cierto que cure el cáncer.
El origen del bulo es que hay estudios que sugieren que algunos componentes de los cítricos podrían tener propiedades anticancerígenas (aquí un ejemplo, y aquí otro), pero se trata de estudios preliminares hechos con células cancerosas en un laboratorio, y eso está muy, muy lejos de poder utilizarse como cura del cáncer, da igual que la limonada la bebas en ayunas, caliente o como sea.
Como explicábamos aquí, tampoco hay evidencia científica de que un chupitazo mañanero de agua con limón en ayunas pueda prevenir ninguna enfermedad. "No aumenta las defensas, ni mucho menos depura o detoxifica", explica en este artículo Marián García, farmacéutica y dietista-nutricionista. Con respecto a sus posibles beneficios, añade que son los mismos que obtendremos tomando otros alimentos vegetales surtiditos en cualquier momento del día.
No, no se añade flúor al agua para controlar a la población (como supuestamente hacían los nazis)
Existen algunos posts de Facebook que advierten del riesgo de beber agua que contenga flúor ya que "se trata de una forma encubierta de medicar a la población como se acostumbraba en los campos de concentración Nazi por su efecto tranquilizante”. Esto no es verdad. Sobre si los nazis utilizaban el flúor en los campos de concentración para controlar a los prisioneros… no hay pruebas de ello. Se trata de un argumento que utilizan algunos grupos que se oponen a la fluoración sistemática del agua, pero no hay evidencias que lo respalden.
El flúor es un mineral que en las dosis adecuadas es necesario para mantener una adecuada salud dental. Cuando su aporte en la dieta es insuficiente, se puede tomar la medida de añadir flúor al agua potable de forma que se aumente ese aporte a la población.
Esta medida despierta cierta polémica por varios motivos, que ya te contábamos en este artículo. Sin embargo, añadirlo al agua supone, según este artículo escrito por Isabel Martínez Izán, profesora asociada de la Facultad de Odontología de la Universidad de Barcelona que “el flúor en el agua es el método de aplicación de flúor más equitativo para reducir la prevalencia y severidad de las lesiones de caries en grandes poblaciones, independientemente de su edad y nivel socioeconómico”.
No hay evidencias de que el agua con azúcar cure las agujetas
No hay estudios científicos que sostenga que beber un vaso de agua con azúcar después de hacer ejercicio ayude a evitar las agujetas. Lamentamos informar, además, de que lo mismo sucede con el resto de remedios milagrosos: no hay evidencia de que sean efectivos.
Las teorías sobre qué son exactamente las agujetas han cambiado en las últimas décadas. Antes se pensaba que se trataba del efecto de cristales de acido láctico que se formaban en los músculos y de ahí esa sensación de pequeñas agujas. De ahí proviene el remedio del agua con azúcar, que ayudaría a deshacer esos cristales y prevenir su formación.
Ahora se sabe que esta no es la causa de las agujetas, que se deben en realidad a microtraumas y microrroturas en las fibras musculares. El agua con azúcar deja por tanto de tener sentido, aunque pueda ser utilizado por el efecto placebo que cualquier remedio tiene frente a no usar remedio ninguno. Si te interesa este tema, puedes leer más aquí.
No, no es perjudicial hervir el agua dos veces
La idea de que hervir el agua un par de veces hace que se vuelva perjudicial o tóxica de alguna forma, al aumentar peligrosamente los niveles de sales o sustancias químicas presentes en ella, no es cierta.
“Un litro de agua tiene una cantidad determinada de sales minerales fija. Si ese agua es potable, esas sales no son nunca tóxicas. Si te bebes el litro de agua a sorbitos, te acabas bebiendo -queriendo o no- las sales. Si hierves ese agua, o la rehierves, es cierto que una parte se evapora y las sales están más concentradas. Pero son las mismas sales que había al principio y que te habrías tomado sorbito a sorbito", explica Fernando Gomollón-Bel, químico y divulgador.
¿Por qué se te arrugan los dedos en el agua?
En la superficie de la capa más externa de la piel, la epidermis, hay una capa córnea gruesa que desempeña un papel básico en proteger el cuerpo y limitar la cantidad de agua que perdemos a través de la piel.
"Esta capa tiende a 'súper hidratarse', captando gran cantidad de agua e hinchándose, y eso hace que se marquen los pliegues naturales (las huellas dactilares). No tiene mucha capacidad de retención, por eso desaparece pronto", explicaba a Maldita Ciencia José Carlos Moreno, presidente de honor de la Asociación Española de Dermatología y Venereología. "Es un efecto pasajero y sucede solo en las manos y pies porque aquí la capa córnea es más delgada que en el resto del cuerpo", apuntaba Moreno.
Si te interesa por qué ocurre este fenómeno, puedes leer más aquí.
El agua no se descongela con sal
A comienzos de 2021 y a causa de la nevada que originó Filomena, muchos de vosotros nos preguntasteis por la sal y por qué se usa en situaciones similares. Al contrario de lo que mucha gente cree, la sal no descongela, sino que evita que el agua se congele. ¿Cómo? Al entrar en contacto con esta y mezclarse, consigue que disminuya aún más la temperatura a la que se hiela o solidifica. Es decir, hace falta más frío para que el agua se congele si esta se ha mezclado con sal previamente.
"El contacto sólido-sólido, es decir, entre la nieve o el hielo y la sal, nunca es eficaz para deshacerlos. Para conseguir este objetivo, es necesario que la sal se disuelva en el agua líquida", confirmaba a Maldita Ciencia Ricardo Díaz Martín, decano del Colegio de Químicos y la Asociación de Químicos e Ingenieros Químicos de Madrid. "Una vez sucede esto, ese agua salada baja su temperatura de congelación (en función de la concentración, puede necesitar incluso - 10 ºC para congelarse)", añadía.
Por qué, en principio, es mejor no dar agua a los bebés menores de 6 meses
Otra duda común es si es aconsejable no dar de beber agua a un bebé hasta que tenga 6 meses aproximadamente. ¿Es esto cierto? En principio sí, pero no todo es blanco o negro.
Cecilia Gómez Málaga, vocal de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) señalaba a Maldita Ciencia que los bebés, en principio, no precisan agua porque "se autorregulan bien".
En esto coincide con Ana Isabel Giner, antigua pediatra hospitalaria de atención primaria y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, que opina que aunque es recomendable que el pequeño se alimente e hidrate tan solo a través de la leche materna o de fórmula, hay lugar para las excepciones. "La pauta de 'prohibir' la ingesta de agua de los lactantes me parece muy rígida. Por eso los que hemos trabajado muchos años en Atención Primaria, damos siempre normas escritas, pero depende del tipo de familia, de su forma de actuar, de su ansiedad, de si es verano etc., somos algo más 'elásticos'", asegura.
Sin embargo, como decimos, en principio se recomienda no dar agua a los bebés y, si se percibe que tiene sed, ofrecerle leche en su lugar. El porqué lo explicamos con más detalle en Maldita Ciencia.
Mitos y bulos sobre piscinas: ni los ojos se ponen rojos (solo) por el cloro ni los niños son los únicos que se mean en en el agua
Allí donde no hay playa (vaya, vaya), buena es una piscina. Los veranos urbanos serían difíciles de soportar si no fuese por ellas, tan llenas de agua fresca como de bulos y viejos mitos. Aquí van algunos de los que ya hemos desmentido en Maldita Ciencia.
Primera fecha de publicación de este artículo: 03/11/2019