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MALDITA EXPLICA

Qué es un funeral de Estado y por qué la misa por las víctimas del COVID-19 no lo fue

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La ausencia de Pedro Sánchez en la misa celebrada el pasado lunes 6 de julio en honor de los fallecidos por la COVID-19 y organizada y convocada por la Conferencia Episcopal Española, ha suscitado críticas por parte de algunos líderes políticos como la del secretario general del PP, Teodoro García Egea, o la del candidato a lehendakari por el PP y Ciudadanos, Carlos Iturgaiz. Este último se refería a la misa celebrada en la catedral de la Almudena como un funeral de Estado, algo que no es cierto como ya os contamos en Maldita.es. 

¿Qué es un funeral de Estado?

Desde Maldita.es nos hemos puesto en contacto con Carlos Fuente, periodista y doctor en Protocolo, quien, para España, define funeral de Estado como “una misa celebrada por petición expresa de la Jefatura del Estado o de la Presidencia del Gobierno”. Los invitados que asistan a la misa serán los definidos por la Presidencia del Gobierno y no por la Iglesia, cuya única función en este caso es de carácter episcopal y litúrgico.

Por lo tanto, es un error llamar "funeral de Estado" a la misa que convocó la Conferencia Episcopal Española el pasado lunes 6 de julio al no haber sido convocada por el Gobierno, sino por una autoridad eclesiástica. Los invitados, así como las autoridades, en palabras de Fuente, deciden libremente si asistir o no.

Hasta la fecha, todos los funerales de Estado que se han celebrado en España han sido católicos. No obstante, como explica el doctor Fuente, el rito de culto religioso elegido para celebrar un funeral de Estado lo decidirá la familia del fallecido, en función de sus creencias, en consonancia con lo que recoge la disposición adicional cuarta del Reglamento de Honores Militares.

Según Fuente, desde hace unos años no se han celebrado funerales de Estado debido a que el rey Felipe VI “ha defendido en todo momento la aconfesionalidad del Estado”. 

España, un Estado aconfesional

De acuerdo con el artículo 16.3 de la Constitución española, “ninguna confesión tendrá carácter estatal”, esto es, el Estado español no tiene potestad para imponer una religión a los ciudadanos del país. En este sentido, según el doctor Fuente, esto ha hecho que cada vez se celebren menos funerales de Estado, por la vinculación que tienen con la Iglesia católica.

Por este motivo, se ha modificado el nombre de funeral de Estado y se ha optado por ceremonia religiosa en recuerdo a los fallecidos. De esta forma, tal y como comunicó Pedro Sánchez el pasado 17 de junio en el Congreso de los Diputados, el acto que tendrá lugar en la plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid el próximo jueves 16 de julio en memoria de las víctimas de la pandemia, será una ceremonia de Estado. Por lo tanto, no sería correcto hablar de funeral de Estado.

Carlos Fuente lo define como un “acto cívico” promovido por el Gobierno de España y con presencia de las altas autoridades del Estado y las comunidades autónomas, al igual que aquellas personas que los organizadores consideren idóneas, en aras de recordar a las víctimas de la pandemia y rendir homenaje a aquellos que han estado en los diferente frentes luchando contra la COVID-19.

Los funerales de Estado en España

Desde la Transición se han celebrado varios funerales de Estado. El último fue el del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, el 31 de marzo de 2014, ocho días después de su muerte. El funeral, que tuvo lugar en la catedral de La Almudena, fue presidido por los reyes de España, en aquel tiempo Juan Carlos I y Sofía, y además asistieron distintas autoridades nacionales e internacionales, así como familiares de Suárez.

El primer funeral de Estado de un expresidente de España tuvo lugar en 2008 con motivo de la muerte de Leopoldo Calvo-Sotelo

Relacionados con la monarquía ha habido otros dos funerales de Estado, los de los padres del rey, María Mercedes de Borbón y Orleans, en el año 2000, y el de Juan de Borbón, en 1993. 

Otros funerales de Estado ocurridos en la historia reciente de la democracia han sido el celebrado por las víctimas del 11-M, en 2004 y el que recibieron los fallecidos en el accidente del Yak-42, en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en el año 2003.

Sin embargo, y en contradicción a lo que apuntaron algunos medios (puede verse aquí y aquí), la misa celebrada en la catedral de La Almudena de Madrid en el décimo aniversario del 11-M no puede considerarse funeral de Estado, al no tratarse de un funeral sino de un homenaje a las víctimas. De esta forma, lo correcto sería llamarlo “Misa solemne de homenaje y recuerdo a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo, con motivo de su X aniversario”, tal y como atribuyó la Casa de su Majestad el Rey según explica el doctor en Protocolo, Carlos Fuente.

Primera fecha de publicación de este artículo: 09/07/2020

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