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De educación mediática a una policía cibernética: los esfuerzos de España, Ucrania y Rumanía para proteger a los menores de la violencia digital y los desafíos de la IA

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Tiempo de lectura: 53 minutos
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Claves:
  • Cada vez hay más formas de violencia digital y más preocupación a escala mundial sobre la exposición de los menores a todas ellas. El desarrollo de la inteligencia artificial añade capas de complejidad al problema
  • Esta investigación analiza qué iniciativas sociales e institucionales para crear espacios seguros para niños y adolescentes funcionan, y cuáles son sus limitaciones, en países europeos como España, Ucrania y Rumanía
  • Los promotores de proyectos sociales, educativos y culturales reivindican un mayor apoyo institucional y de financiación, mientras que los administradores de las líneas directas de denuncia reconocen que falta una cultura de confianza y concienciación

Clases de alfabetización mediática para profesores y padres en Rumanía, teatro participativo en España y líneas de atención telefónica y policía cibernética en Ucrania: estas son solo algunas de las soluciones que las organizaciones e instituciones están poniendo en marcha contra las formas de violencia digital en constante evolución a las que se enfrentan cada vez más los niños y adolescentes.

Desde el cyberbullying y el ciberacoso, la exposición a contenidos nocivos y el discurso de odio, hasta el abuso y la explotación sexual infantil en línea, las estadísticas muestran que estas formas de violencia están en aumento, y la seguridad digital de los ciudadanos más jóvenes se ha convertido en una preocupación mundial. El acelerado desarrollo de la inteligencia artificial no hace más que añadir complejidad, generando nuevas formas de ciberviolencia, como los desnudos y el porno deepfake, que no hacen más que agravar los ya graves riesgos emocionales y psicológicos que conlleva el tiempo prolongado frente a la pantalla. 

Para muchos padres y educadores, el mundo digital resulta abrumador. Un Eurobarómetro Flash de 2023 mostraba un consenso del 82% de los encuestados sobre que las herramientas como el control parental ya no son suficientes para garantizar la seguridad de los niños en internet. Los colegios apenas están empezando a enfrentarse a las complejas formas de violencia que los niños experimentan en su vida cotidiana, mientras que las autoridades, que a menudo no son conscientes del problema o no tienen los medios necesarios, luchan por responder. La legislación va a la zaga y las empresas tecnológicas siguen en su mayoría en silencio sobre las amenazas que se perpetúan en sus plataformas y redes. 

En este complejo contexto, ¿de qué herramientas, leyes o medidas de protección disponemos contra las formas cada vez más amplias de violencia en línea que afectan a millones de jóvenes? ¿Qué es lo que realmente funciona y cómo podemos, como sociedades, construir espacios en línea más seguros y solidarios para los niños y adolescentes?

Cómo mantener a los menores a salvo de la violencia digital y los desafíos de la IA

Este reportaje es el primero de una investigación internacional llevada a cabo por Maldita.es (España), Scena9 (Rumanía) y Rubryka (Ucrania). El proyecto explora la problemática de la violencia digital y su impacto en menores, así como las diferentes iniciativas que buscan identificar soluciones, prevenir estas situaciones y proteger a las víctimas. Esta investigación se ha desarrollado gracias al apoyo de Journalismfund Europe y a la mentoría y el apoyo de Transitions.

¿Cómo afecta la violencia digital a los menores? Hechos y cifras

Un niño rumano de 12 años fue engañado por algunos compañeros mayores del colegio, que le pidieron que mostrara sus genitales ante la cámara del teléfono. Le fotografiaron y compartieron las imágenes en varios grupos de WhatsApp, humillando y chantajeando al niño. En España, 16 chicas de secundaria denunciaron que sus imágenes habían sido modificadas con IA para mostrarlas desnudas. El material, creado por un menor, se distribuyó en las redes sociales y en una página web. En Ucrania, un desconocido le ofreció un trabajo a una chica. La esencia del trabajo consistía en que la chica tenía que tomar y publicar sus fotos íntimas en un canal de Telegram.

Son casos en apariencia diferentes, pero todos ellos representan formas de violencia digital que niños y adolescentes están sufriendo cada vez más en los últimos años. Los menores de hoy en día crecen rodeados de tecnología y, a menudo, dominan los dispositivos antes de saber hablar. Muchos de ellos tienen su propio smartphone a los 10 años, y una gran parte están expuestos a las pantallas desde que son bebés. 

A los 12 años, entre el 75% y el 97% de los niños europeos suelen tener su propio smartphone. Según un estudio realizado en 19 países europeos, el 80% de los niños de entre 9 y 16 años utilizan su teléfono a diario o casi a diario para conectarse a internet, y el tiempo que pasan conectados sigue aumentando. De media, un niño de 12 años de la UE pasa entre tres y cuatro horas al día conectado a internet, pero las cifras reales pueden ser considerablemente superiores. El 27% de los niños y adolescentes rumanos encuestados por Save the Children recientemente admitieron que pasan alrededor de seis horas al día frente a la pantalla.

Detrás de esas pantallas hay riesgos y peligros con una característica particular: la violencia digital nunca termina, dura las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Un estudio de 2022 dirigido por la Universidad Internacional de La Rioja reveló que el 6% de los adolescentes en España sufren ciberacoso constante; las niñas son, en gran medida, más propensas a sufrirlo de forma continua, en comparación con los niños.

Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 17% de los niños europeos de entre 11 y 15 años han sido acosados por sus compañeros en internet. Desde 2018, esta cifra no ha dejado de crecer. España ha registrado una prevalencia del 57,5% en el ciberacoso, la más alta entre los demás países analizados en un estudio realizado por Frontiers in Public Health. La mitad de los niños rumanos también admiten haber sido humillados o acosados en internet, y en Ucrania, la violencia en línea contra los niños se ha agravado tras la invasión de Rusia.

Entre las formas de violencia digital que experimentan los jóvenes en su vida cotidiana, las relacionadas con el abuso sexual son extremadamente frecuentes y peligrosas. El último informe de Internet Watch muestra un aumento de las imágenes de abuso sexual infantil alojadas en la UE y que “cada 108 segundos, un informe [supervisado por la organización] mostraba a un niño siendo abusado sexualmente” en línea. En la mayoría de los casos, las imágenes utilizadas son “autogeneradas”, lo que significa que un niño ha producido imágenes o vídeos de sí mismo.

Al mismo tiempo, colegios de todo el mundo, incluidos España, Rumanía y Ucrania, se enfrentan a una “epidemia” de desnudos deepfake. Los estudiantes, especialmente los chicos, están utilizando la IA generativa para crear fotos deepfake de desnudos de sus compañeras o vídeos pornográficos sintéticos, que comparten sin ningún tipo de consentimiento en conversaciones privadas, en redes sociales o en sitios web de contenido para adultos.

Junto con el aumento del tiempo que los jóvenes pasan en las redes sociales, la exposición a tal diversidad de violencia digital tiene un impacto significativo en su salud mental. Pero a pesar de las impactantes estadísticas, no siempre se enseña a los niños y adolescentes cómo mantenerse seguros en Internet. Las familias, las escuelas y las instituciones luchan por lidiar con las complejidades que permiten la proliferación del ciberacoso, el grooming, la sextorsión, la pornografía vengativa, los desnudos deepfake y otros.

Buscamos soluciones eficaces en España, Rumanía y Ucrania. Estas soluciones apelan a la cultura, la tecnología y la legislación, ya que la violencia digital no es un problema único, sino una intrincada red de problemas y retos que afectan a nuestras vidas de una forma sin precedentes.

Teatro y otras apuestas culturales contra el cyberbullying y la violencia digital

En España se están impulsando diferentes iniciativas culturales y educativas para sensibilizar y prevenir el ciberbullying y otras formas de violencia digital entre menores. Una de las más destacadas es el teatro, que genera experiencias inmersivas capaces de despertar empatía y favorecer la reflexión. 

Es el caso de la obra Aulas, del dramaturgo Carlos Molinero, que se ha representado en España unas 39 veces en tres años para unos 4.800 espectadores y permite al público interactuar a través de WhatsApp y decidir el final. Así, logra que los espectadores se sitúen en roles que nunca habían experimentado. Otras producciones, como Girls Like That, adaptación de una obra del dramaturgo británico Evan Placey por la compañía catalana Càlam sobre difusión de imágenes íntimas sin el consentimiento de la protagonista, o La Liga Contra el Bullying, con magia y participación infantil, de la compañía Espectáculos Educativos, abordan problemáticas reales en un lenguaje cercano a los jóvenes. Esta última compañía, desde la pandemia de la COVID-19, hace de media entre 150 y 300 pases de todas sus obras al año.

Representación de la obra ‘Girls Like That’. Fotógrafo: Henry Sorribes (cedida).

Los expertos consultados por Maldita.es coinciden en que estas iniciativas deben ir acompañadas de recursos educativos para afianzar los conceptos y aprendizajes de las representaciones. Girls Like That entrega un dossier al equipo docente con el que pueden seguir desarrollando actividades dentro del aula; y los autores de Aulas han desarrollado un cuaderno pedagógico interactivo con materiales y actividades con el mismo fin. Además, en ambos casos, tras la representación, tiene lugar una charla.

El teatro participativo fomenta la comunicación, la creatividad y la gestión de conflictos, generando cambios positivos en actitudes y comportamientos. Además, técnicas parateatrales desarrolladas por asociaciones como AEPAE, la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar, han demostrado utilidad para empoderar a las víctimas: a través de herramientas corporales de asertividad, campamentos y psicodrama, los menores mejoran su autoestima, capacidad expresiva y seguridad frente al acoso. 

“Se ve una evolución a nivel de actitud corporal y verbal. Ya no son niños que simplemente levantan la cabeza y te miran, ahora son capaces de expresar sus pensamientos, sus sensaciones, sus emociones”, explica Goyo Pastor, cofundador de AEPAE y profesor de arte dramático de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de la Comunidad de Madrid (RESAD).

Según un estudio de 2023 sobre los efectos del psicodrama en la salud de las adolescentes, esta técnica demostró efectos positivos en varios aspectos de la salud mental y social, incluyendo la reducción de ansiedad, depresión, hiperactividad, frustración y trastorno oposicionista desafiante, además de mejoras en la regulación emocional, agresividad, habilidades para resolver conflictos, perdón, autoestima y comunicación.

Aparte del teatro, también se proponen otros recursos basados en la cultura para prevenir y educar. Organizaciones como PDA Bullying trabajan con series, como Adolescencia o Skam, y recomiendan leer novelas, como La Guarida o El infinito en tus manos, que permiten reflexionar sobre dinámicas de poder, humillaciones online y uso responsable de la tecnología. Estos materiales incluyen guías didácticas y actividades para docentes y familias, lo que facilita su integración en el aula. La investigación respalda su eficacia, especialmente cuando se acompañan de debates y ejercicios posteriores al visionado o la lectura.

Asimismo, se desarrollan programas formativos, campamentos y talleres dirigidos a menores, familias y profesorado. Es el caso de iniciativas como E-tic (impulsada por la Fundación Diario de Navarra) y su programa sobre educación y bienestar digital, que lleva activo tres años en centros docentes de Navarra (España) y del que se han beneficiado más de 3.600 alumnos y alumnas. Nerea Tollar, coordinadora educativa de E-tic explica que el objetivo del proyecto es “entrar en los colegios a formar a los alumnos, pero también a las familias”, promoviendo un uso consciente y seguro de internet. Otras iniciativas son Campus Fad o Te pongo un reto, que ofrecen formación práctica sobre riesgos digitales (ciberbullying, grooming, sextorsión o discursos de odio). 

No obstante, estas propuestas enfrentan limitaciones que reducen su alcance: la ausencia de apoyo institucional, la falta de integración en los planes de estudio y los elevados costes de muchas actividades. Los expertos coinciden en que, para potenciar su impacto, sería necesario incluirlas en el currículo escolar, establecer mecanismos de evaluación y asegurar financiación pública que garantice su continuidad y accesibilidad.

Inteligencia artificial y tecnología: un problema y una solución al ciberacoso

La violencia online contra menores adopta nuevas formas a medida que se incorporan nuevas tecnologías como la inteligencia artificial. “Sabía que estas herramientas existían, pero nunca imaginé que fueran tan accesibles, ni que pudieran usarse con esta impunidad entre menores. Y menos aún, que un día algo así tocaría directamente a mi hija”. Así describe Miriam Al Abid a Maldita.es su experiencia: su hija es una de las víctimas del caso de difusión de desnudos creados con IA en Almendralejo (Extremadura, España), que afectó a 22 menores en 2023. Los identificados como responsables también eran menores. 

Maldita.es ha recopilado al menos 14 casos denunciados de creación de contenidos sexuales con IA de menores en España que han tenido lugar entre 2023 y 2025. Según un informe de 2025 de Save The Children, el 20% de los jóvenes españoles afirma que alguien compartió con otras personas imágenes creadas con IA para mostrarle desnudo, siendo menor de edad y sin su consentimiento (el 21% en chicas, el 18% en chicos). 

Es un problema global: un estudio del Internet Watch Foundation de 2023 analizó un foro de la dark web y en solo un mes encontró 11.108 imágenes creadas con IA sospechosas de infringir algún delito relacionado con el abuso sexual infantil. Y es que cada vez es más fácil y accesible hacerlo. Existen apps móviles disponibles en las tiendas de aplicaciones, sitios web especializados en deepfakes, bots en Telegram que desnudan imágenes, e incluso herramientas de generación de imágenes con IA, como Grok, que permiten crear contenidos que sexualizan a personas.

Esos contenidos sexuales creados con IA pueden constituir un delito de pornografía infantil e impactar en la salud mental de los menores y que, además, les convierte a su vez en víctimas de la desinformación: esas imágenes no reflejan en realidad sus cuerpos ni de sus acciones. "Se desinforma, se manipula y se destruye la reputación de la víctima de la misma manera que lo hace el revenge porn (porno de venganza) o la sextorsión", explica Rocío Pina, profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y del grado de Criminología de la Universitat Oberta de Catalunya. 

La IA está por tanto en el centro actual del problema (también se está usando IA para perpetrar ciberacoso a través de memes y stickers humillantes o perfiles falsos que suplantan la identidad de las víctimas), y en muchos casos son los propios menores quienes las usan contra otros niños y adolescentes. “[Los menores] tienen demasiado acceso a herramientas de IA sin estar preparados para ello, además ni siquiera sus padres saben cómo funciona”, considera Laura Cuesta, profesora de cibercomunicación y nuevos medios en la Universidad Camilo José Cela de Madrid. 

Pero, en la otra cara de la moneda, también puede ser parte de la solución. Una de las iniciativas que se desarrollan en España basadas en IA es Sof-IA, el chatbot de IA de la fundación Fad Juventud. Este chatbot “atiende consultas relacionadas con el consumo de sustancias, así como sobre malestar emocional, en las que también se incluyen situaciones de violencia digital”, según explican desde la fundación a Maldita.es, y está diseñado para jóvenes que “no quieren o no se atreven a escribir a un servicio atendido por una persona o prefieren el anonimato del chat”. Desde su lanzamiento en 2024, Sof-IA ha atendido más de 800 consultas, según la fundación, aunque la iniciativa aún tiene limitaciones como la falta de interactividad, contenidos “algo breves o simples”, y que el chatbot solo está implementado en Telegram.

Fuente: Fad Juventud.

Otra propuesta es DEL.IA, un asistente contra delitos de odio desarrollado por estudiantes del Máster en Lenguaje e Inteligencia Artificial de la Universidad Autónoma de Madrid. Su objetivo es asesorar a los usuarios para denunciar delitos de odio en entornos físicos y digitales, donde nos podemos encontrar con haters, trols y discursos de odio. El asistente utiliza reconocimiento de voz para “guiar a la víctima de forma empática”, según la web del máster. La iniciativa fue lanzada en 2025, así que aún no hay cifras disponibles del impacto del proyecto ni de su proyección, pero en general hay que recordar que cualquier proyecto de IA puede tener las limitaciones asociadas a esta tecnología (errores, alucinaciones y sesgos).

Además de las posibles soluciones con IA, hay iniciativas que buscan fomentar el pensamiento crítico y la educación digital sobre inteligencia artificial para frenar la violencia digital contra menores. Es el caso tanto de E-tic (enseñan a familias y menores a diferenciar el contenido creado con IA del real) como de Fad Juventud (materiales formativos y cursos para menores, familias y docentes para educar sobre IA a profesores y padres).

Llevando la educación digital y la alfabetización mediática a Rumanía

“Había hombres adultos que comentaban mis publicaciones diciendo que esperaban que me violaran, solo porque me atreví a mostrar mi desacuerdo con algunas publicaciones que incitaban al odio”, escribe una chica de 16 años en un cuestionario creado por el medio Scena9 para este artículo. Otra adolescente relata cómo un exnovio le hizo fotos en secreto mientras se cambiaba de ropa y luego las publicó sin su consentimiento en un canal de Telegram con mil usuarios y se las envió a todos sus amigos y compañeros de clase. 

Otras docenas de adolescentes compartieron sus experiencias con la violencia digital, de la que, según dicen, no tenían a nadie con quien hablar. La mayoría de los que completaron el cuestionario afirman que, en tales situaciones, no acuden a sus padres por miedo a ser culpados y castigados. Quieren más comprensión e información por parte de los adultos sobre temas relacionados con la intimidad y el consentimiento.

El campamento de desintoxicación digital para niños organizado por la ONG rumana «Zi de bine». Foto: Claudiu Popescu.

Al mismo tiempo, la mayoría de los padres, aunque coinciden en que la seguridad de sus hijos en internet es una preocupación importante, no saben por dónde empezar. “Me da miedo poner límites demasiado estrictos a mi hijo y parecer demasiado dura”, dice una madre que participa en un taller organizado por la Asociación Zi de Bine de Rumanía, en un proyecto destinado a combatir diversas adicciones entre los adolescentes, incluida la adicción al teléfono y a las redes sociales

Partiendo de situaciones similares, la asociación desarrolló un proyecto para ofrecer a los padres herramientas concretas: una serie de talleres dirigidos por psiquiatras y psicólogos, así como un campamento de “desintoxicación digital” para adolescentes, en el que pasarían un tiempo sin teléfono móvil. Gabriela Gocan, coordinadora del proyecto centrado en las adicciones conductuales, observó un gran deseo por parte de los padres de encontrar soluciones, dado que algunos de ellos ven cómo sus hijos tiemblan si se les quita el teléfono o se alejan de la relación con los padres como un acto de rebeldía. 

En el futuro, Zi de Bine quiere introducir un componente de alfabetización mediática en este programa para que los jóvenes aprendan a utilizar su tiempo en línea de forma más eficiente, comprendan los mecanismos de las plataformas que utilizan y sepan cómo pedir ayuda si la necesitan.

La educación digital está prácticamente ausente en las escuelas rumanas y, cuando está presente, a menudo no logra conectar con los jóvenes. “Hay personas que no están preparadas que vienen a enseñarnos cómo protegernos [del abuso]”, respondió una adolescente en nuestro cuestionario. Ella cree que la educación sexual y sobre los medios de comunicación debería impartirse desde la escuela primaria: “Me gustaría que estas cosas las enseñaran personas serias, personas que hablen constantemente con los jóvenes para estar al día, personas amables y empáticas con las que se pueda hablar”, añadió.

Aunque en los planes de estudio escolares faltan materias que ayuden a los niños y adolescentes a mantenerse seguros en el entorno digital, varias organizaciones están tratando de llenar estas lagunas esenciales. Cristina Lupu, del Centro para el Periodismo Independiente (CJI, por sus siglas en inglés), lleva desde 2017 organizando cursos de alfabetización mediática con profesores y alumnos de todo el país. El programa, centrado en cómo funcionan los algoritmos y la inteligencia artificial, y en cómo detectar contenidos falsos o deepfakes, cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación de Rumanía. 

Entre estos temas, los mentores también incluyen información sobre la violencia en el entorno digital. Hasta ahora, ha llegado a 10.000 profesores y 290.000 alumnos de 462 escuelas rumanas. El curso tiene una duración de 60 horas y los profesores que lo completan se integran en un programa de mentoría de dos años con reuniones mensuales en las que debaten un tema específico. Asimismo, los profesores integran en sus clases la información y los métodos aprendidos de los especialistas en comunicación digital. La idea del programa es que los participantes se sientan parte de una comunidad de cambio que produce efectos a largo plazo. “Sin embargo, no creemos que la formación sea suficiente. No se puede esperar que con hacer un curso se resuelvan las cosas”, explica Cristina Lupu.

Al mismo tiempo, las escuelas a las que han llegado se encuentran en grandes ciudades con un mayor nivel educativo, donde la gente está más abierta a cuestionar sus propios prejuicios. Pero incluso aquí, culpar a las víctimas forma parte de la mentalidad de muchos profesores. “Sigue siendo difícil porque tienes esta idea: ¿fue también culpa suya? ¿Sabía que no debía hacerlo? ¿Sabía que no debía caminar por la calle de noche?”, explica Cristina. “Un obstáculo importante es comprender que a esa edad es normal [enviar fotos], por mucho que les diga que no lo hagan”.

Escuela de verano sobre alfabetización mediática organizada por el Centro para el Periodismo Independiente de Rumanía. Foto: Andrei Apolzan.

Los programas “Start in Education y “I want in 9th grade”, dirigidos por la fundación internacional World Vision Romania, se encuentran entre las pocas iniciativas que llevan elementos de educación digital a las escuelas de las zonas rurales de Rumanía. Organizan sesiones informativas y de sensibilización sobre todas las formas de violencia contra los niños. Los profesores, los padres y los alumnos reciben folletos con medidas concretas que deben tomar en caso de abuso. 

Por ejemplo, reunir pruebas y acudir a la policía. Sin embargo, la barrera que la especialista en protección infantil de World Vision, Mihaela Voicu, ve en los padres, por ejemplo, es el enfoque disciplinario. “Muchos de ellos siguen considerando que los golpes son un regalo de Dios y que los padres tienen derecho a educar a sus hijos con golpes”, explica. “Se puede imaginar cómo reaccionaría esa madre o ese padre: culparían a la víctima por exponerse, por entrar en discusiones inapropiadas”, enfatiza. En el año 2024, la fundación llegó a través de sus programas a un total de 179.779 beneficiarios: 59.882 adultos y 119.897 niños.

Tanto Cristina Lupu, del Centro para el Periodismo Independiente, como Mihaela Voicu, de la fundación World Vision Romania, creen que el orientador escolar puede desempeñar un papel importante en la gestión de los casos de abuso online en las escuelas. Por un lado, la tarea de gestionar estos casos ya no recaería en el profesor durante la clase, sino en una persona formada para ayudar a un niño afectado, en este caso, por problemas de salud mental. “No le pregunto a ChatGPT: ‘¿Qué debo hacer si...?’. Voy y hablo cara a cara, miro a los ojos a la persona y siento la empatía y la alegría de comunicarme, de tener una conversación humana con alguien, con un profesional que sabe cómo ayudarme a superar la situación”, opina Mihaela Voicu. La realidad sobre el terreno muestra que, en el curso escolar 2023-2024, un solo orientador era responsable de 800 alumnos, y su número total en las escuelas rumanas era de poco más de 3.000.

También en Rumanía: líneas telefónicas de emergencia para denunciar el abuso sexual infantil en línea

En este contexto, más allá de la educación mediática, programas como “Ora de Net” de Salvați Copiii, de la ONG Save the Children, se convierten en herramientas esenciales en Rumanía. La organización se dedica a supervisar el abuso que sufren los niños en los espacios digitales, asesorar a las víctimas que solicitan su ayuda e intentar concienciar a los niños y a los padres. “Ora de Net”, que comenzó hace 17 años, sigue tres líneas de actuación: estudios que analizan el comportamiento en línea de niños y padres, sesiones educativas en colegios y esc_Abuz, una plataforma en línea donde cualquiera puede denunciar experiencias de abuso o situaciones peligrosas en internet. 

Un pilar importante del programa es la participación de los jóvenes en la promoción de la seguridad en línea. Los adolescentes mayores de 15 años pueden convertirse en voluntarios y embajadores de Save the Children, participando en cursos de formación sobre riesgos digitales, sesiones de intercambio de ideas y grupos de discusión. Asimismo, acuden a las escuelas para hablar con sus compañeros sobre cómo protegerse en el entorno online.

La plataforma esc_Abuz es una línea de denuncia online donde se pueden enviar notificaciones o denuncias anónimas sobre material de abuso infantil en internet a través de un formulario disponible en el sitio web dedicado. El contenido denunciado aquí es analizado por un operador para determinar si representa abuso sexual infantil y para verificar la ubicación del servidor donde está alojado. Si se descubre que el material contiene imágenes que representan abuso sexual infantil y el servidor se encuentra en Rumanía, la denuncia se remite a la Inspección General de la Policía Rumana. Si el archivo está alojado en un servidor en el extranjero, se redirige a la línea de denuncia correspondiente dentro de la red INHOPE, que se hace cargo de la notificación.

Una solución práctica para gestionar los casos de abuso de cualquier tipo entre los estudiantes proviene del Consejo Consultivo de la Infancia, un grupo de jóvenes afiliados a la fundación World Vision Romania. En 2024, propusieron al Ministerio de Educación la creación de una plataforma en línea a través de la cual se pueda denunciar de forma anónima la violencia en las escuelas de todo el país. De esta manera, creen, la vergüenza y el miedo a ser culpado como víctima ya no serán obstáculos para denunciar. Tras una denuncia, la escuela debe tener un procedimiento claro para solicitar su resolución.

La organización británica Internet Watch Foundation (IWF, por sus siglas en inglés) cuenta con la mayor línea directa de denuncia de Europa y es una de las pocas, a nivel mundial, que tiene facultades legales para buscar de forma proactiva materiales de abuso sexual infantil en internet. La organización, creada hace casi tres décadas, se dio cuenta de que el problema del abuso infantil en línea no tiene fronteras. Por eso intenta colaborar con instituciones, autoridades, personas del ámbito tecnológico, organizaciones y líneas directas de otros países para ver los efectos que desean. Cuando Internet Watch comenzó su actividad, el 18% del contenido identificado en todo el mundo que mostraba abusos sexuales a menores procedía del Reino Unido. Hoy en día, menos del 1 % de estas imágenes tienen su origen allí. 

Los analistas de la IWF pasan horas cada día frente a las pantallas para identificar y eliminar materiales de abuso sexual infantil. Su línea directa, dirigida por Tamsin McNally, funciona a través de tres equipos: analistas, evaluadores y control de calidad. Los analistas verifican las denuncias públicas, recopilan pruebas y colaboran con las autoridades para eliminar los materiales. Los evaluadores analizan cada archivo, determinan su naturaleza abusiva y generan un hash digital para evitar su difusión

Dado que el trabajo es emocionalmente difícil, los 40 miembros que trabajan en la línea directa tienen acceso a asesoramiento psicológico y deben participar en sesiones anuales con psicólogos. “Lo digo a menudo: ojalá mi trabajo no existiera. Sería maravilloso que, algún día, pudiéramos decir que el problema está resuelto. Hasta entonces, sin embargo, seguiremos recopilando datos y avanzando”, afirma McNally, coordinadora de la línea directa de la Internet Watch Foundation, que servirá de modelo para una futura línea directa europea.

Líneas directas, campañas de concienciación de la policía cibernética: la respuesta multinivel de Ucrania

“El chico exige a la chica que siga enviándole fotos desnuda, de lo contrario, enviará todas las fotos íntimas que ya tiene a sus familiares, amigos y conocidos”. “El desconocido le ofreció un trabajo a la chica. El trabajo consistía en que la chica se hiciera fotos íntimas y las publicara en el canal de Telegram”. Este es el tipo de solicitudes que los consultores de LaStrada-Ucrania, una ONG dedicada a los derechos humanos, reciben de niños y adolescentes a través de un sistema de denuncia online y una línea directa.

Otra iniciativa similar proviene de la ONG Magnolia, que se unió a la red internacional de líneas directas INHOPE, junto con el Ministerio de Policía Digital y Cibernética de Ucrania. Lanzaron StopCrime, un portal para denuncias anónimas de abuso sexual infantil en línea. Solo en la primera mitad de 2025, este portal procesó más de 1.500 llamadas, cientos de las cuales se transfirieron a las fuerzas del orden en Ucrania y en el extranjero. 

Además, la línea directa 116 111, dedicada a las denuncias de niños desaparecidos y casos de violencia, organiza campañas de información para padres, profesores y los propios niños. Esto forma parte de los esfuerzos que realiza el Estado ucraniano, en cooperación con el sector público y socios internacionales, para crear una respuesta a la violencia en línea contra los niños, que combine la respuesta rápida a los delitos con la prevención y la educación.

Foto: Mykola Tymchenko.

Los analistas de Magnolia, que junto con la ONG LaStrada-Ucrania son miembros del grupo del Centro para un Internet Seguro para proteger a los niños de las amenazas reales del mundo virtual, revisan las llamadas a diario. En la primera mitad de 2025, los analistas procesaron 1.538 denuncias, de las cuales 812 se confirmaron como casos de violencia sexual en línea contra menores. 

Lo mínimo que pueden hacer es eliminar estos archivos de la red, mientras que en algunos casos inician una investigación de los delitos para castigar a los autores. El 62 % de los 812 casos confirmados de violencia sexual se han transferido a la policía cibernética de Ucrania, mientras que el 38 % restante se ha transferido a las fuerzas del orden de otros países, y en cuatro procedimientos penales, los analistas de StopCrime actúan como testigos.

“El mayor problema es que solo unas pocas personas se ponen en contacto con la policía para denunciar casos de sexting o grooming”, afirma Olga Sheremet, coordinadora del Centro para un Internet Seguro. “A los niños ucranianos se les ofrece regularmente compartir fotos íntimas en internet, se les envían mensajes con connotaciones sexuales, fotos o vídeos eróticos”, añade. Según Sheremet, la mayoría de las situaciones delicadas en las que los niños corren el riesgo de ser víctimas de violencia sexual en línea no se ponen en conocimiento de los adultos. 

“Los niños temen la vergüenza, el castigo y la incomprensión. Y esto no es de extrañar”, afirma Sheremet, quien añade que “al fin y al cabo, la alfabetización mediática y la higiene digital son lo que les falta a los niños ucranianos, a sus padres y, a menudo, a los profesores. A veces, un niño no tiene en su entorno a un adulto de confianza al que pueda acudir en busca de ayuda”. Y estos, afirma, “son retos a los que el sistema educativo debe adaptarse, introduciendo medidas preventivas”. De hecho, añade que por eso se crearon estos proyectos: StopCrime, para que una persona pueda denunciar de forma anónima material inaceptable en el que participe un niño en internet, y el portal Safe Internet Center, donde un adulto responsable encontrará sin duda consejos sobre cómo hablar con un niño de temas delicados o a quién acudir en busca de ayuda.

La cooperación de Magnolia con la policía cibernética en el marco del proyecto StopCrime es bastante productiva, según señala la coordinadora del Centro para un Internet Seguro:  “Los enlaces dañinos que recibimos en el portal se bloquean rápidamente tras su verificación. A principios de año, los proveedores de pornografía infantil, cuyos propietarios o inquilinos son ciudadanos de otros estados, seguían siendo un gran problema, pero tras numerosas apelaciones, el Departamento de Policía Cibernética y el Servicio Estatal de Comunicaciones Especiales y Protección de la Información de Ucrania encontraron una solución para bloquear los nombres de dominio de los proveedores de dichos ’servicios’. Consideramos que se trata de un gran avance en la lucha contra la violencia en internet”, añade Sheremet.

Así, en marzo de este año, agentes de la policía cibernética de la región de Khmelnytskyi, al oeste de Ucrania, detuvieron a un hombre que distribuía pornografía infantil a cambio de dinero. La policía afirma que la identificación del autor fue posible gracias al funcionamiento del proyecto StopCrime. Los ciudadanos enviaron enlaces web con contenido ilegal al portal, y los operadores de Magnolia lo analizaron y lo remitieron a la policía cibernética. El delincuente ya ha sido detenido y ahora se enfrenta a una pena de 15 años de prisión.

Con el fin de prevenir los casos de violencia contra los niños en internet, el Centro para un Internet Seguro también lleva a cabo actividades informativas y educativas: entre ellas se incluyen la proyección de películas en las escuelas, debates de expertos con educadores, agentes de las fuerzas del orden, padres, periodistas y activistas de derechos humanos, la distribución de material promocional y la realización de seminarios web para educadores e inspectores del Servicio de Seguridad Educativa de la Policía Nacional de Ucrania.

Todo ello forma parte de la estrategia del país para construir gradualmente un sistema multinivel de protección de los niños en el entorno digital. La policía cibernética lleva a cabo operaciones especiales y bloquea los recursos que distribuyen materiales de abuso sexual infantil. En 2025, lograron detener el servidor que alojaba el 70 % de la pornografía infantil en el espacio digital ucraniano.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Educación y Ciencia lanzó la plataforma AICOM, que permite a los escolares, padres y profesores denunciar de forma anónima los casos de acoso escolar y ciberacoso. El Ministerio de Transformación Digital ofreció una herramienta interactiva de seguridad en línea en la plataforma Diya.Osvita. Esta permite denunciar el acoso escolar en una institución educativa de forma anónima o abierta, y estos datos se transmitirán al director de su institución educativa. El director debe responder a la denuncia de acoso escolar; sin embargo, si esto no ocurre, se activará en un plazo de 24 horas el algoritmo de respuesta al acoso escolar previsto en la legislación vigente.

El sector privado también ha aportado sus herramientas: Google Ucrania ha abierto la plataforma Seguridad infantil en Internet, con materiales para profesores y herramientas de control parental. 

En última instancia, el éxito de estas iniciativas depende no solo de las leyes y las tecnologías, sino también de la creación de una cultura de confianza y concienciación. Los niños deben saber que no están solos y que hay adultos e instituciones dispuestos a escucharles y ayudarles. Los padres y los profesores también deben contar con los conocimientos y las herramientas necesarias para hablar abiertamente con los niños sobre los riesgos, sin miedo ni juicios. La experiencia de Ucrania demuestra que la combinación de mecanismos de respuesta rápida, educación preventiva y participación activa de la sociedad civil puede reducir significativamente las amenazas y proteger a los más vulnerables

El debate sobre la prohibición de los teléfonos móviles en las aulas y su eficacia contra la violencia digital

Prohibir los teléfonos móviles en las aulas es otra posible solución para reducir el problema de la violencia digital contra menores y los contenidos generados con IA. Algunos países ya han dado este paso: Portugal los prohibirá a partir del curso 2025/26 en las primeras etapas de la educación, después de que una evaluación de la aplicación de esta medida en algunos colegios revelara que el acoso escolar había disminuido, y Francia, que prohibió su uso en 2018, está considerando endurecer la medida.

En España, el Consejo Escolar del Estado recomendó en 2024 que se prohibieran completamente los teléfonos móviles en la etapa de primaria y que su uso sólo se permitiera con fines educativos o médicos en la etapa de secundaria. Sin embargo, no existe una norma única a nivel nacional y la regulación de los dispositivos electrónicos personales en las aulas varía de una región a otra: algunas comunidades autónomas de España los prohíben completamente, otras tienen normas matizadas y otras dejan la decisión en manos de los propios centros educativos.

El Departamento de Educación y Formación Profesional de la Región de Murcia, prohibió el uso de dispositivos móviles en las aulas de primaria, secundaria y formación profesional en enero de 2024, declaró a Maldita.es que la medida ha supuesto una “notable mejora en la convivencia en los centros educativos, con una reducción de las faltas muy graves y una disminución de los casos de ciberacoso”. En concreto, se produjo una disminución del 27,42% en los casos denunciados de ciberacoso entre 2023 y 2024. También hay estudios, como un análisis de los investigadores Pilar Beneito y Óscar Vicente-Chirivella de la Universidad de Valencia (Comunidad Valenciana, España) y una investigación de la Universidad de Augsburgo (Alemania), que defienden la eficacia de estas medidas para reducir el acoso escolar.

En Rumanía, el uso de teléfonos móviles durante las clases está prohibido. Al menos sobre el papel. Aunque la ley se modificó el año pasado y el Ministerio de Educación anunció que los teléfonos estarían completamente prohibidos durante todo el programa escolar, incluso durante los descansos, los centros educativos tienen libertad para decidir sus propias políticas al respecto. Esto deja la puerta abierta a excepciones. Seis meses después de que se anunciara la prohibición de los teléfonos, Daniel David, director de la institución, declaró a la prensa que no apoyaba dicha medida. Solo recomendó a los centros educativos que adoptaran medidas estrictas. 

En Ucrania no existe una prohibición total de los teléfonos móviles en las escuelas a nivel legislativo, pero las propias instituciones pueden establecer sus propias normas para su uso. Cada escuela tiene derecho a elaborar y adoptar de forma independiente normas relativas a los dispositivos electrónicos, que deben ser respetadas por todos los participantes en el proceso educativo. El defensor del pueblo en materia de educación señala que las escuelas no pueden prohibir a los alumnos tener teléfonos, pero pueden restringir su uso durante las clases. La situación se complica por la guerra, ya que es imposible renunciar a los dispositivos electrónicos durante las clases. Muchos niños estudian a distancia, y estar presentes en las clases y renunciar a internet al mismo tiempo es simplemente imposible.

Por otro lado, los expertos consultados por Maldita.es opinan que una prohibición total no es la solución porque puede tener el efecto contrario y los menores seguirán teniendo acceso a los dispositivos después de la escuela. Todos coinciden en que la educación digital de los menores es fundamental. “La educación tiene que ver con concienciar sobre lo bueno y lo malo que puede traer el uso de las nuevas tecnologías. Creemos que la prohibición como tal no resuelve el problema”, explica Ferran Calvo, presidente de la Asociación Baobab.

Desde los sistemas de verificación de la edad hasta la tipificación como delito de los contenidos sexuales generados por IA: marco legislativo para frenar la violencia digital

La regulación como solución no se aplica exclusivamente a la prohibición o no prohibición de los teléfonos móviles, sino que también es necesaria para prevenir y responder a situaciones de violencia digital. En la Unión Europea, España, Rumanía y Ucrania existen marcos legislativos y proyectos de ley que pretenden actualizar la normativa para abordar nuevas cuestiones, como la tipificación como delito de los contenidos sexuales creados con IA.

A nivel europeo, la principal normativa destinada a proteger a los menores en internet es la Ley de Servicios Digitales (DSA), un conjunto de normas que regulan el espacio digital y que incluyen medidas sobre transparencia, moderación de contenidos, desinformación y algoritmos de recomendación. El 14 de julio de 2025, la Comisión Europea publicó sus Directrices sobre la protección de menores en el marco de la DSA, “para proteger a los niños de riesgos en línea como el grooming, los contenidos nocivos, los comportamientos problemáticos y adictivos, así como el ciberacoso y las prácticas comerciales nocivas”. 

Según Asha Allen, secretaria general del Center for Democracy and Technology Europe (CDT), en declaraciones a Maldita.es, “la Ley de Servicios Digitales proporciona el marco más completo para la protección de los menores en internet, ya que establece los parámetros de las obligaciones de las plataformas en la lucha contra los contenidos ilegales, así como las obligaciones de diligencia debida y transparencia para abordar los 'riesgos sistémicos', entre los que se incluye explícitamente la protección de los menores”.

Leyes como la DSA exigen a las plataformas muy grandes (VLOP) que introduzcan sistemas de verificación de la edad para proteger a los menores de contenidos que puedan ser perjudiciales. Sin embargo, el desarrollo de sistemas más estrictos sigue siendo objeto de debate debido a los problemas de privacidad que podrían acarrear. 

Ella Jakubowska, directora de Políticas Públicas de European Digital Rights (EDRi), explica a Maldita.es que, a día de hoy, no existen “buenas herramientas de verificación de la edad disponibles, y es posible que nunca tengamos unas que respeten nuestra privacidad”. En julio de 2025 se anunció que España sería uno de los países, junto con Dinamarca, Grecia, Francia e Italia, que probará el prototipo de aplicación presentado por la Comisión Europea para la verificación de la edad.

En el contexto español ya existe un conjunto de leyes que pueden proteger a los menores en los espacios digitales, como la Ley Orgánica de protección integral de la infancia y la adolescencia contra la violencia, la Ley Orgánica de protección jurídica de los menores y la Ley Orgánica de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales. En cuanto al contenido sexual generado por IA de menores, estos casos pueden ser perseguidos gracias a la ampliación del concepto de pornografía infantil (y la inclusión de la pornografía virtual, la pornografía técnica y la pseudopornografía infantil). Pero hay más iniciativas en camino: en España se ha presentado el proyecto de Ley Orgánica de Protección de Menores en Entornos Digitales, que actualmente se encuentra en trámite en el Congreso. 

La ley pretende tipificar como delito la creación de contenido sexual generado por IA de menores y clasificar el grooming como circunstancia agravante en determinados delitos sexuales. El proyecto también pretende establecer nuevos requisitos de verificación de la edad para las plataformas dirigidas a adultos, elevar la edad mínima para el tratamiento de datos personales de 14 a 16 años, instalar controles parentales gratuitos en todos los dispositivos y establecer la pena de orden de alejamiento en entornos virtuales.

En Rumanía, los derechos de los niños en el entorno en línea son los mismos que tienen offline. A nivel nacional, estos derechos están regulados por la Ley 272/2004 sobre la protección y promoción de los derechos de los niños, que incluye disposiciones sobre el abuso en línea. Por ejemplo, el artículo 85, apartado 1, especifica que los menores tienen derecho a ser protegidos contra cualquier tipo de abuso y cualquier forma de violencia, independientemente del entorno en el que se encuentren. Además, otras disposiciones del Código Penal tipifican como delito determinados actos, como la pornografía infantil o las relaciones sexuales con menores de entre 14 y 16 años. Desde 2019 también está en vigor la Ley 221/2019, que previene y combate el acoso escolar, y que también contiene definiciones sobre el ciberacoso en las instituciones educativas, así como herramientas de identificación y medidas de prevención.

Rumanía aún no cuenta con una ley que obligue a verificar la edad. Un proyecto de ley de 2023, la “Ley de la edad de consentimiento digital”, impulsado por la senadora liberal Nicoleta Pauliuc, propone el consentimiento paterno hasta los 16 años para acceder a plataformas en línea, centrándose en la responsabilidad parental más que en controles técnicos. También introduce obligaciones para las redes sociales y las aplicaciones de juegos: filtros contra contenidos nocivos, normas de seguridad infantil y prohibición de la publicidad dirigida a menores.

Otra iniciativa del Partido Nacional Liberal se dirige a los menores de 18 años en las plataformas en línea de gran tamaño (Snapchat, Facebook, Instagram, YouTube, etc.), con medidas más estrictas: controles de edad verificables, control parental personalizado, prohibición de monetizar el contenido en directo de los menores sin el consentimiento de los padres y multas del 0,5 al 3 % de la facturación global. El consultor legislativo Bogdan Manolea advierte que estas leyes son difíciles de aplicar a las plataformas globales que no tienen sede en Rumanía. Señala al medio Scena9 que los niños suelen eludir las restricciones y que también deben tenerse en cuenta los derechos a la privacidad, la libertad de expresión y la exploración de la identidad.

En Ucrania, los contenidos digitales con abusos sexuales a menores son un delito y se persiguen con arreglo al derecho penal. Al mismo tiempo, el ciberacoso y algunas formas de violencia psicológica digital (humillación, intimidación) sólo se califican como infracciones administrativas. El Código Penal de Ucrania se refiere explícitamente a la “pornografía infantil”, que se define como cualquier imagen o vídeo que simule el abuso sexual de un menor o utilice la imagen de un menor. La ley no hace ninguna excepción con los contenidos creados artificialmente, por lo que, aunque un niño no haya participado realmente en la creación del material, este puede clasificarse como delito. Es decir, si el contenido generado por IA reproduce de forma realista a un niño en un contexto sexual, se equipara a los contenidos prohibidos, y la persona que cree, almacene o distribuya dicho material será responsable.

Los deepfakes y otros tipos de contenido sexual generado por IA están en aumento y sin duda serán uno de los principales retos a los que tendrán que enfrentarse los reguladores a partir de ahora. En esta búsqueda colectiva de soluciones, Dinamarca tiene previsto modificar su ley de derechos de autor y conceder a todos los ciudadanos daneses la propiedad de los derechos de autor sobre sus propios rasgos físicos (rostro, voz, cuerpo). De este modo, esperan tener control legal sobre el contenido generado por IA que utilice sus rasgos.

Todas estas son soluciones que las organizaciones e instituciones han ideado ante un ecosistema de problemas en internet extremadamente complejo y en constante cambio, definido en términos generales como violencia digital. Sin embargo, solo pueden funcionar parcialmente, ya que el entorno en línea no conoce fronteras, está sujeto a un conjunto de normas diferentes a las que rigen las sociedades fuera de línea y se ve constantemente moldeado por fenómenos nunca antes conocidos. 

El proceso de adaptación es lento e implica muchos ensayos y errores, y la falta de transparencia de las grandes empresas tecnológicas y de rendición de cuentas lo complica aún más, como han expresado los expertos consultados. Es esencial que cada vez más personas, organizaciones e instituciones empiecen a reconocer que la alfabetización digital, las herramientas culturales, la infraestructura tecnológica y las políticas coherentes no son opcionales. Son herramientas absolutamente necesarias contra las numerosas formas de violencia en línea que nos afectan a todos, desde las edades más tempranas.