La Comisión Europea ha presentado el nuevo Código Reforzado de Buenas Prácticas en materia de Desinformación: un acuerdo negociado entre 34 organizaciones entre las que se encuentran las principales plataformas digitales, como Google, Meta, Twitter, Tik Tok y YouTube, además de Maldita.es y otros verificadores, empresas y organizaciones de la sociedad civil.
El Código recoge una serie de compromisos y medidas concretas para luchar contra la desinformación en varias áreas, incluyendo el empoderamiento de los usuarios para identificar desinformación, el acceso a información fiable, la desmonetización de los contenidos desinformadores y la colaboración de las plataformas con las organizaciones independientes de fact-checking. Nuevos firmantes pueden sumarse en cuanto lo deseen.
¿Cómo funciona el Código?
Sobre el papel es un código autorregulatorio y voluntario, donde cada firmante decide a qué se compromete y a que no. Sin embargo, tan pronto como la nueva Ley de Servicios Digitales (DSA) de la Unión Europea entre en vigor, las “plataformas digitales muy grandes” (más de 45 millones de usuarios aproximadamente) estarán obligadas a demostrar que han tomado medidas eficaces para mitigar los riesgos de la desinformación en sus espacios online. La Comisión Europea es quien debe validar eso y ya ha dicho que cumplir con este código será el modo más sencillo de cumplir la ley y no exponerse a fuertes multas.
Google, Meta, Twitter, Tik Tok, Microsoft y YouTube han suscrito casi todos los compromisos más importantes. Sin embargo y desafortunadamente, muchas plataformas que todavía no son “muy grandes” según la DSA no están obligadas a hacer demasiado. Telegram, por ejemplo, no ha firmado el Código, mientras que otras como Twitch se han comprometido a poco.
Mejoras para el fact-checking y obligaciones para verificadores
Maldita.es y otras organizaciones europeas de fact-checking han participado en la negociación durante más de medio año y, aunque en un proceso así nadie consigue todos los avances que se propone, sí consideramos que el Código representará una clara mejora si las plataformas cumplen con lo que han firmado.
Más concretamente, el séptimo capítulo del Código se centra en las medidas que han de garantizar la cooperación entre plataformas y fact-checkers: la integración del trabajo de los verificadores en esos espacios, el acceso de estos a los datos que necesitan para cumplir mejor con su misión y la justa compensación que deben recibir por su trabajo luchando contra la desinformación en esas plataformas.
Por supuesto, el Código también incorpora obligaciones para los verificadores. Todos los fact-checkers firmantes nos comprometemos a seguir unas reglas estrictas de ética y transparencia, además de garantizar nuestra independencia. Esas obligaciones se entenderán cumplidas por las organizaciones que sean miembros verificados de la European Fact-Checking Standards Network (EFCSN) que verá la luz en unos meses o firmantes verificados del Código de Principios de la International Fact-Checking Network (IFCN).
Un nuevo paso
La primera edición del Código de Buenas Prácticas contra la desinformación, firmado en 2018, consiguió reunir a algunos de los actores más importantes dentro del sector para comprometerse de forma voluntaria a cumplir con algunas medidas. Fue redactado casi en exclusiva por las propias plataformas digitales y, aunque fue un primer paso interesante, su impacto fue limitado por una serie de defectos, en particular su ambigüedad.
El nuevo Código “reforzado” se ha redactado teniendo en cuenta las directrices de mejora publicadas en 2021 por la Comisión y contempla medidas más sólidas y específicas. Además, como decíamos, ha sido negociado y redactado por un grupo mucho más amplio de organizaciones y con el aliciente claro que suponía para las plataformas usar este Código para cumplir con las obligaciones que tienen en materia de desinformación según la nueva Ley de Servicios Digitales.
¿Y ahora?
Los firmantes del Código han constituido un grupo de trabajo para hacer seguimiento y desarrollar el Código, con la presencia de fact-checkers como Maldita.es y presidido por la Comisión Europea. El grupo ya ha empezado sus trabajos y, a principios del próximo año, cada firmante tendrá que presentar ante la Comisión los primeros informes de cómo está cumpliendo con los requerimientos.
Firmar un Código es solo el principio de un proceso en el que la clave es su implementación y su supervisión. Durante los próximos años deberemos hacernos constantemente dos preguntas: ¿a los compromisos adoptados por las plataformas les han seguido acciones reales por su parte? Y segundo: esas acciones, si se han realizado, ¿han tenido éxito a la hora de reducir la circulación y el consumo de desinformación online?
Solo si los compromisos adoptados se traducen en acciones reales y significativas podremos afirmar que el Código ha sido un éxito, pero es muy pronto para eso. Desde Maldita.es seguiremos muy de cerca su trayectoria.