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MALDITA EXPLICA

En qué debes fijarte para que no te la cuelen con los gráficos

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Claves
 
  • Un gráfico se compone de gran cantidad de elementos: leyenda, escalas, colores…
  • Cada vez hay mayor variedad de estas representaciones: series de líneas, gráficos de barras, nubes de puntos y son muy habituales en redes sociales, webs y medios de comunicación
  • La elección de las magnitudes, el tipo de escala o la forma del gráfico puede llevar a confusiones, especialmente si operan nuestros sesgos
 
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Los gráficos rodean nuestra vida: los vemos en la app del banco, en el reloj que cuenta tus pasos diarios, en el recorrido de la vuelta ciclista, en los debates electorales.... Descontextualizados, malinterpretados o con información sesgada pueden inducirnos a errores que alimenten narrativas desinformadoras. Saber qué estás entendiendo cuando ves barras, números, líneas temporales o escalas es muy importante en una era en la que los datos están a la orden del día en redes sociales, webs y medios de comunicación.

La importancia del contexto

Lo primero que se debe hacer cuando vemos un gráfico es saber de qué está hablando: evolución de las temperaturas, número de afiliados a partidos políticos, total de helados vendidos cada año… “Los números no hablan por sí mismos. Por eso, es importante conocer el contexto: ante el mismo gráfico bien elaborado, un titular puede decirnos que ‘el vaso está medio lleno’ o ‘medio vacío’”, apunta Irene Epifanio, catedrática de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad Jaime I y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. Epifanio incide en que, según el titular, el mismo gráfico puede poner el foco en uno u otro aspecto.

En los ejemplos mostrados anteriormente, ambos titulares son ciertos. Sin embargo, en cada uno de ellos la atención se fija en datos diferentes. Mientras que en el primero se da una visión general de todos los centros, en el segundo gráfico se centra la atención en uno de los casos.

La fuente de los datos

Un aspecto importante cuando analizamos un gráfico es el origen de los datos que muestra. “Es importante saber si son fuentes oficiales más o menos independientes o he hecho yo una encuesta para que me digan lo que quiero contar”, indica Beatriz Martínez, visualizadora de datos y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.

Un aspecto relevante del origen de la información es saber la fecha de los datos. “No siempre es controvertido, pero sí es importante. Hay cosas que cambian muy rápido”, señala Martínez. Por ejemplo, si estamos viendo los datos de evolución de los precios en el tiempo, es importante saber si la serie temporal llega hasta la actualidad o no, ya que este tipo de magnitudes pueden oscilar mucho en poco tiempo.

Atención a los ejes y escalas

La mayoría de los gráficos suelen estar compuestos por dos variables, cuyos valores se representan en los ejes horizontal y vertical. Una vez hemos entendido de qué trata nuestro gráfico (por ejemplo, número de alumnos de música que aprueban en cada curso de una escuela), tenemos que fijarnos en qué nos indican los ejes. “Debería aparecer la unidad en que se está valorando el eje, así como la magnitud que se representa”, indica Rosario Ortiz, licenciada en Matemáticas, docente y doctoranda en matemática aplicada a la ingeniería y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. No es lo mismo representar el número absoluto de aprobados en música (15 alumnos de 40) que la proporción o porcentaje (37,5% de aprobados).

Mireia Ribera, profesora de la Universidad de Barcelona especializada en accesibilidad y visualización y maldita que nos ha donado sus superpoderes, señala que las escalas de los ejes deben guardar coherencia y advierte de los problemas de entendimiento de gráficos atípicos: “En gráficos más complejos como los que tienen escalas logarítmicas en los ejes, ejes duales o gráficos no comunes puede haber errores de interpretación o de comprensión. Por eso, siempre se debe dar el contexto necesario a los datos mostrados”.

La maldita Valeria Rolle, superpoderosa y bioestadística del Hospital Universitario de Torrejón (Madrid), indica que, en ocasiones, aparecen los ejes alterados, especialmente el vertical: “Generalmente, se hace cuando se pretende que una diferencia parezca grande cuando en realidad es pequeña”. En su opinión, salvo que haya un motivo justificado, los ejes deberían empezar en cero y no deberían estar truncados, especialmente si representan porcentajes. Esta visión es compartida por todas las superpoderosas consultadas, que advierten de que siempre se debe fijar uno en la escala de los ejes.

Hay otros especialistas en visualizaciones de datos que creen que no siempre debe empezar el eje en cero. “Recomiendo que se empiece en cero si el método de codificación es la altura o la longitud. Si la codificación es diferente, no es siempre necesario empezar en el cero”, indica Alberto Cairo en el libro How Charts Lie: Getting Smarter about Visual Information (W. W. Norton & Company, 2019). Por tanto, hay que tener cuidado con los ejes, ya que te puedes encontrar gráficos que no empiecen en cero, pero que no busquen desinformar.

En los ejemplos mostrados anteriormente, ambos conjuntos de datos son los mismos. Sin embargo, al empezar el eje vertical del primer gráfico en “0” y el segundo en “38.000.000”, varía la representación de las líneas. Se debe guardar cuidado para que las variaciones en los ejes no nos den a entender cambios desproporcionados en los números.

¿Es el mejor gráfico para los datos que me muestra?

Diagramas de líneas, gráficos de barras, series de puntos… La lista de representaciones que podemos encontrarnos es extensa. “Cada vez hay más formas de comunicar gráficamente y son gráficos más complejos”, señala la maldita Anabel Forte, presidenta de la Sociedad Española de Bioestadística que nos ha prestado sus superpoderes.

La especialista explica que, dependiendo de qué queremos representar, es mejor un tipo u otro de gráfico. “Cuando hay datos en el tiempo, lo mejor es usar un diagrama de líneas. Si hablamos de porcentajes, mejor un diagrama de barras… si es algo que cambia en el espacio, quizás es buena idea pintarlo en un mapa”.

De todas las representaciones que podemos encontrar, las malditas consultadas advierten de un tipo de gráfico que puede generar confusión: los gráficos de sectores, popularmente conocidos como de quesitos. “El ojo humano reconoce mejor las longitudes que las áreas. Los gráficos de sectores y de áreas son muy bonitos y les gusta a mucha gente, pero se entiende peor la información que con otros tipos de gráficos”, indica Rosario Ortiz. “A las personas nos resulta complicado comparar ángulos, por ello, lo mejor es mirar los números, si los han incluido, para no llevarnos impresiones equivocadas”, señala Irene Epifanio.

En los gráficos anteriores se puede apreciar la diferencia de representar la información en sectores y en barras. En el primer gráfico, la diferencia entre las categorías “más pequeñas” es difícil de distinguir, mientras que en el gráfico de barras se aprecia sin demasiada complicación.

Los colores pueden activar nuestros sesgos

Si prestamos poca atención a los gráficos, puede que empiecen a operar sesgos que nos lleven a error. Entre ellos, uno al que debemos prestar mucha atención es el color. “Tenemos algunos colores asociados a algunas cosas de manera muy arraigada. En general cuando vemos algo rojo, asumimos que es lo malo y cuando vemos algo verde, que es lo bueno”, apunta Valeria Rolle. “Un error habitual es pensar que algo de un color más llamativo es más grande que algo de un color más claro”, señala Anabel Fortell. Las expertas recomiendan siempre fijarse en la leyenda del gráfico para evitar estos errores.

Las superpoderosas indican que todos estos aspectos que tienen que ver con el buen diseño de los gráficos son responsabilidad de quién realiza el gráfico. “De hecho, en eso consiste ‘visualizar’: en mostrar de forma gráfica la realidad de los datos”, señala Beatriz Martínez. Sin embargo, en ocasiones circulan gráficos que no tienen en cuenta todos estos elementos, por lo que se debe prestar atención.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes las malditas Irene Epifanio, catedrática de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad Jaime I; Beatriz Martínez, visualizadora de datos; Rosario Ortiz, licenciada en Matemáticas, docente y doctoranda en matemática aplicada a la ingeniería; Mireia Ribera, profesora de la Universidad de Barcelona especializada en accesibilidad y visualización; Valeria Rolle, bioestadística del Hospital Universitario de Torrejón (Madrid); y Anabel Forte, presidenta de la Sociedad Española de Bioestadística.

Irene Epifanio, Beatriz Martínez, Rosario Ortiz, Mireia Ribera, Valeria Rolle y Anabel Forte forman parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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