Circulan contenidos, entre ellos el vídeo de un supuesto sacerdote colombiano, que aseguran que Edmundo González Urrutia, candidato opositor a la presidencia de Venezuela y ahora exiliado en España, participó en la ejecución de sacerdotes y religiosos católicos en El Salvador en los años 80. Según estos contenidos, esto habría sucedido mientras González Urrutia era secretario de la Embajada venezolana en El Salvador (1981-1983), período en el que, según estos contenidos que se difunden, trabajaba supuestamente para la Agencia Central de Inteligencia (CIA, del inglés Central Intelligence Agency) de Estados Unidos.
Estos mensajes se han compartido tras la llegada de González Urrutia a Madrid el 8 de septiembre de 2024, con contenidos como un supuesto carné de la CIA del político venezolano, algo que ya desmentimos en Maldita.es. Sin embargo, la narrativa ya había sido identificada y desmentida por verificadores en distintas partes de América Latina al menos desde mayo de 2024.
La narrativa nace de una carta de una supuesta diplomática colombiana de quien no hay rastro que fue leída en un programa del vicepresidente Cabello
El 15 de mayo de 2024, Diosdado Cabello Rondón, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela, llevó a su programa de televisión, llamado ‘Con el Mazo Dando’ (transmitido en VTV), una carta supuestamente enviada por una diplomática colombiana a quien identificó con el nombre de María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño.
Al hacer una búsqueda en línea, los únicos contenidos que mencionan a Restrepo Pinzón de Londoño son las publicaciones de ‘Con el Mazo Dando’. Además, los verificadores de Efecto Cocuyo se pusieron en contacto con una fuente en la cancillería de Colombia, quien respondió que “hasta ahora no han encontrado ningún registro con ese nombre”.
En la carta que el ministro Diosdado Cabello lee se dice que “bajo el mando de [Leopoldo] Castillo [embajador de Venezuela en El Salvador] y la asesoría de González Urrutia, se desataron los infames escuadrones de la muerte”.
En una segunda carta, publicada por ‘Con el Mazo Dando’ el 29 de mayo de 2024, esta supuesta persona, Restrepo Pinzón de Londoño, vincula directamente a González Urrutia con la masacre de El Mozote (noviembre de 1981), en la que murieron “alrededor de mil personas”, de acuerdo con la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de noviembre de 2021.
En ningún momento se presentan pruebas más allá de esa supuesta carta. En la web de ‘Con el Mazo Dando’, el texto se publica con el mismo formato de cualquier otra publicación propia del programa, no hay siquiera imágenes de la supuesta carta original.
Algunos de los eventos con los que relacionan a González Urrutia no coinciden con su período en El Salvador
“Fue agente de la CIA y estuvo involucrado en la muerte de muchos salvadoreños, incluyendo al ahora santo católico Óscar Arnulfo Romero”. Los diferentes contenidos que se difunden hacen mención a distintos episodios del conflicto interno armado de El Salvador en los que supuestamente habría participado González Urrutia. En una entrevista publicada en el canal de YouTube del periodista venezolano Luis Olavarrieta, Edmundo González cuenta que él trabajó en la Embajada de Venezuela en El Salvador “entre 1981 y 1983” [a partir del 26:35].
Además, en declaraciones a los verificadores venezolanos de Cazadores de Fake News, Leopoldo Castillo dijo que González Urrutia era su segundo al mando en la misión diplomática, y que “alguien tenía que encargarse de la embajada” ya que él “tenía un trabajo político”.
Los contenidos acusan a González Urrutia de haber participado en las siguientes masacres:
El asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo metropolitano de San Salvador y ahora santo de la Iglesia Católica, el 24 de marzo de 1980. Sin embargo, Edmundo González Urrutia no llegó a la Embajada de su país en El Salvador hasta 1981.
El asesinato de cuatro monjas de la orden Maryknoll. Esto, sin embargo, ocurrió el 2 de diciembre de 1980, el año previo al arribo de González Urrutia a la misión diplomática en el país centroamericano.
Aparecen menciones al asesinato de “seis sacerdotes de la Compañía de Jesús”. Uno de los episodios más recordados del conflicto armado interno en El Salvador es el de los “Mártires de la UCA”, ocho personas asesinadas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) por parte del Ejército salvadoreño. De esos ocho, seis eran, precisamente, sacerdotes de la Compañía de Jesús: cinco españoles y un salvadoreño. Esta matanza, sin embargo, ocurrió el 16 de noviembre de 1989, seis años después de la marcha de González Urrutia de El Salvador.
No hay documentos públicos que registren la llegada de González Urrutia a la misión diplomática en El Salvador. Sí hay, por ejemplo, registro de la presentación de credenciales por parte de Leopoldo Castillo Atencio como embajador. Esto aparece en el Diario Oficial de la República de El Salvador del 12 de noviembre de 1981, un año y ocho meses después del asesinato de monseñor Romero y casi un año después del asesinato de las monjas de Maryknoll.
Castillo Atencio fue embajador hasta el 26 de enero de 1983, más de seis años antes del episodio de los “Mártires de la UCA”.
El nombre de Edmundo González no aparece en los informes oficiales y externos sobre el conflicto armado
Entre 1992 y 1993, la Organización de las Naciones Unidas elaboró el Informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador titulado ‘De la locura a la esperanza: la guerra de 12 años en El Salvador’. En él aparecen como “casos ilustrativos” los asesinatos de monseñor Romero (1980) y de los sacerdotes jesuitas (1989), así como el de las monjas de Maryknoll (1980).
En ningún momento se menciona a Edmundo González Urrutia ni ningún posible papel jugado por la Eembajada de Venezuela en el conflicto salvadoreño.
Tampoco en el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el caso de monseñor Romero, presentado el 13 de abril del 2000, se hace mención ninguna a González Urrutia ni a la Embajada venezolana.
No hay registro público de qué tareas desempeñó González Urrutia en la embajada, tampoco evidencias de que haya trabajado con la CIA
En distintas publicaciones se hace referencia a Edmundo González como primer secretario, o como secretario, de la Embajada venezolana en El Salvador. En la web de la cancillería de Venezuela no hay ningún registro histórico que lo documente y, del lado salvadoreño, tan solo hay constancia pública oficial del embajador (Leopoldo Castillo), no de su equipo. Sin embargo, en declaraciones a los verificadores de Cazadores de Fake News, Castillo lo reconoce como su segundo al mando en la misión diplomática.
Uno de los contenidos que circula con la narrativa es una publicación en Facebook de Ignacio Ramonet, periodista gallego que figura como director de la redacción de la edición para España de Le Monde Diplomatique.
En esa publicación dice que “los crímenes respaldados por la gestión de Leopoldo Castillo y sus colaboradores como Edmundo González son considerados como ‘crímenes de lesa humanidad’” y, por tanto son “imprescriptibles”. Menciona el asesinato de Monseñor Romero, de los sacerdotes de la Compañía de Jesús y de las monjas Maryknoll.
La publicación no es propia de Ramonet. Cierra con un paréntesis en el que se lee “Nadia Díaz”. Al buscarla, encontramos el texto en la web Cubainformación, con Nadia Díaz como autora.
Ahí aparece una supuesta “Operación Centauro” de la CIA. Al buscar información al respecto, el nombre es mencionado en una serie de documentos con transcripciones de audiencias ante el Comité Permanente de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, de julio de 1982.
En esos documentos mencionan la “Operación Centauro” como una maniobra de propaganda rusa para desinformar sobre las actividades de Estados Unidos en Centroamérica.
Esto se suma al bulo que ya desmentimos en Maldita.es sobre una imagen en la que se ve un supuesto carné de Edmundo González como trabajador de la CIA. Es una imagen manipulada a partir de una plantilla de uso libre.