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MALDITO BULO

¿Qué sabemos del contenido que afirma que las mujeres vacunadas contra la COVID-19 están mostrando efectos secundarios típicos de cáncer de mama?

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Claves
  • No hay ninguna evidencia científica que relacione la vacuna contra la COVID-19 con un mayor riesgo de cáncer de mama.
  • Los ganglios linfáticos son una de las principales estructuras del sistema inmune del cuerpo humano y se pueden inflamar cuando se produce en el cuerpo una reacción inmune como la que genera una vacuna.
  • La inflamación de los ganglios linfáticos axilares (los que se encuentran en las axilas) está entre los posibles efectos secundarios de la vacuna de Moderna y la de Pfizer.
  • Esta inflamación también está entre los posibles efectos secundarios de otras vacunas como la BCG contra la tuberculosis o la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola.
  •  No hay relación entre la inflamación de estos ganglios y el desarrollo de cáncer de mama, según los expertos.

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“Mujeres vacunadas de COVID están mostrando efectos secundarios típicos de cáncer de mama (...). Los médicos han observado inflamación de los ganglios linfáticos en las mamografías de detección de mujeres que se vacunaron recientemente contra COVID-19”. Esta es una parte del texto con el que se difunde que las mujeres que se han vacunado frente al coronavirus SARS-CoV-2 están presentando síntomas de cáncer de mama. 

La inflamación de los ganglios linfáticos (también conocida como adenopatía o  linfadenopatía) de las axilas está entre los posibles efectos secundarios reportados tanto por la vacuna de Moderna como por la de Pfizer. Aunque una inflamación de este tipo está entre los síntomas del cáncer de mama, estos ganglios pueden inflamarse cuando se produce en el cuerpo una reacción inmune como la que genera una vacuna, explica a Maldita.es José Ignacio Chacón, oncólogo y miembro de la Junta Directiva del Grupo Español de Investigación del Cáncer de Mama (GEICAM).

El Dr. Chacón también afirma que hasta la fecha no hay evidencias científicas de que la administración de una vacuna haya causado cáncer de mama.

El contenido que circula en redes sociales menciona al Intermountain Healthcare’s Breast Care Centre de Utah (Estados Unidos), en el que han establecido unas nuevas pautas para la realización de mamografías a aquellas mujeres que han recibido recientemente la vacuna contra la COVID-19 para no confundir la inflamación de los ganglios linfáticos como respuesta a la vacuna con casos de cáncer de mama.

Según el Dr. Chacón, en el caso de que se produzca una inflamación de los ganglios linfáticos de la axila, “tenemos herramientas radiológicas más que de sobra para depurar ese hallazgo”, por lo que no recomendaría posponer mamografías.

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La inflamación de los ganglios linfáticos axilares se encuentra entre los efectos secundarios notificados por la vacuna de Moderna y la de Pfizer

El contenido al que hemos hecho mención, que se difunde en redes sociales junto a la imagen de una mamografía, entrecomilla lo siguiente: “Con la vacuna Moderna están habiendo (sic) estos síntomas aproximadamente un 11% después de la primera dosis y un 16% después de la segunda dosis. Creemos que también es comparable para la vacuna Pfizer”.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la vacuna de Moderna notificó casos de inflamación o sensibilidad axilar en un 16% de los vacunados con la segunda dosis entre el grupo de edad más joven. Un porcentaje mayor que el de casos de hinchazón en el lugar de la inyección. 

Sobre la vacuna de Pfizer, los CDC dicen que se incluyó como acontecimiento adverso grave un caso de linfadenopatía en una axila. Por su parte, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA por sus siglas en inglés) incluye como efecto adverso poco frecuente (los que pueden afectar hasta el 1% de los vacunados) de esta vacuna el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.

Los ganglios linfáticos pueden inflamarse cuando se genera en el cuerpo una respuesta inmune como la que provoca una vacuna

El oncólogo José Ignacio Chacón explica a Maldita.es que los ganglios linfáticos “son una de las principales estructuras del sistema inmune del cuerpo humano” y que “se agrupan en muchas áreas del cuerpo, entre ellas las axilas”. Continúa afirmando que “cuando se produce una reacción inmune, como la que provoca una vacuna, que para eso se pone, pueden inflamarse”.

La doctora Kristin A. Robinson, radióloga del Centro Jacoby para Salud Mamaria de Mayo Clinic, dijo en declaraciones a los verificadores argentinos de AFP Factual, miembros de la International Fact-Checking Network de la que también forma parte Maldita.es, que la hinchazón de los ganglios linfáticos “es parte de la respuesta a una vacuna, lo que puede indicar que el cuerpo está trabajando para generar inmunidad contra cualquier enfermedad a la que se dirija la inmunización”.

La vacuna contra el coronavirus no es la única que puede causar que se inflamen los ganglios de las axilas

Ya hemos dicho que la inflamación de los ganglios linfáticos de las axilas se puede producir por una respuesta inmune del cuerpo. ¿Pueden entonces inflamarse con otras vacunas? La respuesta es que sí.

La Asociación Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) recoge como posible efecto adverso de la vacuna BCG contra la tuberculosis “un engrosamiento de los nódulos linfáticos, cervicales o axilares, que tampoco requieren tratamiento”. 

El mismo organismo también recoge la linfadenopatía como reacción adversa poco frecuente de la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola.

El contenido que se difunde en redes procede de las recomendaciones de un centro sanitario estadounidense

Como hemos dicho, el contenido que se difunde menciona al Intermountain Healthcare’s Breast Care Centre, un sistema que ofrece servicios en materia de salud en Estados Unidos. El pasado 9 de febrero publicó una nota de prensa en la que informó que adopta nuevas directrices de mamografía para que las mujeres que tienen previsto recibir la vacuna contra la COVID-19 fuesen examinadas antes de la inyección o que el examen se aplazase hasta cuatro semanas después de recibir la segunda dosis.

En otra de sus publicaciones, firmada por el director médico del centro, Brett Parkinson, decían que toman esta medida porque “los ganglios linfáticos inflamados pueden ser beneficiosos” al ser “una señal de que el cuerpo está desarrollando la inmunidad que necesita para combatir el virus”, pero que, por lo general, los ganglios inflamados en una mamografía son indicios de algo “mucho peor, como cáncer de mama metastásico, linfoma o leucemia”. Asegura Parkinson que la única forma de saber si esto se debe a la vacuna o hay algo más es hacer más pruebas, y que no quiere “llamar a una mujer para que le hagan más pruebas si no es necesario”.

Según la nota de prensa del centro sanitario estadounidense, las nuevas directrices que han adoptado están en consonancia con las recomendaciones de la Society of Breast Imaging, “que emitió la actualización después de que radiólogos de todo el país observaran un mayor número de mamografías que mostraban ganglios linfáticos inflamados en mujeres que habían recibido recientemente la vacuna COVID-19”. 

El oncólogo José Ignacio Chacón asegura que en su caso “no recomendaría modificar nada de la agenda de mamografías. En los casos (muy raros) en los que la vacuna produzca un aumento del tamaño de los ganglios linfáticos de la axila tenemos herramientas radiológicas más que de sobra para depurar ese hallazgo”, concluye.

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