En un tuit publicado por la cuenta de la ONU en español* se asegura que mucha de la carne que comemos está llena de antibióticos, y que esto está contribuyendo a crear superbacterias resistentes a estos medicamentos. ¿Es esto verdad?
No, no lo es, **al menos en lo que se refiere a España. La carne que comemos en Europa no contiene antibióticos.
La alimentación y la medicación de los animales destinados a consumo humano está estrictamente regulada en la Unión Europea y la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) hace controles periódicos y publica informes con sus resultados.
El último se publicó en junio de este año y concluía que el porcentaje de muestras estudiadas que sobrepasan los niveles establecidos es muy bajo, del 0,31%. Es decir, no hay apenas casos en los que la carne para consumo humano tenga trazas de antibióticos por encima de los límites permitidos, que a su vez son más bajos que lo que se considera seguro.
El problema de las resistencias
El uso de antibióticos para el ganado sí que supone algunos problemas, y en esto el tuit de la ONU sí acierta: es verdad que favorecen la aparición de superbacterias resistentes a los antibióticos, que en caso de convertirse en un problema de salud, no tendríamos medicamentos eficaces con los que tratarlo. Pero esto, en España o Europa, no ocurre a través de la carne para consumo humano como sugiere el tuit de la ONU.
En el pasado se han utilizado los antibióticos como promotores del crecimiento (al evitar infecciones, se evitan enfermedades que pueden retrasar el crecimiento de los animales), pero esto está prohibido en la UE desde 2006.
El motivo es que este uso, consistente en dar a los animales pequeñas dosis de antibióticos de forma generalizada, servía para terminar con la mayoría de las bacterias, pero permitía a otras sobrevivir, creando cepas de esas superbacterias resistentes a estos medicamentos. En determinados casos, estas bacterias pueden pasar al ser humano, dando pie a un grave problema sanitario.
Pero, de nuevo, esto no ocurre porque la carne esté "llena de antibióticos", algo que la legislación europea previene. Como explica David Rodríguez Lázaro, microbiólogo, la legislación impone a los ganaderos un tiempo de espera entre la última administración de antibióticos a los animales y la utilización de su carne o su leche, precisamente para evitar que los restos que queden en el animal lleguen a los consumidores. Aunque siempre puede haber fraudes, estos son mínimos, aclara.
*Actualización: hemos corregido este artículo para señalar que se trata de la cuenta de la ONU en español, no de la ONU España, como decíamos antes incorrectamente. **Hemos corregido también esta frase para referirnos al caso concreto de España, que puede no ser el mismo que el de otros países en los que también se hable español.