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Durante años se ha afirmado que los delitos cometidos en los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid prescribirán 20 años más tarde, el 11 de marzo de 2024, según la ley que estaba en vigor cuando estos hechos ocurrieron. La prescripción de los atentados haría que estas personas no pudieran ser juzgadas una vez se agote el plazo de 20 años.
La Audiencia Nacional juzgó en 2007 a los miembros de la célula terrorista que la policía pudo detener (ocho personas que presuntamente participaron en los ataques murieron inmoladas en un piso de Leganés tras ser cercados por agentes de los GEO el 3 de abril de 2004) como autores materiales de los atentados. Ni en su sentencia ni en la del Tribunal Supremo de 2008 indican quiénes fueron las personas que planearon o promovieron los ataques (lo que se conoce como autor intelectual) de los atentados del 11-M ni que hubiera actores que proveyeran de fondos específicos a la célula terrorista (financiadores). Algunas asociaciones de víctimas y partidos han cuestionado en los últimos años si existen diligencias abiertas que puedan aclarar estos dos puntos.
Hasta 2010, la ley daba un plazo de veinte años para que prescribieran los delitos de terrorismo
El Código Penal establecía que los delitos que tuvieran penas de prisión superiores a los 15 años (como la mayoría de los vinculados con el terrorismo) prescribían a los 20 años. Los únicos crímenes que no prescribían eran los de lesa humanidad y los crímenes de guerra. En 2010, se modificó el Código Penal para que los delitos de terrorismo tampoco prescribieran cuando hubieran causado la muerte de al menos una persona.
Los atentados cometidos el 11 de marzo de 2004, al haber tenido lugar antes de la reforma de la ley, habrían prescrito en 2024. Los autores de los atentados que la policía pudo detener fueron juzgados y sentenciados en 2007 por la Audiencia Nacional. Posteriormente, una sentencia del Tribunal Supremo en 2008 resolvió los recursos de casación y modificó algunas penas y condenas. Esta última sentencia es firme, al ser el Supremo el máximo órgano judicial de España.
La afirmación sobre que se desconocen los autores intelectuales y financiadores de los atentados del 11-M
La asociación de ayuda a las víctimas del 11-M y algunos partidos políticos como Ciudadanos o Vox indican cada año en el aniversario de los atentados que hay un aspecto crítico que nunca se esclareció: quiénes estaban detrás de los atentados del 11-M. Creen que hubo personas que planearon o promovieron los ataques (lo que se conoce como autor intelectual) y que respaldaron económicamente al grupo terrorista (los financiadores) que no se han localizado ni se sabe nada de ellos. La prescripción de los atentados haría que estas personas no pudieran ser juzgadas una vez se agote el plazo de 20 años.
La sentencia de 2007 de la Audiencia Nacional no especifica quiénes fueron los autores intelectuales y expuso que los autores materiales del atentado del 11-M eran una célula terrorista yihadista con vinculación ideológica, pero no jerárquica, con las organizaciones terroristas de Al Qaeda y y Al Nusra. La Audiencia Nacional no estableció que hubiera otros actores distintos que fueran los planificadores o los financiadores de los terroristas. La sentencia, que en su mayor parte fue avalada por el Tribunal Supremo un año más tarde, establecía que la financiación se consiguió de diferentes maneras:
Recaudación de fondos a través de donaciones en mezquitas de diferentes países.
Ingresos por actividades ilegales vinculadas con Al Qaeda en diferentes países.
Narcotráfico de hachís y MDMA.
Ingresos propios de los terroristas a través de sus trabajos.
Desde el mismo día de los atentados comenzaron a circular bulos sobre la autoría de los atentados del 11-M. Algunas de las desinformaciones que más recorrido tuvieron fueron, por ejemplo, las que afirmaban que los atentados fueron dirigidos por ETA o las que señalaban que fue una operación orquestada por los servicios de inteligencia de Marruecos y Francia. Ninguna de estas afirmaciones se ha sustentado con pruebas ni fueron aceptadas por los tribunales.
