El pasado lunes 28 de marzo, el diario estadounidense The Wall Street Journal publicó un artículo y la organización de investigadores basados en fuentes abiertas Bellingcat explicó en Twitter que el oligarca ruso Roman Abramovich y al menos dos personas más sufrieron un intento de envenenamiento en su último viaje a Ucrania, en el marco de las negociaciones de paz en el marco de la invasión rusa realizadas a comienzos de marzo.
El empresario –quien el pasado 3 de marzo puso en venta el club inglés del Chelsea y que según Moscú no es integrante de la delegación rusa aunque participe en las conversaciones– no habría sido el único afectado. Según detallan ambos medios, varios miembros de la delegación ucraniana que se encontraban en el mismo sitio también experimentaron síntomas similares: irritación de ojos con lagrimeo constante y descamación de la piel en manos y la cara.
Pocas horas después, una fuente cercana al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseguraba al Financial Times que los síntomas de Abramovich habrían empeorado el día después. Según esta fuente, el empresario sufrió una ceguera total durante horas, llegando a manifestar en público su miedo a morir.
¿Se han pronunciado Ucrania o Rusia sobre el supuesto envenenamiento?
Según la agencia no gubernamental rusa Interfax, el secretario de prensa del Kremlin, Dimitri Peskov, se refirió así a la información sobre el supuesto envenenamiento el pasado 29 de marzo: “Esto es parte de la guerra de información. Estos informes, por supuesto, no corresponden a la realidad”. Además, explicó que Abramovich “está involucrado en asegurar ciertos contactos entre las partes rusa y ucraniana” porque cuenta con el aval de ambos interlocutores pero no es “un miembro oficial de la delegación” rusa.
Por su lado, el diputado ucraniano Rustem Umerov, uno de los afectados por el supuesto envenenamiento, ha asegurado a través de Twitter que está bien y califica las informaciones de “amarillistas”. El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dimitri Kuleba, pidió al día siguiente de hacerse públicas las informaciones a los negociadores ucranianos que no toquen, coman ni beban nada mientras duren las conversaciones con Rusia en Estambul.
El pasado martes 29, varios medios de comunicación informaron de la llegada de Abramovich a Estambul, en la que fue la primera reunión presencial de las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania celebrada en Turquía.
¿Qué sabemos sobre la presunta intoxicación por los medios de comunicación?
Bellingcat asegura que el ataque se habría producido a lo largo del día 3 de marzo, en Lviv / Lvov, durante las negociaciones por la paz entre la delegación rusa y ucraniana. Los afectados habrían empezado a manifestar los síntomas al llegar a su apartamento en Kyiv / Kiev, ya de noche. Lo único que habían ingerido la hora anterior había sido agua y un poco de chocolate, los mismos alimentos que una cuarta persona no identificada, que no experimentó ningún tipo de malestar.
Al día siguiente fueron examinados por expertos en armas químicas, tanto de manera física como remota, según afirmó Bellingcat, pero no se pudo llegar a ningún tipo de determinación debido a la falta de tiempo para consultar con un laboratorio.
En esas mismas negociaciones también se encontraba Volodímir Zelenski, tal y como afirma The Wall Street Journal, quién “no resultó afectado”, al contrario que dos de los miembros de la delegación ucraniana, que sufrieron irritación de ojos y descamación en la piel de manos y cara.
Por su parte, la agencia Reuters ha publicado que un miembro de los Servicios de Inteligencia del Gobierno estadounidense ha negado la opción del envenenamiento, afirmando que los síntomas habrían sido a causa de factores ambientales.
Los síntomas que deja un ataque con un agente químico
La Organización para la prohibición de las armas químicas (CAQ) ha elaborado una tabla con las diferentes características de los agentes químicos y sus síntomas asociados:
Varios de estos síntomas coinciden con los experimentados por Abramovich y las otras dos víctimas, de acuerdo a las informaciones publicadas. Según Bellingcat, los expertos en armas químicas consultados afirmaron que la dosis y el tipo de toxina administrados podrían indicar un intento de asustar a las víctimas, no de matarlas.
No obstante, y tal como ya se ha explicado, a pesar de la coincidencia en la sintomatología con una intoxicación química, no se ha podido llegar a ninguna conclusión determinante de manera pública a causa de la falta de pruebas de laboratorio.