Activar el modo avión cuando nos subimos a una aeronave es una acción que realizamos casi inconscientemente. Pero no siempre ha sido así: hemos pasado de tener que llevarlos apagados por completo al punto en el que nos encontramos hoy en día, donde no necesitamos apagarlo sino ponerlo en modo avión. ¿Pero por qué tenemos que activarlo y, en cambio, sí podemos usar la red wifi que nos ofrece la compañía u otros sistemas como el bluetooth?
A día de hoy, las interferencias que puede causar un móvil son bajas
Tal y como explica Héctor Maisonet, ingeniero de telecomunicaciones y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, “el origen del modo avión viene por la posibilidad de que las señales emitidas por los teléfonos en busca de antenas de telefonía móvil puedan interferir con las señales de comunicación entre los pilotos y las torres de control”. De esta forma, con el modo avión activado, nuestros dispositivos no pueden intentar conectarse a la red que nos permite realizar llamadas o conectarnos a Internet
Alberto Nájera, físico y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), considera que en realidad las interferencias que puede causar un móvil para un vehículo como un avión son mínimas: “Cada servicio usa bandas diferentes: la wifi utiliza la 2,4 y 5 GHz, el GPS a 1,6 GHz, el Bluetooth a 2,4 GHz y las comunicaciones móviles algunas más, como la 700 MHz, 900 MHz, 1,8 GHz, 2,1 GHz, 2,3 GHz, 2,8 GHz o la 3,5 GHz, dependiendo de si se conecta por 2G, 3G, 4G o 5G”.
¿Para qué nos sirve saber todas esas frecuencias? Tiene que ver con las que utiliza un avión para comunicarse. “Se emplean las comprendidas entre 108 y 137 MHz, muy lejos de las bandas usadas por los diferentes servicios móviles”, señala Nájera. “No obstante, por esa prácticamente nula posibilidad de interferencia que podría producir algún tipo de ruido en las comunicaciones, algunas aerolíneas siguen pidiendo que se bloqueen todos los servicios”, añade.
La red wifi y el bluetooth usan frecuencias diferentes a la de la red móvil
Aun así, sí que es posible utilizar con el modo avión activado el bluetooth para, por ejemplo, conectar nuestros auriculares inalámbricos, o el wifi para ver contenido multimedia. En el caso del bluetooth, el físico remarca que “las emisiones bluetooth son de muy baja intensidad, basta alejarse unos metros de nuestros dispositivos inalámbricos para perder la conexión”. Por tanto, no afectaría a la señal de dispositivos de comunicación del avión.
Con respecto al wifi, al moverse también en frecuencias diferentes al de los sistemas del avión, tampoco podrían interferir. De hecho, muchas aerolíneas ya ofrecen la capacidad de conectarnos a una red dentro del avión, ya sea para ver contenido en streaming o navegar por Internet, manteniendo el modo avión activado.
“La regulación sobre el uso de dispositivos electrónicos ha ido cambiando a lo largo de los años”, comenta nuestro maldito Maisonet: “Por ejemplo, en 1991, la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos prohibió cualquier uso de los dispositivos en los aviones, pero estas normas han ido evolucionando a unas menos estrictas, que permiten utilizar la wifi o el bluetooth si se ha superado cierta altitud de vuelo”.
En Europa, la situación es más o menos similar. Primero, la Comisión Europea y la Agencia Europea de Seguridad Aérea permitieron, en 2013, que cualquier dispositivo electrónico portátil (teléfono móvil, lectores de ebooks o tabletas, pero no ordenadores portátiles) pueda ser usado en cualquier momento del vuelo siempre que tenga el modo avión activado. Hasta el momento, estaba prohibido hacerlo durante el recorrido del avión hacia la pista y el despegue y el aterrizaje.
Un año más tarde, la misma Agencia Europea de Seguridad Aérea permitió que los dispositivos se mantuviesen encendidos sin activar el modo avión en cualquier momento. No obstante, dejaba en manos de las aerolíneas adoptar esta decisión una vez evaluado que los aviones soportasen las interferencias, aunque en la práctica la mayoría de las veces que volamos tenemos que activar el modo avión.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Héctor Maisonet, ingeniero de telecomunicaciones, y Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física en la Universidad de Castilla-La Mancha y codirector del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS).
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Primera fecha de publicación de este artículo: 14/01/2022