Seguro que alguna vez has hecho una búsqueda en Google a la vez que un amigo para buscar un viaje o con un compañero de trabajo para obtener información, y te has fijado en que no arroja exactamente los mismos resultados o no lo hace en el mismo orden. Amiga maldita, amigo maldito, has descubierto el filtro burbuja.
Este efecto es el resultado de los algoritmos que responden a lo que buscamos o que definen nuestro timeline en una red social. Lo que hacen es utilizar la información que tienen sobre nosotros para devolver una búsqueda personalizada en el caso de un buscador como Google o los resultados que más te puede gustar ver en Twitter o Instagram.
Esto provoca un sesgo informacional, refuerza creencias y nos aísla de otros puntos de vista. Por eso se produce un efecto “burbuja”. El término fue acuñado por el ciberactivista Eli Pariser en el libro ‘Cómo la red decide lo que leemos y lo que pensamos’, y lo define como una burbuja comunitaria en la que navegamos donde nuestros contactos piensan como nosotros y comparten cosas afines a nuestras creencias. Precisamente, Pariser se dio cuenta cuando vio que él y sus amigos podían escribir el mismo término de búsqueda exacto en Google, y obtenían resultados diferentes en función de su información personal.
El filtro burbuja en buscadores como Google pasa inadvertido, pero crea una realidad segmentada
En el caso de las redes sociales, puede que lo hayas notado porque siempre aparecen publicaciones de las mismas personas una y otra vez, mientras que hay algunos perfiles que parece que jamás suben contenido porque nunca las vemos. También parece que los tuiteros que seguimos tienen todos la misma ideología o las mismas opiniones. Repite conmigo: filtro burbuja. En este otro artículo ya os explicamos cómo se nutren las plataformas de nuestra huella digital y qué podemos hacer para evitarlo en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
¿Pero qué pasa con los buscadores, en particular con Google, donde quizá es más difícil darse cuenta? Ese es uno de los principales problemas. “Una de las principales características es que pasa inadvertido, no somos conscientes de que nos han metido en ese filtro. Es peligroso pensar que lo que encuentras en Google es la realidad”, señala a Maldita.es Laura Teruel, profesora titular de Periodismo de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga.
Como cuenta la experta en este artículo en The Conversation, en 2004 Google modificó su código para que las búsquedas que hicieran los usuarios en la plataforma del gigante tecnológico se volvieran personalizadas, es decir, estuvieran asociadas no solo a la relevancia de cada página, sino a los sitios webs que el usuario ha visitado anteriormente y a la información del usuario en las bases de datos de Google.
“En Google tenemos nuestra vida entera, muchísimos datos. Google sabe perfectamente que hemos estado de vacaciones en Andalucía. Basándose en nuestros gustos previos, puede arrojar resultados personalizados que, en realidad, contentan a la gente, porque afina y les da lo que están buscando. Pero, a la vez, estás recibiendo una realidad segmentada y parcelada”, explica Teruel.
Se generan sesgos comerciales, sociales y políticos que se nutren de información personal de los usuarios
Al final, desde luego que esto es eficiente para la plataforma y para el usuario pero, en realidad, se están manipulando los resultados de nuestra búsqueda. ¿Qué consecuencias puede tener esto? “Hay sesgos comerciales, pero me preocupan los efectos sociales y políticos. Se pueden generar estados de ánimo y sociales peligrosos, y puedes encontrar fácilmente una comunidad de gente que los alimenta. Por ejemplo, cuando buscas pistas porque tienes síntomas y vas al Doctor Google”, añade la experta.
Google no es el único que hace esto: otros buscadores como Bing o Yahoo! también utilizan la información personal de los usuarios. Historial de búsquedas, datos de ubicación, dirección IP, identificadores de las cookies, fecha, hora, webs en las que hacemos clic primero, datos personales como la edad y el sexo… son algunos de los datos que recopilan.
Recomendaciones para intentar evitar el filtro burbuja; la más importante: ser conscientes y críticos
La realidad es que a todos nos encanta usar muchas de las funcionalidades de Google (las que, de hecho, mejora constantemente gracias a nuestros datos, la pescadilla que se muerde la cola). Si no quieres salir de Matrix y prefieres seguir conectado a la máquina de Google, vamos a ver al menos cómo hacerlo para intentar evitar ese filtro burbuja.
- Cierra la sesión de Google y elimina el historial de búsqueda. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, desde 2009, la búsqueda personalizada de Google se aplica a todo usuario que acceda al buscador sin necesidad de que tenga abierta su cuenta de Google. O sea, que por cerrar nuestra sesión, no nos escapamos. Hay que hacer más.
- Revisa la configuración de tu cuenta de Google para limitar los datos que pueden obtener. Como hemos dicho, Google también tiene en cuenta factores personales que no son dictados por el individuo, como el dispositivo y la ubicación.
- Borra o desactiva las cookies del navegador, esos pequeños archivos de texto que guardan información de sitios web cada vez que los visitamos. Las podemos eliminar manualmente con frecuencia y también existen extensiones del navegador que las borran.
- Navega en modo incógnito. Después de haber hecho todo lo anterior, es hora de abrir esa ventana mágica con sombrero y gafas para entrar en el modo incógnito. Por ejemplo, el navegador Chrome (de Google, recordemos) te informa de que no almacenará el historial de navegación, las cookies y datos de sitios, y la información introducida en formularios si navegas en este modo.
- Utiliza extensiones o plugins para bloquear la publicidad del navegador. Los anuncios personalizados son parte de la burbuja de filtros y también generan datos que pueden usarse para recomendarnos a su vez más publicidad. Puedes eliminarlos con bloqueadores de anuncios, pero acuérdate de buscarlos en el repositorio oficial del navegador como te recordábamos en este artículo en Maldita.es (si usas Google Chrome, desde la Chrome Web Store).
- Usa buscadores alternativos, como DuckDuckGo (el más conocido que encabeza la lista de los buscadores, aunque ha habido alguna polémica últimamente), Startpage (focalizado en la privacidad y que asegura que no recopila ninguna información personal) o Ecosia (declara en su política de privacidad que no crea perfiles personales basados en el historial de búsqueda, ni utiliza herramientas de rastreo externas como Google Analytics).
En cualquier caso, evitable o no, el consejo más importante es ser consciente de que este filtro burbuja existe, tanto en Google como en redes sociales, y observar con ojo crítico y objetivo. Teruel recuerda que “debe ser un ejercicio activo buscar otros puntos de vista, estar alfabetizados y ser críticos con lo que nos devuelve el buscador”.
En este otro artículo de The Conversation, se recopilan algunos consejos para hacer búsquedas efectivas y críticas en internet, por ejemplo, elegir qué tipo de buscador necesitamos según nuestra necesidad, optar por buscadores especializados y completar la información con otro tipo de fuentes y portales como bases de datos o bibliotecas virtuales. Que está muy bien tener Google de página de inicio, pero hay más opciones.
Primera fecha de publicación de este artículo: 11/08/2022