Estás intentando navegar en una web y leer esa noticia tan interesante y, ¡bum!, una vez más, aparece la enésima ventanita emergente que anuncia un nuevo modelo de coche o la última fragancia que no vas a comprar, tapa el contenido que querías consumir y pone a prueba tu paciencia para encontrar la cada vez más escondida casilla de cierre, para poder continuar tranquilamente con tu navegación online.
No es una película de terror ni una pesadilla, siento decirte que estás despierto. Como ya sabes, esta es la manera en que la publicidad aparece en internet, a menudo de forma más invasiva como con esas ventanas emergentes, pero también en los laterales y cabeceras de las páginas que consultamos o a lo largo del texto. Fotos, imágenes, animaciones, vídeos que se empiezan a reproducir de manera automática… Los navegadores incluyen distintos mecanismos para poder incluir anuncios en las páginas webs.
Para el internauta avispado, existen maneras de dar esquinazo a esa publicidad (a menudo de mala calidad o que no encaja contigo) que no has buscado: usando bloqueadores de anuncios o adblockers, que se encargan de eliminan o alteran el contenido publicitario que te lanza una web. Básicamente son un plugin, extensión o complemento que instalas en tu navegador web y “captura las peticiones de anuncios para que fallen y no se muestre la publicidad”, sintetiza Pablo Hinojosa, administrador de sistemas Linux y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
¿Son seguros los bloqueadores de anuncios?
Nuestros malditos y expertos consultados tienen la misma opinión. “Si utilizas uno de código abierto, puedes descargarlo y analizarlo. No esconden nada y se pueden auditar”, resume el experto en ciberseguridad Jorge Louzao, también maldito que nos ha prestado sus superpoderes. Louzao recomienda uBlock Origin, una extensión de navegador de código abierto que “bloquea absolutamente todo”. Está disponible para los navegadores Safari, Firefox, Chromium, Chrome, Opera y Edge. Esta extensión también está incluida en nuestro repositorio de alternativas digitales para tu día a día.
“A mí sólo me gusta calificar de seguro el código que yo puedo ver (código abierto, software libre). En ese caso sí que se podría decir que son seguros, ya que el código de los dos más famosos está disponible: Adblock Plus y uBlock Origin”, coincide Hinojosa. En Maldita.es ya te hemos contado cómo saber si un plugin es seguro antes de instalarlo, y también qué hacer si has tenido la mala suerte de descargar uno malicioso.
Algunos navegadores, como Google Chrome, tienen su propio bloqueador de anuncios, que puedes activar directamente desde el navegador y funciona para lo que catalogan como prácticas publicitarias inadecuadas (es decir, no bloquea todos los anuncios). Para configurarlo, sigue la ruta Configuración >Privacidad y seguridad > Configuración de sitios. Haz clic en Configuración de contenido adicional y luego en Anuncios. También puedes añadir una excepción para permitir los anuncios de un sitio web en el que confíes.
Chrome también dice retirar directamente los anuncios de los sitios web que infringen los estándares Better Ads, que desaconsejan usar los tipos de anuncios que resultan especialmente molestos a los usuarios (recordemos de nuevo la insistente ventana emergente con la X de cerrar desaparecida).
Los "anti-adblockers" detectan que la publicidad de la página web está siendo silenciada y te instan a desactivar tu bloqueador
Si los sitios webs te lanzan esos anuncios, tampoco es por capricho ni por amor a ser un incordio. Es una forma de generar ingresos. Por eso, si un usuario los bloquea, ven reducidas sus ganancias provenientes de la publicidad. Así aparecen como respuesta los “anti-adblockers”: las páginas pueden reconocer que el usuario tiene un bloqueador de anuncios activado y poner en marcha distintas estrategias para recuperar los ingresos. ¿Cómo? Seguro que te ha saltado el típico mensajito de “Desactiva tu adblocker en nuestra web para disfrutar el contenido”. Hasta que no lo desactivas, no puedes acceder a la página.
“Tú tienes un bloqueador, que bloquea los scripts y URL que espera que sean anuncios. Pero el propietario de la web puede tener otro JavaScript [lenguaje de programación que los desarrolladores utilizan para hacer páginas web interactivas] y comprobar con él si su anuncio se ha cargado correctamente. Si detecta que no lo ha hecho, entonces hace saltar el mensaje”, explica Louzao.
Hinojosa ilustra cómo se detecta el rastro que dejan los bloqueadores de anuncios, por ejemplo con una web que use Google AdSense, uno de los productos de la red de publicidad online de Google. Básicamente, el propietario busca las marcas que sus anuncios deberían haber dejado (ya sea archivos con extensiones concretas o ciertas etiquetas); si no hay ni rastro de ellos, es porque el bloqueador de anuncios está actuando y los está “silenciando”.
Es decir, si la página tiene publicidad, puede analizar si el servicio que se la presta está activo; si no, es que hay un bloqueador, y entonces lanza el mensaje para decirte que lo desactives. En realidad no está bloqueando a tu adblocker, porque no hay manera de bloquear al bloqueador por motivos de seguridad, explica Hinojosa. Por lo tanto, “lo que hacen es mostrarte un aviso cuando detectan que lo tienes y te ‘obligan’ a quitar el bloqueador para que puedas ver el contenido”.
Los sitios web son libres de poner condiciones para que accedas a su contenido, siempre y cuando para ello no usen tus datos personales
¿Es legal que un sitio web haga esto? E incluso, ¿es legal que un usuario use un bloqueador de anuncios? Los tribunales de distintos países han fallado en varias ocasiones a favor de los usuarios y su derecho a utilizar bloqueadores de publicidad o adblockers en el uso de su derecho a evitar publicidad no deseada, explica a Maldita.es la abogada de Legálitas Sara García.
“Una de las resoluciones más recientes se producía hace unos meses en Alemania, desestimando la demanda presentada en 2014 por un grupo editorial contra el desarrollador de Adblock Plus («eyeo») por supuestamente infringir los derechos de autor, alegando que modificaba el código de sus sitios web para quitar los anuncios alterando su contenido sin la aprobación de los autores originales”, ejemplifica García.
En cuanto a si los sitios web pueden impedir el acceso a sus contenidos a los usuarios que usen un bloqueador de anuncios, la cuestión no parece ser tan simple. Una parte importante del peso de la respuesta recae en cómo detecte la página que el usuario tiene el adblocker.
“El acceso a la información en el dispositivo de una persona o la instalación en su dispositivo de cookies es ilegal sin obtener primero el consentimiento para hacerlo (con algunas excepciones como el uso de cookies imprescindibles para el funcionamiento de la web). Si para detectar si un usuario está utilizando el bloqueador de anuncios el sitio web realiza una de esas dos acciones, necesita un consentimiento previo del usuario para hacerlo. Y aunque no dé su consentimiento, no se le puede impedir la visualización del contenido”, explica García.
Para evitar esta situación, hay soluciones tecnológicas que únicamente verifican si los anuncios se han entregado y que deducen que, si no ha sido así, la causa podría ser el uso de un bloqueador de anuncios, como nos explicaban Jorge Louzao y Pablo Hinojosa.
“De esta forma, no recopilan información sobre si un usuario concreto está usando un bloqueador ni acceden a su dispositivo, por lo que no afectaría a la normativa sobre privacidad. La denegación de acceso al contenido no se produce como consecuencia de un tratamiento de datos de carácter personal y no aplica la legislación en materia de datos personales”, detalla la abogada de Legálitas.
En ese caso, entonces “el sitio web puede optar de forma legal por pedir una contraprestación al usuario para visualizar el contenido”, explica García. Entre estas formas están como ya sabemos la petición de que lo desactivemos, también que lo incluyamos en una lista blanca de sitios seguros de los que ver los anuncios, e incluso que paguemos por el acceso a un contenido concreto (el modelo de suscripción).
En resumen: tienes derecho a usar un bloqueador de anuncios (mejor uno de código abierto que puedas verificar por ti mismo y que sea de confianza), pero los sitios web, siempre y cuando para ello no accedan a tu información personal o te instalen cookies sin tu permiso, también pueden ponerte condiciones para que accedas a su contenido.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Pablo Hinojosa y Jorge Louzao.
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