A raíz de la invasión de Rusia a Ucrania, el acceso a Internet se ha visto mermado en ambos países. En Ucrania, como consecuencia de los ataques rusos a infraestructuras y a la toma de ciudades, la conectividad ha bajado y las operadoras ucranianas han sufrido cortes en la conexión, como refleja NetBlocks, una plataforma de monitorización global de Internet.
En Rusia, sin embargo, algunas plataformas han dejado de operar temporalmente o ha sido el propio gobierno el que las ha prohibido y hecho inaccesibles para sus ciudadanos. Sin ir más lejos, el país, a través de Roskomnadzor, el regulador de telecomunicaciones, ha prohibido el acceso a Facebook y Twitter, por lo que el acceso a estas plataformas no es posible en Rusia.
Al igual que sucede en otros países como China o Corea del Norte, en los que el Estado regula y restringe el acceso a determinados puntos de la red, las VPN (redes virtuales privadas, por sus siglas en inglés) pueden resultar ser un método que esquive estas limitaciones. ¿Qué son exactamente y cómo pueden ayudar a los ciudadanos que tengan limitaciones para acceder a Internet?
Conectarnos a un servidor intermediario en otro país para evitar las restricciones
Tal y como os contamos en este artículo, una VPN no es más que un intermediario entre nuestro dispositivo y la web o servicio que queramos visitar. Es decir, que en vez de conectarnos directamente a Facebook, por ejemplo, primero pasamos por un servidor intermedio que es el que nos conecta a la red social. Así con cada página o plataforma a la que queramos acceder.
La clave por la que las que pueden ser de utilidad en países con restricciones de acceso a Internet es que “con una VPN, ese ordenador intermedio será quien realizará la conexión y nos remitirá el resultado”, nos comentó en otra ocasión Mar Arribas, maldita y experta en ciberseguridad. Por tanto, si estamos en Rusia pero usamos una VPN cuyo servidor esté, por ejemplo, en España, podremos acceder a todos los contenidos disponibles en este país y evitar los bloqueos rusos.
Diferencias entre una VPN de pago y una gratuita
Como también os explicamos, no por ser de pago no tiene por qué ser más fiable o segura que una gratuita. Eso sí, algunas gratuitas pueden ofrecer el servicio sin coste porque a cambio “pueden ponerte anuncios o vender los datos de navegación para crear perfiles más rentables comercialmente”, explicaba entonces a Maldita.es Andrés Marín, también maldito experto en ciberseguridad.
En un contexto como el actual, en el que muchos ciudadanos han perdido el acceso a Internet o corren el riesgo de ser vigilados por algún gobierno, algunas organizaciones como AccessNow están ofreciendo VPNs de forma gratuita a la sociedad civil rusa para evitar las restricciones en la conectividad en aquel país y para que puedan permanecer en línea y acceder a toda la información disponible sobre la guerra que ha iniciado Rusia en Ucrania. También han ofrecido estos servicios de forma gratuita para periodistas y activistas de derechos humanos ProtonVPN y Runa Sandwik, una conocida investigadora de ciberseguridad.
Recordamos que esta es una situación excepcional y de crisis, por lo que para ciudadanos afectados por esta guerra sería conveniente usar herramientas oficiales y fiables. ¿Cómo nos encargamos de eso? Principalmente, observando que descargamos el servicio de sitios oficiales, que la organización o empresa ofreciendo la VPN y si el servicio recopila cuándo te conectas y qué visitas está respaldada por su labor -por ejemplo, una ONG dedicada a la ciberseguridad-.
Arribas también advirtió que “al hacer de intermediario, tiene la capacidad de guardar información privada sobre nuestra navegación”, por lo que siempre tenemos que preferir una VPN que tenga una política de no retención de nuestra actividad y, preferiblemente, que auditorías externas confirmen que es así.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos expertos en ciberseguridad Mar Arribas y Andrés Marín.
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