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MALDITA TECNOLOGÍA

La autorregulación de las plataformas y cómo ha afectado el ataque de Rusia contra Ucrania a los espacios digitales

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El ataque de Rusia contra Ucrania no sólo deja secuelas en el mundo físico. Espacios digitales como las redes sociales y las plataformas también se adaptan a los acontecimientos con medidas especiales: bloqueos de perfiles, limitación a medios de comunicación, etc. Eso sí, lo hacen bajo su propia consideración y eligiendo cuáles son las normas. Esto es importante porque, por regla general, esas decisiones no se toman en conjunto con otros actores gubernamentales y de la sociedad civil, sino a puerta cerrada, y tienen consecuencias para la sociedad. Este es un tema complejo con muchas aristas, por lo que hemos aprovechado para analizarlo con distintos especialistas en la Maldita Twitchería tecnológica. Aquí podéis repasar las intervenciones.

Las plataformas no son transparentes con cómo toman las decisiones

Meta (Facebook), Google o Apple son enormes empresas tecnológicas con presencia en Rusia (hasta antes del ataque) y también en Ucrania, por lo que sus acciones repercuten directamente sobre la población de ambos países. "El factor clave en esta autorregulación de las plataformas es la discrecionalidad", comienza Javier Pallero, coordinador de Políticas Públicas de AccessNow. "Estas plataformas son las dominantes en todo el mundo en su ámbito de actuación, por lo que la pregunta sería si queremos dejar en sus manos todas las decisiones que se tomen según les parezca, con esa discrecionalidad", continúa.

"Como comentó el propio Nick Clegg, vicepresidente de Asuntos Globales de Meta, algunas medidas las han tomado por presiones del poder político: falta mucha transparencia y saber los procesos que llevan a adoptar estas decisiones por parte de estos pocos actores", comenta Pallero. Añade que "las redes sociales como Facebook o Twitter no dejan de ser el espacio público (aunque en manos privadas) en el ámbito digital, y de la misma forma que sabemos qué podemos hacer y qué no cuando salimos a la calle, aquí también deberíamos saber claramente los procesos y las normas, eliminando ese factor discrecional".

Los ciberataques son una pata más del conflicto que agravan la situación de vulnerabilidad

Raquel Jorge Ricart, analista de política tecnológica, digital y ciber en el Real Instituto Elcano, advierte que, "aunque no se hayan producido ciberataques a gran escala en lo que llevamos de guerra, sí hay que tener en cuenta que podría suceder como un añadido a la parte bélica y que podría colocar en una situación de vulnerabilidad a quien lo sufra". "Ya sea un ciberataque a infraestructuras críticas que cortase el acceso a la luz o al agua, o bien aquellos enfocados a ministerios e instituciones que controlan, ahora mismo, muchos datos sensibles sobre la invasión", añade la experta. "Sí que se han producido ataques DDoS, que tumban ciertas páginas web como organismos o sitios de comunicación", puntualiza Jorge. 

Sobre si Rusia podría atacar por la vía digital a países que se están aliando con Ucrania, como los de la Unión Europea, la analista comenta el caso de Japón, "que se mostró favorable a las sanciones al país ruso, y a raíz de este posicionamiento, hubo un repunte de intentos de ciberataques a fábricas japonesas, por lo que no podemos descartar nada". 

La desinformación como medio para crear un relato favorecedor

"La desinformación es una herramienta más de desestabilización, como lo pueden ser los ciberataques a infraestructuras o empresas o el hackeo de cuentas", afirma Carme Colomina, investigadora de políticas globales y desinformación en el CIDOB. "Rusia ha usado la desinformación, no desde ahora sino desde 2014, para crear un relato alrededor de lo que está ocurriendo desde el terreno", comenta Colomina. En Maldita.es te estamos contando día a día todas las desinformaciones y falsedades que circulan sobre la invasión de Rusia a Ucrania. 

"La estrategia de etiquetar las cuentas vinculadas con el Estado ruso, por ejemplo, favorece tratar a los ciudadanos como adultos, para que ellos estén sobrealerta sobre el contenido, pero sin infantilizarlos retirándole el contenido que creen que no deberían ver", añade la investigadora. "Eso sí, el problema aquí es que la desinformación casi siempre es muy ambigua, pues suele ocurrir que dentro de una misma noticia hay elementos que son verdad pero otros que no, y te obliga a discernir en un mismo contenido, por lo que se vuelve más difícil de filtrar y etiquetar", concluye Colomina.


Primera fecha de publicación de este artículo: 03/03/2022

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