Llevamos meses usando códigos QR en bares, aeropuertos, o tiendas e incluso a los datos que contiene el certificado COVID se accede escaneando uno. También se usa como identificador de nuestros billetes de viaje y se guarda en él información adicional. Aunque ya resulta intuitivo sacar el móvil y escanearlos, esta semana nos habéis preguntado qué hay detrás del proceso y por qué los QR tienen el diseño que tienen
Los primeros puntos de referencia son los recuadros de las esquinas
Vamos por partes: los elementos que sirven de esqueleto al código (y de referencia visual para nuestro móvil) son los cuadrados que vemos en tres de las cuatro esquinas de la imagen. Nos lo explica nuestro maldito Carlos Fernández Llamas, desarrollador de software especialista en programación y aplicaciones.
“Cuando apuntamos con la cámara a un código QR utilizando el móvil, un programa preinstalado en el dispositivo empezará a buscar patrones en la imagen. Concretamente, buscará los tres ‘ojos’. Estos ‘ojos’ son esos cuadrados con un punto en el centro que tanto destacan en el código QR, situados en las esquinas superiores y la esquina inferior izquierda. Si el programa los encuentra sabrá que está ante un código QR y utilizará su posición como referencia visual”, explica.
Según el número de puntos y cuadrados que tenga, contendrá más o menos información
Una vez tomadas las medidas del código, hay que entender qué dice y a dónde nos lleva. Ahí es donde entra en juego la maraña de puntos negros y espacios que dan cuerpo a la imagen. Nuestra maldita Beatriz del Saz, desarrolladora de software, nos cede sus superpoderes para explicarnos que esta sucesión de manchas es código binario. Es decir, “estos píxeles contienen todos los elementos que un ordenador, o los chips contenidos en teléfonos y tablets, necesitan: unos y ceros”. Esta unidad mínima de información se denomina bit, como ya te explicamos en otro artículo.
Fernández Llamas añade que “los bytes, o bloques de 8 bits, son representados en el código QR como bloques de 8 puntos blancos o negros. Por cada bit que quiera ‘dibujar’, pondré un cuadrado blanco si el bit es 0 o un cuadrado negro si es un 1”.
Así que la densidad de puntos de un código QR puede darnos la pista de cuánta información almacena. Como muchas de estas imágenes están configuradas para almacenar el link a una página web, es suficiente con pocos píxeles y de gran tamaño, pero a más texto almacenado más cantidad de manchas y espacios dentro del código.
Dentro del propio código existen algunas regiones concretas que aportan información extra a nuestro dispositivo. Por ejemplo, en las inmediaciones de los cuadrados grandes de los que te acabamos de hablar.
“Ciertas áreas del código QR están reservadas para almacenar información concreta, como por ejemplo el tipo y la versión del estándar con el que se creó el código QR o el tamaño de los datos codificados en el mismo. Con estos parámetros nuestro dispositivo puede identificar qué algoritmo se utilizó para transformar la información en una imagen y de esta manera obtener la información original”, explica Del Saz.
Que sean en blanco y negro facilita que las cámaras los capten rápido
Aunque los códigos QR se pueden personalizar en color y forma, la elección genérica del blanco y el negro no es casual. El alto contraste de estos colores ayuda a que nuestra cámara identifique los códigos incluso con poca luz. Además, los códigos van rodeados de un marco sin contenido, la denominada ‘zona quieta’, que ayuda a aislarlo del resto del entorno para hacerlo más reconocible para nuestras cámaras.
“Finalmente, unos cuadrados más pequeños, llamados de alineamiento, ayudan al dispositivo a corregir la posición y orientación del código en la imagen, de modo que puedan leer el código aunque estemos haciendo la foto al revés”, concluye Del Saz.
Aunque estemos acostumbrados a verlos en billetes o menús, Fernández Llamas recuerda que las aplicaciones del QR son muy variadas. Por ejemplo, pueden ser útiles para compartir un número de teléfono, un contacto que se añade directamente a la agenda, la conexión automática a una red wifi con contraseña o, directamente, un texto en bruto.
Una vez visto esto, no está de más recordar que escanear cualquier código QR que nos encontremos puede que no sea la mejor idea, sobre todo si está en mitad de la calle o en lugares que puedan resultar medianamente extraños. Aquí te explicamos qué debes saber para que no te cuelen archivos maliciosos a través de este tipo de códigos.
Primera fecha de publicación de este artículo: 26/07/2021