Debes saber que si tu empresa se ha puesto restrictiva con el uso de memorias USB en el puesto de trabajo, no es para nada un movimiento extraño: muchas han seguido el mismo camino. Grandes multinacionales como IBM o administraciones públicas como la Comisión Europea han vetado o regulado de manera estricta el uso de este tipo de memorias.
¿A qué se debe este veto? Pues estas extensiones de memoria pueden servir como vía de transmisión de virus de todo tipo. Un ejemplo: en casa descargamos contenido de una forma más libre que en el puesto de trabajo, así que las posibilidades de alojar un malware en los equipos personales aumentan. Si utilizamos un lápiz de memoria para mover documentos entre casa y la empresa estaríamos poniendo en peligro no solo el equipo que utilizamos para trabajar, sino a toda la red de la oficina.
Según detalla la compañía de antivirus Panda Security, “cualquier dispositivo de almacenamiento USB que entre en una oficina puede poner en riesgo la seguridad de toda la organización. Vulnerabilidades de los propios pendrives, malware transmitido a través de ellos o el simple robo de datos son solo algunos de los riesgos a los que nos enfrentamos”.
Para nuestro maldito Jorge Louzao, hacker ético y experto en ciberseguridad, el veto a las memorias USB en las empresas “es una medida totalmente justificada”. El peligro se puede manifestar en varios supuestos: como decíamos, que el ordenador personal esté infectado y el virus se propague por la empresa a través del USB; que el firmware (las órdenes básicas con las que funciona el dispositivo) haya sido alterado “para convertirlo en un dispositivo de ataque” hacia otros ordenadores o, simplemente, que pierdas la memoria con información sensible dentro.
En caso de pérdida, y contando que la empresa no tenga una política para cifrar los datos que estás moviendo de un lugar a otro, esto “puede llevar a una filtración de información y en caso de que sean datos personales puede suponer un quebranto económico importante para la empresa”.
Vale, queda claro que pasar documentos de casa al trabajo en un USB no es la opción más segura. ¿Entonces, qué alternativas tenemos?
La opción más evidente es utilizar servicios en la nube. Aquí te explicamos de qué va la cosa, pero se trata de un sistema muy utilizado que te da acceso a los archivos que tú decidas dejándolos en los servidores de Google Drive, Dropbox, OneDrive o pCloud, por citar algunos ejemplos.
Pese a no tener acceso físico a esta ‘caja’ en la que almacenamos archivos, resulta muy cómodo poder acceder a tu carpeta desde cualquier dispositivo sin necesidad de contar con un soporte físico. La seguridad, por tanto, es mucho mayor que con una memoria USB.
En caso de querer seguir utilizando un lápiz de memoria, Louzao apuesta por usar una “aduana de datos”. “Es un dispositivo no conectado a la red en el que insertar nuestra memoria para que copie los datos en un segundo USB que nunca saldría de la empresa”, explica. En otras palabras, es una máquina que actúa de intermediaria ‘depurando’ archivos dañinos para el ordenador de nuestra empresa.
Como última alternativa, el experto subraya su opción favorita, “que la empresa ponga a disposición de los trabajadores dispositivos portátiles” que puedan mover entre su puesto de trabajo y su casa. Así ya no sería necesario el uso de memorias extraíbles de cualquier tipo.