Una red social centrada en el audio y la creación de podcasts en directo. Este es el concepto de Clubhouse, una plataforma creada en marzo de 2020 que ha visto aumentar su popularidad (tanto en usuarios registrados como en proyección de futuro) de forma exponencial en las últimas semanas.
La aplicación se distribuye en salas de chat temáticas, donde los usuarios intercambian su señal de audio en directo creando una conversación. Dentro de estos espacios puede haber espectadores silenciados que sólo acuden como oyentes a las salas, formando una especie de programa de radio en directo.
Este formato, el de las charlas en directo, se ha convertido en uno de los mayores reclamos de la app desde finales de enero, cuando el creador de Tesla y SpaceX Elon Musk batió el récord de oyentes de la app en una entrevista y aumentó aún más las expectativas en torno al proyecto. El responsable de Facebook, Mark Zuckerberg, también ‘bendijo’ la plataforma apareciendo en una entrevista similar apenas unos días después.
Según explicaron los creadores de la app en su blog oficial, su misión al desarrollar Clubhouse es el de “construir una experiencia social que se sintiera más humana, donde en vez de postear puedas juntarte con otra gente y charlar”.
En la actualidad el acceso a la aplicación sólo se puede completar a través de una invitación de alguien que ya esté dentro o apuntándose a la lista de espera, un proceso que al menos te asegura la reserva del nombre de usuario que más te guste. Además, pese a que los desarrolladores ya trabajan en una versión para Android, la aplicación está disponible de manera exclusiva para dispositivos de Apple.
Las temáticas que se tratan en la aplicación son tan variadas como en otras redes sociales: echando un vistazo al menú de inicio, y en función de los intereses que hayas marcado al darte de alta en la aplicación, Clubhouse te ofrece salas de chat sobre gastronomía, emprendimiento, tecnología o incluso radios musicales.
Esta sensación de exclusividad en el acceso, así como la configuración de las salas, donde los impulsores pueden decidir quién habla de cara al público, ha derivado en algunos análisis que califican a la plataforma como “cerrada” o incluso “elitista”. También es cierto que debido a su relativa juventud, en la mayoría de las salas abiertas se habla en inglés a la espera de que la aplicación se generalice fuera de las fronteras estadounidenses.
Respecto a los datos personales, Clubhouse pide al nuevo usuario que introduzca su número de teléfono, correo electrónico y nombre y apellido. Además, con el propósito de “apoyar la investigación de incidencias”, la app graba de manera temporal el contenido de las salas de audio en directo. Se compromete, sin embargo, a borrar estas copias si no hay ningún tipo de investigación abierta en torno a posibles incidencias.
La aplicación ya está valorada en más de 1.000 millones de dólares
La aplicación está desarrollada por Alpha Exploration, una firma que opera desde Californa, siguiendo la estela de las grandes empresas tecnológicas nacidas en suelo estadounidense. De hecho, su trayectoria es parecida a la de otras redes sociales: dos desarrolladores salidos de universidades punteras (Stanford, en este caso) se juntan, desarrollan mano a mano la idea y, en apenas un año, las previsiones de crecimiento atraen a multitud de inversores y usuarios.
En este sentido, el pasado 24 de enero la empresa ya contaba con 180 inversores de todo tipo, según datos ofrecidos por la propia compañía. Con todo ello, su valoración ya se ha disparado por encima de los 1.000 millones de dólares.
De cara al futuro, el rápido crecimiento de la aplicación está garantizado, al menos atendiendo a la gran cantidad de usuarios interesados por la red social en las últimas semanas. Según el analista tecnológico Jeremiah Owyang, este nicho para las plataformas de ‘audio social’ seguirá pujante durante los próximos años.
¿Cuál es su virtud respecto a la competencia existente? El analista responde: “Los humanos, atrapados en casa durante la cuarentena; los teléfonos inteligentes y las aplicaciones fácilmente disponibles; la tecnología basada en la nube y las plataformas de fácil integración como Agora; el deseo de una conexión humana más allá del texto y el cansancio de demasiadas videoconferencias”, sintetiza.