El pago a través de aplicaciones móviles se ha instalado en apenas unos años como una alternativa más en numerosos sectores. Esta última semana nos habéis preguntado por el caso concreto de los surtidores de gasolina, que en varios casos ya han automatizado sus procesos a través de este tipo de herramientas.
Más allá de su comodidad, las dudas surgen en torno a los posibles problemas derivados del proceso electrónico. ¿Si hay un error en el pago tras echar la gasolina sería responsabilidad mía o de la empresa?
Consultamos al respecto al maldito Mario Sánchez, desarrollador de aplicaciones móviles e ingeniero en Intersystems. Según el experto, la mayoría de apps destinadas a este tipo de pagos (como pueden ser las de Ballenoil y Carrefour) funcionan como “interfaz de compañía” y ayudan a la hora de pagar y acceder al suministro.
“La aplicación en sí no está más que mandando solicitudes al servidor de la compañía que es quien tiene los datos y quien se encarga de gestionar el pago”, explica.
Por tanto, en un fallo surgido en este tipo de aplicaciones “claramente debería ser la compañía quien respondiese”, algo que no estaría tan claro en una app gestionada por terceros, como puede ser el caso de Just Eat con los servicios de comida a domicilio. En este caso, el programa es un mero intermediario y un problema con un pedido puede ser responsabilidad o bien del restaurante de origen o bien del servicio de delivery.
Lo que sí queda claro en el pliego de condiciones de este tipo de aplicaciones es que una vez ofrecido el servicio (en este caso, llenar el depósito) las “obligaciones dinerarias” son responsabilidad del cliente, tal y como refleja Cepsa en el texto que regula sus servicios digitales. Se abre, eso sí, la puerta a que el cliente “alegue todo lo que estime pertinente” para defender su interés, como puede ser un fallo puntual en el servicio técnico.
En caso de que surja un error de la app habiendo ya llenado el depósito “habría que revisar si las aplicaciones ya indican en sus condiciones la posibilidad de realizar pagos con posterioridad en el caso de un problema técnico en la prestación del servicio”, según apunta el ingeniero y abogado especializado en tecnología y ciberseguridad Sergio Carrasco.
En otras palabras, cada aplicación debe indicar si es posible que el saldo quede “pendiente de cargo” en caso de fallo de la app. Para cerrar este cobro, la empresa “podrá utilizar los datos” del usuario volver a contactar con el cliente y pasar de forma definitiva el cobro.
Para evitar rodeos y reclamaciones a terceros, Sánchez considera deseable “utilizar la app de pago de la propia empresa”, en caso de que exista, para así contar con un interlocutor claro a la hora de tramitar un fallo en el servicio. También habría que tener en cuenta si la figura del intermediario puede llegar a ser beneficiosa a la hora de tramitar una reclamación o si, por el contrario, puede ser contraproducente.
“Es decir, reclamar a compañía PepeSistemas que algo en Cepsa no va bien lo veo más arriesgado que al revés. Sin embargo reclamar a Just Eat por comida en restaurante chino Xen es justo lo contrario, una compañía intermediaria grande puede hacer más presión sobre el proveedor final”, sintetiza.