En los últimos años se ha extendido la creencia de que usar el teléfono móvil durante una tormenta eléctrica multiplica la posibilidad de que te caiga un rayo porque supuestamente la radiación o la composición metálica del teléfono lo atraería. ¿Qué tiene esto de cierto?
Se empezó a comentar tras la publicación de una carta en British Medical Journal
Este rumor se empezó a difundir a raíz de la publicación en British Medical Journal en 2006 de un caso de alcance por un rayo a una chica que iba hablando por teléfono en Londres. Varios medios de comunicación se hicieron eco entonces de la historia y de cómo ella quedó en silla de ruedas y no recordaba lo que había ocurrido.
Sin embargo, la publicación no es un estudio ni un artículo científico, sino una carta al editor, explicando un caso al que varios investigadores hicieron comentarios posteriores que cuestionaban o negaban la relación directa con el teléfono móvil. Uno de ellos especificaba que “los teléfonos móviles no suponen un riesgo para el alcance por rayos” y que el riesgo real era no llevarlos encima en caso de necesitar llamar a los servicios de emergencia si fuera necesario.
Entre otras aclaraciones, también incluían una respuesta de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), que decía que los rayos no son atraídos por las personas que llevan encima móviles: “A la gente le cae un rayo porque está en el lugar equivocado en el momento equivocado. El lugar equivocado es cualquier sitio en el exterior. El momento equivocado es cualquiera en el que haya una tormenta cerca”.
“Para hacernos una idea, la atmósfera es un condensador, dos capas (arriba en el cielo y abajo en el suelo) con una diferencia de potencial eléctrico. En las tormentas, por diferentes fenómenos como la fricción y la concentración de gotas, se puede producir un incremento importante en esa diferencia de potencial, llegando a ser tan grande que puede convertir en conductor de la electricidad el aire”, explica sobre la formación de rayos a Maldita Tecnología Alberto Nájera, físico de la atmósfera y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS).
Este profesor afirma que de ser cierta la relación o atracción de rayos por la radiación, lo lógico sería que cayeran sobre las antenas de telefonía móvil, donde la concentración o intensidad de la radiación sería mucho mayor, pero no en el propio teléfono. Además, al estar en posiciones elevadas y puntiagudas, son más propensas a recibir el impacto.
Los móviles no emiten suficiente radiación ni tienen tanto metal como para atraer a los rayos
Otro factor a tener en cuenta es que los rayos son atraídos por los objetos de metal, pero los móviles tienen un porcentaje demasiado bajo para que eso ocurriese, según Nájera. Otro estudio que menciona asocia el riesgo a usar palos selfie, pero el principal peligro sigue estando en los objetos puntiagudos y que estén en lo alto, por encima de nosotros. De ahí que uno de los mayores riesgos sea guarecerse bajo un árbol en plena tormenta, por ejemplo. Las correcciones al caso publicado en British Medical Journal también mencionan la escasa presencia de metal en los móviles.
Sobre la radiación, este especialista asegura que la de un móvil “es extremadamente baja y no atrae la electricidad”: “Si esta premisa fuese cierta, las antenas de telefonía estarían recibiendo los impactos de todos los rayos pues concentran más la intensidad de la radiación”.
Por tanto, no se ha demostrado científicamente que usar un teléfono móvil durante una tormenta eléctrica suponga un riesgo extremo o que haya que apagarlo para que no emita radiación (ya que es ínfima). Las recomendaciones sí que incluyen, eso sí, no utilizar aparatos electrónicos conectados a la red eléctrica en caso de una sobrecarga en el cableado que se propague a las casas. Esto vale para la nevera, pero no para un móvil.
Primera fecha de publicación de este artículo: 22/01/2021