Facebook y Twitter han tomado medidas sobre un contenido de The New York Post en el que aseguran que han accedido a una serie de emails dirigidos al candidato presidencial de Estados Unidos Joe Biden. Facebook anunció que ha reducido la visibilidad de la publicación en la red social, mientras que Twitter directamente ha prohibido compartir el enlace de la pieza en cuestión.
El contenido explica que esos emails muestran que el hijo del candidato, Hunter Biden, había mediado entre su padre y un ejecutivo ucraniano poco antes de que se revelara que Biden había presionado a oficiales gubernamentales de Ucrania para que no investigasen a la compañía que dirigía este empresario. The New York Post dice que los correos electrónicos salieron de un portátil que meses atrás recibió el abogado de Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York y actual abogado del presidente Donald Trump.
Facebook dice que limita la visibilidad de la historia porque es “susceptible” de que el programa de verificación de terceros de fact-checkers lo analice, pese a que por el momento ningún fact-checker ha marcado el contenido como falso o poco fiable. La decisión proviene de Facebook y así lo anunció Andy Stone, de su equipo de comunicación.
Twitter directamente no permite publicar el enlace en la plataforma (a mediodía del 15 de octubre), a pesar de que el director ejecutivo de la compañía, Jack Dorsey, ha admitido que bloquear la URL sin añadir contexto de por qué lo hacen es “inaceptable”.
El editor de la sección de Opinión de The New York Post, Sohrab Ahmari, ha denunciado el no poder publicar una “historia propia sobre la corrupción de un candidato presidencial” y ha descrito la situación como un “golpe de estado de las tecnológicas”. Os explicamos lo que sabemos de esta acción por parte de estas redes.
En qué se basa Facebook para limitar su difusión antes de que haya sido verificado
Andy Stone, de Facebook, asegura que “limitar la distribución” de una pieza es un proceso “estándar” para reducir la difusión de información engañosa o incompleta. Justifica su decisión en base a un documento que publicaron en 2019 con medidas aprobadas para proteger la integridad de las elecciones estadounidenses de este año.
Entre ellas estaba la de reducir la desinformación que circula por Facebook e Instagram gracias al programa de verificación de terceros y otras acciones como eliminar hashtags, retirar un contenido de las pantallas de búsqueda de ambas redes sociales o restringir páginas y grupos que comparten desinformación continuamente.
En ese texto, Facebook también asegura que trabajan para actuar con más rapidez sobre la desinformación antes de que se viralice, teniendo en cuenta que la información de “calidad” y el fact-checking requieren tiempo: “En muchos países, incluido Estados Unidos, si tenemos señales de que un contenido es falso reducimos su difusión a la espera de la revisión de un fact-checker del programa de verificación de terceros”.
Desde marzo de 2019, Maldita.es es miembro del programa de verificación de terceros de Facebook. Esta reducción de la difusión es ajena a los verificadores y es una decisión que ha tomado Facebook sin explicar qué razones objetivas le han llevado a ello o si lo han hecho de acuerdo a una metodología replicable, antes de que cualquier verificador del programa haya hecho un desmentido.
En el caso de que un fact-checker realice la investigación para desmentir este contenido, se enlaza la pieza con la explicación a por qué ese contenido presenta información falsa o engañosa y se coloca una etiqueta encima del post para que los usuarios sepan que van a leer un texto que ha sido verificado. En ningún caso significa eso que el contenido se retire de la plataforma, simplemente se coloca una advertencia. A 15 de octubre ningún fact-checker ha verificado este artículo.
Twitter dice que bloquea el enlace por contener información personal y material hackeado
En Twitter la situación es diferente: el contenido sí que aparece en la plataforma porque hay usuarios que lo publicaron antes de que restringiera su difusión. Sin embargo, desde la madrugada del jueves (miércoles noche en Estados Unidos), Twitter ya no permite publicar el enlace de la pieza porque la compañía o uno de sus “socios comerciales” ha identificado el contenido como “potencialmente dañino”. Vamos con más explicación.
Como decimos, la pieza de The New York Post sí que ha llegado a compartirse, pero si nos la encontramos en algún tuit y tratamos de entrar en ella, Twitter nos lleva a una pantalla en la que nos advierte de que el enlace “puede ser peligroso” por considerarlo una URL que puede robar nuestra información o ser spam, por ejemplo. Igual que los casos de phishing que os contamos en Maldita.es sobre páginas que suplantan a otros sitios web.
Twitter enlaza a su política relativa a las URL, fechada a julio de 2020. En ella la compañía explica que los enlaces que considere peligrosos podrán ser limitados pero también “bloqueados” de la plataforma. Es decir, que no se podrán tuitear.
En ella recogen varios supuestos de por qué pueden bloquear un enlace: si lo consideran spam o un caso de phishing, pero también si lleva a un contenido que muestra violencia gráfica, imágenes sexuales no consentidas o si expone información personal de una persona que ha sido publicada sin su consentimiento (algo en lo que también se apoyan para el caso de The New York Post).
En este caso concreto, desde Twitter aseguran que la razón por la que se ha bloqueado el enlace de la historia de The New York Post es que contiene “material pirateado” o hackeado, otro supuesto contenido en esa política referido a información que se ha obtenido ilegalmente por medios informáticos. Con eso se refieren, según su política de distribución de este material, que no se podrá difundir contenido que está relacionado con la infiltración de servicios informáticos.
También afirman que se puede hablar sobre casos de piratería que hayan ocurrido compartiendo artículos de prensa que hablen de ellos, siempre y cuando no se incluya “información privada de nadie” ni que revele “información relacionada con secretos comerciales”. Según ellos, el artículo en cuestión no entra en ese supuesto porque contiene una información que se ha obtenido mediante un hackeo.
Esto viene a raíz de que no se sepa de dónde procede exactamente el paquete de emails. The New York Post cuenta que el año pasado alguien llevó a una tienda de informática un portátil con esta información y que nunca acudió a recogerlo. Meses después, el dueño de la tienda entregó su contenido al FBI, pero antes supuestamente hizo una copia y se la entregó al abogado de Rudy Giuliani, que la semana pasada se la entregó al diario.
Primera fecha de publicación de este artículo: 15/10/2020.