El origen de los cables de red que dan vida a Internet y su colocación en los mares y océanos del mundo es un asunto que sigue provocando mucha curiosidad. Concretamente, nos habéis preguntado cómo se instalan estos cables y de quién son responsabilidad.
Pese a que da la sensación de que nuestra conexión a Internet y nuestras comunicaciones internacionales son siempre inalámbricas, en realidad lo que la asegura son los alrededor de 400 cables submarinos que enlazan diferentes continentes para llevar la conectividad de red de un sitio a otro y que, a su vez, se conectan con toda una infraestructura de torres, antenas y centros de datos a nivel local.
Son cables que recorren aproximadamente 1,2 millones de kilómetros del mundo -tres veces la distancia a la Luna- y se colocan en el fondo del mar. A la hora de instalarlos en la zona más próxima de la costa, se entierran para que no se vean o importunen. Sin embargo, en alta mar, están depositados directamente sobre el lecho marino.
También varían en longitud: hay cables de 131 kilómetros, como uno que comunica Irlanda con Reino Unido, pero también existen de hasta 20.000 kilómetros para enlazar Asia con Estados Unidos. Los primeros cables conectaban EEUU con Reino Unido, aunque a día de hoy hay zonas sin conectar (como Australia y Sudamérica) porque se considera que no realizan un intercambio de datos significativo.
Según TeleGeography, la firma de telecomunicaciones que ha creado el mapa de referencia del cableado submarino, el cable en sí tiene la anchura de una manguera de jardín. El material de fibra que recibe los impulsos eléctricos es muy fino, pero está recubierto de varias capas de protección y aislamiento del entorno (teniendo en cuenta que deben aguantar años tendidos en el agua).
Colocarlos no es un proceso fácil tampoco: antes de que salga un barco a alta mar con las máquinas necesarias para ir desenrollándolo a lo largo del recorrido, hay que hacer diferentes evaluaciones de dónde se va a colocar y también preparar la zona por la que va a pasar. Por ejemplo, creando una franja donde pueda apostarse el cable.
¿Quién es responsable de toda esa infraestructura?
Desde el Comité Internacional de Protección de Cables (ICPC, por sus siglas en inglés), explican a Maldita Tecnología que los cables se colocan atendiendo a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), que garantiza “libertad para depositar y mantener los cables más allá del mar territorial de cualquier estado costero: a 12 millas náuticas o más de la costa”.
Hay más de cien empresas de telecomunicaciones (como Vodafone, por ejemplo) y consorcios que poseen cables submarinos. El sector ha sido predominante desde su creación, pero ahora, multinacionales como Google, Facebook o Microsoft juegan también un papel importante colocando sus propios cables. En este enlace puedes ver un mapa actualizado de los cables operativos.
“No existe un regulador global de los cables submarinos colocados en alta mar, así que las entidades que los gestionan se coordinan directamente con otras industrias marinas, como la de la pesca, la navegación, la del gas y el petróleo, la energía renovable o la minería del fondo del mar”, afirma el ICPC.
Si un cable se estropea o deja de ser funcional, es su propietario quien se encarga de la gestión y en muchas ocasiones se deja en el lecho marino, según explica el ICPC. Existe un mercado activo de recuperación de material de los cables que luego puede reciclarse, a menos que se haya recubierto de sedimentos o de una forma de vida como un coral.
Primera fecha de publicación: 10/09/2020.