Llevamos semanas oyendo hablar de que Apple y Google van a implantar una tecnología nueva en nuestros móviles para que sea posible hacer un rastreo de contactos de una persona contagiada con COVID-19. Hay que aclarar que no es una aplicación para descargarse en el móvil, sino una actualización de nuestro sistema operativo para que se puedan activar ciertas funciones que permita hacer esta red de contactos a través de la comunicación con otros móviles. Os lo explicamos más a fondo.
Hay varios países que ya están poniendo en práctica aplicaciones de rastreo de contactos que funcionan por tecnología bluetooth. ¿Cómo exactamente? La idea es que esto funcione como móviles comunicándose entre ellos sin que tengamos que hacer nada. Mi móvil estará emitiendo diferentes códigos a lo largo del día y si salgo a la calle y paso 10 o 15 minutos con otras personas con móviles (que también emiten sus propios códigos), estos se irán intercambiando. Si yo detectase que tengo síntomas de coronavirus, avisaría a mi médico y este me daría un nuevo código para que yo introduzca en el sistema. A partir de ahí, mi móvil contacta con los otros móviles que se ha comunicado antes para avisarles de que han estado en contacto con una persona que ahora ha dado positivo. En este tuit se ha esquematizado muy bien el proceso:
¿Y por qué no usar el GPS de los móviles para esto? Pues porque aunque no lo parezca la geolocalización es más imprecisa para hacer este rastreo de contactos. “Nadie habla de geolocalización y no tanto por cuestiones de privacidad sino por cuestiones técnicas: ahora mismo la que tenemos en los móviles normales tiene una precisión muy baja”, nos explica Manuel Carro, director del IMDEA Software Institute de Madrid. “Aquí de lo que hablamos es de registrar personas que estén a dos metros de distancia, porque más allá de esa distancia se supone que hay poco o muy poco contagio. El GPS, por definición, no te da esa precisión física y si estás dentro de un espacio cerrado, tiene aún menos”.
Este factor es además uno de los que garantizarían que no hubiese un exceso de falsos positivos: la geolocalización podría señalarte como “posiblemente próximas” a varias personas que están a unos 10 metros, explica Carro, por lo que la tasa de falsos positivos sería mucho más alta.“Si das contactos de menos, hay posibles contactos que se están obviando y si da posibles proximidades físicas de más, estamos poniendo una sobrecarga al sistema sanitario que puede ser excesiva”, dice.
Según Gemma Galdón, presidenta de la Fundación Éticas y consultora tecnológica que ha formado parte del consorcio europeo para el que se ha desarrollado uno de los protocolos de ‘tracing’, “la idea es minimizar” esta preocupación: “Sólo se contemplan los test cuando se conjuga la alerta con los síntomas”. Es decir, que te llegue la notificación al móvil y que además tengas síntomas. El contacto entre autoridades sanitarias y usuario se hace solo cuando se confirme mediante un test que la persona tiene COVID.
Además de la parte técnica, con el bluetooth se puede estudiar la movilidad de una manera que no afecte tanto a nuestra privacidad. “Con el bluetooth, mientras yo estoy soltando señales, nadie sabe con qué móviles me estoy comunicado, y con geolocalización se podría saber, porque en un momento dado sí que se puede saber que hace diez días o una semana yo he estado reunido con alguien en una cafetería concreta”, añade Gersón Beltrán, investigador y geógrafo en Play&Go, quien además es un maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
¿Qué tienen que ver Apple y Google con las apps de rastreo de contactos?
Te estarás preguntando qué pintan Google y Apple en todo este embrollo, porque es cierto que se han ganado gran parte del protagonismo con el asunto del ‘tracing’ y habrás leído que son los que lo están llevando a cabo. Principalmente, que son las compañías a las que pertenecen los sistemas operativos de casi el 99% de los móviles operativos y si ellos desarrollan sistema tecnológico, puede facilitarle mucho a gobiernos que finalmente quieran usarlo.
Es importante recalcar que Google y Apple no van a desarrollar una app. Las compañías sólo van a poner a disposición en mayo una API (interfaz de programación de aplicaciones) para que los gobiernos o empresas que vayan a desarrollar una aplicación para móviles puedan usarla y crearla en base a ella. Pero hay más. Imaginad que esto no se hiciera a través de una app, sino que cuando vas a actualizar el sistema operativo de tu móvil (esa ventanita que nos aparece de ciento en viento en la pantalla diciéndonos que hay una versión más nueva de nuestro software) se añadiese una funcionalidad para que nuestro móvil empezase a participar en este modelo de rastreo. El sistema del que os hemos hablado antes, que funciona por bluetooth, sería parte del propio móvil.
A nivel técnico, es muy complejo implantar un sistema así. El bluetooth tiene que estar constantemente activado y funcionar aunque no estemos usando el móvil o una app concreta. Ahí es donde entran Google y Apple, para permitir que esto pase. ¿Pero y eso significa que van a tener nuestros datos? Según el código con el que están formando esta tecnología y que han publicado, esa no es la idea.
“Apple y Google de repente pueden hacer que tu teléfono lo tracee todo. ¿Es esto inconcebible? En un mundo apocalíptico no lo es, pero tendrían que lanzar un sistema operativo, una actualización, que si no aceptas, haría que tu teléfono dejara de funcionar. Siempre se pasa por que el usuario diga sí, y en esto se tiene que tener muy claro a qué se dice sí”, explica Carro.
Puedes leer más sobre el 'contact tracing' o rastreo de contactos en este artículo.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Gersón Beltrán.
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