El “Internet de las cosas”, comúnmente abreviado IoT por sus siglas en inglés, se refiere a la conexión entre dispositivos adaptados: desde móviles y relojes hasta televisores, lavadoras, coches o trenes para que puedan comunicarse e interactuar entre sí. Pueden hacerlo gracias a que todos están conectados a la red: su punto en común es la implantación de un sistema automatizado que permite la comunicación y el desarrollo de sus funciones.
¿Esto es que la nevera se va a poner a hablar conmigo? Bueno, no exactamente. Los electrodomésticos suelen utilizarse como ejemplo práctico del IoT: un frigorífico inteligente sería capaz de notificar a su dueño si el sistema sufre alguna avería, como por ejemplo una bajada de temperatura que descongelase los alimentos, pero también de cuándo podrían caducar estos, según lo configuremos. Otro ejemplo son los sistemas de calefacción, que se pueden configurar incluso si estamos fuera para que se enciendan antes de que lleguemos, o los contadores de luz inteligentes.
“Los dispositivos IoT nos proporcionan mucha información que permite racionalizar el uso de nuestros recursos:
uno de los principales la energía pero no solamente eso, sino que en
general nos pueden ayudar a ahorrar, agua, comprar más racionalmente y
cómodamente, tener más y mejor información de lo que compramos,
controlar estado de alimentos y estados de mantenimiento de todo los
equipos inteligentes de forma automática”, explica a Maldita.es Sergi Udina, un maldito que nos ha prestado sus superpoderes y que es doctor en microelectrónica y profesor de Machine Learning.
Pero el IoT va mucho más allá y tiene aplicaciones mucho más complejas. En una gran industria, se puede utilizar para que los programas informáticos manden órdenes sin interacción humana a máquinas de fabricación si detectan algún fallo. Los asistentes virtuales que controlamos por voz también entran en esta categoría. También sirven de ejemplo las alarmas que ponemos en casa, cuando se comunican con las centrales e incluso medios de transporte como los trenes pueden usar esta tecnología.
Como la mayor parte de los sistemas conectados con un componente automático, presentan riesgos para los usuarios: “El principal es la pérdida masiva de privacidad y la capacidad de monitorización sobre la vida de las personas por parte de empresas privadas y/o también de gobiernos dependiendo de la política de privacidad aplicable. Hasta ahora la Unión Europea es probablemente la región más segura en este tema”, añade Udina.
Te damos ejemplos sobre el IoT en este artículo sobre el hogar inteligente. Y recuerda que en nuestro glosario tecnológico tienes definidos muchos términos relacionados con el mundo digital que te pueden servir para entenderlo un poco mejor.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes el maldito Sergi Udina.
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