Desde que Rusia invadió Ucrania el pasado 24 de febrero, Finlandia y Suecia han cambiado su posición respecto a permanecer neutrales ante cualquier conflicto armado y han solicitado formalmente su adhesión a la OTAN, la organización militar defensiva fundada por EEUU. Esto ha hecho que Rusia endurezca su discurso sobre un posible acercamiento de tropas de la Alianza a su frontera.
El Kremlin califica de “error” la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN
El pasado 12 de mayo, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, preguntado por si la entrada de Finlandia en la OTAN suponía una amenaza para el país, aseguró que “por supuesto” porque “la expansión de la OTAN no hace a nuestro continente más estable y seguro”. Además, Peskov amenazó con “respuestas simétricas” por parte de Rusia en caso de que Finlandia se sumara a la Alianza: “Finlandia ha seguido los pasos poco amistosos de la Unión Europea hacia nuestro país. Esto no puede dejar de despertar nuestro pesar”, explicó el portavoz del Gobierno ruso en una conversación con periodistas recogida por Reuters. Por su parte, el Ministerio de Exteriores ruso publicó ese mismo día un comunicado en el que aseguraba que el país necesitaría tomar “medidas de represalia, tanto de carácter militar-técnico como de otro tipo, para evitar que surjan amenazas a su seguridad nacional”.
Dos días después, el 14 de mayo, el presidente ruso, Vladímir Putin, conversó por teléfono con el presidente finlandés, Sauli Niinistö. Durante la llamada, según la versión del Kremlin, Putin le explicó que “rechazar la política de neutralidad militar sería un error porque no hay amenazas para la seguridad de Finlandia”. En el comunicado, Putin asegura que el cambio en la política exterior finlandesa “podría tener un efecto negativo en las relaciones” entre ambos países.
El viceministro de Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, calificó el 16 de mayo esa decisión como un “craso error con consecuencias de largo alcance”. Ryabkov aseguró, según la agencia rusa Tass, que este movimiento de los países nórdicos “refleja una percepción absolutamente falsa y distorsionada de lo que está pasando en el mundo”. "Encontramos bastante obvio que ni la seguridad de Suecia ni la de Finlandia mejorarán después” de entrar en la OTAN, concluyó.
Putin: La adhesión de Finlandia y Suecia “no supone una amenaza directa”
También el 16 de mayo, en una reunión de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), alianza militar encabezada por Rusia junto a otras ex repúblicas soviéticas y países vecinos, Putin afirmó que “la expansión de la Alianza Atlántica es un problema” que “sólo empeora la ya de por sí difícil situación de seguridad global”. El presidente ruso dijo que la OTAN se creó de manera “completamente artificial” siguiendo los intereses de la política exterior de Estados Unidos. Respecto a la inclusión de sus vecinos nórdicos, Putin le dijo a sus homólogos que “Rusia no tiene ni ha tenido ningún problema con esos estados” y “no supone una amenaza directa”. Advirtió además de que “la expansión de infraestructuras militares” en la frontera con Finlandia en la zona podría provocar “una respuesta” por parte de Rusia aunque no especificó cómo sería esa respuesta, que dependería de “qué amenazas se crean”.
El 5 de junio, en una entrevista con el Financial Times, el jefe de los servicios secretos de Finlandia, Antti Pelttari, se mostraba “sorprendido” porque Rusia no hubiera tomado represalias contra su país tras su solicitud de entrada en la OTAN: “[La situación] ha estado bastante tranquila y esperemos que siga así, es algo positivo que no haya pasado nada. Pero también es positivo que estemos preparados y podamos proteger a la sociedad”, aseguró Pelttari. Aunque el director de los servicios inteligencia finlandeses apuntaba a que la situación podría cambiar cuando el país accediera de manera oficial a la Alianza Atlántica. Un día después, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, respondía, a través de la agencia Tass, a Finlandia: “Solamente quiero recordar el comunicado del presidente ruso Vladimir Putin de que Rusia nunca ha supuesto una amenaza para Finlandia o Suecia, igual que estos países no han supuesto una amenaza para nosotros”.
El 17 de junio el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, afirmó, en una entrevista en la BBC, que aunque “Suecia y Finlandia estén ejerciendo su derecho soberano” para entrar en la OTAN, “no tienen realmente en cuenta la opinión de su gente”. Preguntado por si la adhesión de ambos países supone un riesgo para Rusia Lavrov pidió esperar “a ver qué acaba pasando sobre el terreno”. Lavrov aseguró además que, aunque Finlandia y Suecia nieguen que vayan a permitir que la OTAN desplace tropas a su territorio, será Estados Unidos el que decida: “Nadie escuchará a los europeos, nadie escuchará a Finlandia o Suecia, tomarán la decisión en Washington”, apuntó.
Una semana después, era Putin quien volvía a pronunciarse: “No tenemos los problemas con Finlandia y Suecia que, desafortunadamente, tenemos con Ucrania, no tenemos disputas territoriales con ellos, no hay nada que nos preocupe en cuanto a que se conviertan en estados miembros de la OTAN”. Aunque posteriormente, el presidente ruso apostilló que si la OTAN desplegaba tropas e infraestructura militar en la zona “nos veremos obligados a responder de la misma manera y crear las mismas amenazas para los territorios desde los cuales se crean las amenazas hacia nosotros, es obvio”.