Seguro que has escuchado alguna vez que el consenso científico sobre temas como el cambio climático es claro. Pero, ¿a qué se refiere exactamente el concepto ‘consenso científico? Se trata de la posición sostenida por la mayoría de los científicos especializados en un campo de estudio, lo que no significa necesariamente que sea unánime en toda la comunidad científica. Para llegar a esa posición, es imprescindible utilizar la evidencia y no la opinión.
La particularidad del consenso científico
Como explica la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio por sus siglas en inglés) en su página web, técnicamente un consenso es un acuerdo general de opinión, pero el método científico nos aleja de esto y nos lleva a un “marco objetivo”. En la ciencia, los hechos u observaciones se explican mediante una hipótesis (una declaración de una posible explicación de algún fenómeno natural), que luego puede probarse y volver a probarse hasta que se refuta o se prueba errónea.
Mientras los científicos siguen recopilando observaciones, proponen una explicación y añaden detalles para tener una visión completa. Con el tiempo, un grupo de hipótesis puede integrarse y generalizarse en una teoría científica, un principio general científicamente aceptable o un conjunto de principios que se ofrecen para explicar los fenómenos. Un ejemplo de asunto científico con consenso científico es el cambio climático: el responsable es la quema de combustibles fósiles por la actividad humana, y sus consecuencias son perjudiciales.
Cómo alcanza el consenso una institución científica
Un ejemplo de cómo estas instituciones científicas llegan a un consenso sobre alguna cuestión son las Academias Nacionales de Ciencias, Ingenierías y Medicina de Estados Unidos. Primero se selecciona a los miembros “apropiados” para un comité que realice un estudio sobre cierto asunto. El comité reúne información, entre otras vías, con reuniones abiertas al público y revisiones de la literatura científica, y delibera a puerta cerrada “para elaborar proyectos de conclusiones y recomendaciones libres de influencias externas”. Sí se publican resúmenes de estas reuniones con la lista de los miembros del comité presentes.
El informe que el comité emita como resultado deberá superar “una revisión rigurosa”. Las Academias Nacionales contratan a expertos “independientes con diversos puntos de vista y perspectivas para que revisen y comenten el proyecto de informe” elaborado por el comité, explican en su propia página web. Luego, el comité debe responder a los comentarios del revisor de forma detallada y unos supervisores independientes comprueban los criterios de revisión del informe. Tras el visto bueno de todos los miembros del comité y otros funcionarios de las academias, el informe final se hace público. Los nombres y afiliaciones de los revisores también son públicos.