“Las cremas solares aumentan el riesgo de cáncer de piel”. “No utilices productos de protección solar”. Son muchos los perfiles de distintas redes sociales los que se suman a esta y otras narrativas similares y que advierten contra el uso de cremas y cosméticos de protección solar. Entre los motivos destacan que, supuestamente, sus componentes son cancerígenos y que bloquean la síntesis de vitamina D, esencial para nuestra salud.
Sobre el primero, lo que muestra la evidencia científica es todo lo contrario: los rayos ultravioleta procedentes del sol aumentan el riesgo de cáncer de piel, mientras que los cosméticos fotoprotectores reducen la posibilidad de que esto ocurra. Sobre la vitamina D, los expertos consultados por Maldita.es aseguran que los protectores solares no tienen por qué suponer un déficit, si tenemos en cuenta el uso real que se hace de ellos. Ahora bien, esto no significa que utilizarlos sea motivo y garantía suficiente para una ‘barra libre de exposición solar’: cuanto más tomemos el sol, mayor será el riesgo de lesiones cutáneas. Recuerda que el bronceado en sí mismo es síntoma de que ya ha ocurrido un daño en la piel.
Recopilamos algunas de las narrativas que te están intentando convencer de no utilizar crema solar y por qué no son ciertas ni tienen respaldo científico.
“Conectar con la naturaleza sin cremas”
Algunos de los contenidos que proponen prescindir de los protectores solares argumentan que tomar el sol sin estos “químicos” es la única forma de conectar con la naturaleza y, así, mantenerse saludables. “Una de las cosas más saludables que puede hacer una persona: estamos en el exterior, bajo el sol, sin cremas solares, sin gafas de sol, con el espectro de luz ultravioleta al completo [...] Así es como te curas, no a través de todas las pastillas por las que pagas”, afirma un usuario de TikTok que acumula miles de seguidores.
Sin embargo, permanecer bajo el sol sin protección, ya sea tópica en el caso de la piel o a través de gafas de sol en el caso de los ojos, aumenta el riesgo de cáncer de piel y de lesiones visuales, como recuerda la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés).
“Echarte crema impide sintetizar vitamina D, imprescindible para prevenir las enfermedades autoinmunes”
La vitamina D es imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro organismo: regula los niveles de calcio y fija este al hueso, evitando posibles enfermedades como la osteoporosis, el raquitismo o la osteomalacia (reblandecimiento de los huesos). Existen estudios que sugieren que la vitamina D puede incluso reducir el crecimiento de las células cancerígenas, ayudar en el control de infecciones y reducir la inflamación.
Aparte de la alimentación y, en caso de ser necesarios, los suplementos, la mayor fuente de vitamina D es la exposición solar. Este es el argumento que utilizan ciertos contenidos desinformadores para recomendar no utilizar protectores solares, puesto que estos bloquearían e impedirían la síntesis de vitamina D.
Sin embargo, como sostiene la Fundación del Cáncer de Piel, no existen evidencias de que el uso diario real de protector solar provoque insuficiencia de vitamina D. “Hay poca evidencia de que el protector solar disminuya la concentración de vitamina D cuando se usa en entornos de la vida real, lo que sugiere que las preocupaciones sobre la vitamina D no deben invalidar los consejos de prevención del cáncer de piel”, concluye una revisión sistemática de estudios publicada en 2019 en British Journal of Dermatology.
¿Por qué se incide en el uso en la vida real? Porque en nuestro día a día no utilizamos el producto de la forma y en las condiciones (sobre todo, de cantidad) en las que se estudia en el laboratorio. Como explicaba la dermatóloga Sara García Armayones a Maldita.es, para que una crema con factor de protección solar (FPS) 50 fuese efectiva al 100%, deberíamos aplicarnos unos dos gramos por cada centímetro cuadrado de nuestra piel.
Esto significa que, si vamos a la playa, a la piscina o nos encontramos en otras situaciones que requieran de especial atención a la protección contra la radiación solar, deberíamos gastar, por persona, un envase cada tres o cuatro días, aproximadamente. “Pero a nadie le dura un envase tan poco por lo que, realmente, el filtro de 50+ no es del todo efectivo, dejando lugar a la síntesis de vitamina D”, explicaba la experta. Es decir: usando la crema solar como la usamos, sí estamos dejando que nuestro cuerpo sintetice parte de la misma.
En cualquier caso y si las condiciones de uso fuesen iguales a las del estudio en laboratorio, una exposición diaria de unos pocos minutos (siempre en función del fototipo de nuestra piel y de la intensidad de la radiación del ultravioleta B) sería suficiente como para obtener los niveles adecuados de vitamina D.
En 2021, la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) lanzó la aplicación UV-Derma en la que se puede consultar, según el día y la latitud a la que nos estemos exponiendo, cuánto tiempo tendría que permanecer una parte de nuestro cuerpo directamente al sol para sintetizar estos niveles considerados adecuados. “En verano, en un fototipo medio, como el de la mayoría de la población en España, hacen falta muy pocos minutos para sintetizar la dosis óptima”, aclara a Maldita.es Inés Escandell, dermatóloga y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.
Además, al contrario del argumento que utilizan los contenidos desinformadores, los niveles altos de vitamina D por sí solos no evitan las enfermedades autoinmunes ni el cáncer. En este contexto, según estos perfiles, sería mayor el beneficio de una mayor síntesis de vitamina D que el riesgo de exposición solar sin protección.
Esto no es cierto y sigue siendo un comportamiento muy peligroso: “Sabemos que la vitamina D influye en nuestra salud, pero también sabemos que no es la única involucrada. Las enfermedades autoinmunes son multifactoriales”, indica Escandell. Es decir, no tiene sentido afirmar que, por sí solos, los niveles de vitamina D van a evitar o van a mejorar el pronóstico de cualquiera de estas enfermedades.
Nuestra piel sintetiza vitamina D cuando se expone a los rayos ultravioleta B, pero esta síntesis no es infinita. “Es decir, aunque nos expongamos más y más, no vamos a generar niveles cada vez más y más altos”, aclara la experta.
Una vez transcurridos esos minutos recomendados, “simplemente vamos a generar cada vez más daño en nuestro ADN, lo que se traduce en una mayor posibilidad de consecuencias agudas (quemaduras) o crónicas (enfermedades autoinmunes y cáncer de piel)”. De ahí que sea necesaria una correcta fotoprotección. No solo a través de protectores solares tópicos: también permaneciendo a la sombra, evitando realizar actividades en el exterior en las horas centrales del día, utilizando gorros… Comportamientos que nos van a proteger contra el cáncer de piel y contra el fotoenvejecimiento.
“Lo que sabemos a ciencia cierta es que, en el contexto beneficio - riesgo de exponerse al sol sin protección, la balanza se inclina hacia el riesgo y nos hace comprar más papeletas para, por ejemplo, desarrollar un cáncer cutáneo, sin tener ninguna mejoría a largo plazo”, concluye Escandell.
“Una alimentación carnívora impide las quemaduras solares”
Ni carnívora ni de ningún otro tipo: la alimentación en ningún caso sustituye la acción de los fotoprotectores solares, como afirman algunos perfiles de redes sociales. Es cierto, como explica la dermatóloga Magdalena de Troya en la página web de la Fundación Piel Sana, que unos buenos depósitos de antioxidantes podrían reducir el impacto de los daños de la radiación solar en la piel, pero a modo de complemento, de ayuda para restaurar el desequilibrio oxidativo: “No sustituyen a los fotoprotectores tópicos”.
Además, este papel protector se atribuye a compuestos bioactivos como las vitaminas C y E, los betacarotenos, los polifenoles y los ácidos fenólicos, sustancias especialmente presentes en alimentos de origen vegetal, no en aquellos que conforman una dieta carnívora. Es más, el consumo continuado de determinados tipos de carne, como la roja o la procesada, está relacionado con un mayor riesgo de cáncer.
“Las cremas solares son tóxicas y alteran el sistema endocrino”
“[En algunos protectores solares] hay una gran cantidad de filtros UV químicos que imitan las funciones de los estrógenos o que intervienen con los receptores de los andrógenos, alterando tu función endocrina”. Esta es otra de las afirmaciones con las que podemos toparnos en redes sociales si hablamos de productos de protección solar. Sin embargo tanto los filtros químicos (que dispersan y reflejan la radiación lumínica que incide sobre ellos) como los físicos (que absorben la radiación solar y la transforman en otros tipos de energía que no produce daño cutáneo) son seguros.
Estos contenidos tachan ciertos componentes de las cremas fotoprotectoras y otros cosméticos (entre otros, al octocrileno, al homosalato o al octinoxato), de disruptores endocrinos, es decir, achacan a su uso posibles efectos adversos para la salud como consecuencia de cambios en la función endocrina.
Sin embargo, la evidencia y los datos disponibles señalan que el octocrileno no tiene ningún potencial de alteración endocrina y que se considera seguro cuando se utiliza como filtro ultravioleta en productos cosméticos en una concentración de hasta el 10%. También se considera seguro el uso de homosalato como filtro ultravioleta en concentraciones de hasta el 7,34%, incluyendo cremas faciales y espráis; y el octinoxato, en concentraciones de hasta el 10%.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Inés Escandell, dermatóloga.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 24/07/2023