Es posible que hayas visto noticias afirmando que hacer la cama puede tener efectos negativos para tu salud. ¿Nos permite la ciencia la mejor excusa para librarnos de esta tarea? Tenemos malas noticias: no está demostrado que dejar de hacer la cama sirva para reducir los ácaros, unos molestos bichos responsables de muchas alergias. No hemos podido encontrar ni una sola recomendación en artículos científicos de que no hacer la cama sea una medida efectiva contra estos organismos.
La historia detrás de esta noticia es curiosa. El origen es un estudio de 2005, realizado en la Universidad de Kingston (Reino Unido). Cada pocos años, por alguna razón, vuelve a hacerse noticia, sin que haya habido ninguna novedad sobre el tema. Incluso en muchas ocasiones se siguen utilizando las mismas declaraciones que los especialistas ya hicieron en 2005.
¿Qué es lo que decía este estudio? Se trataba de una investigación en la que, mediante simulaciones informáticas, se analizaba qué condiciones eran menos propensas para los ácaros. Según estos modelos dejar la cama sin hacer podía reducir la humedad en las sábanas y el colchón, humedad que necesitan los ácaros para sobrevivir. Este estudio se iba a complementar con uno posterior, en condiciones reales, pero no llegó a hacerse.
Hay varios problemas con concluir a partir de este estudio que es mejor no hacer la cama. El primero es que los ácaros pueden sobrevivir varios días en condiciones “secas” (de cinco a once días), así que solo unas horas de dejar la cama ventilándose podría no ser suficiente para matarlos. Y eso en el caso de que esa ventilación permitiese bajar la humedad de la cama lo suficiente para matarlos, algo que tampoco está claro. Otro problema es que, aunque lo consiguiéramos, aún quedarían los restos de ácaros, que pueden seguir causando alergia durante mucho tiempo.
Dormir con ácaros no es peligroso, salvo para los alérgicos
Lo que sí está comprobado científicamente es que a los ácaros les encanta tu cama. Cada noche duermes con cientos de miles de ellos, que se alimentan de los restos de tu piel. Son sus "restos", como sus excrementos o cadáveres, los que nos pueden producir problemas respiratorios. Si estás pensando en tirar tu colchón y comprarte uno nuevo, tampoco parece que sea una buena solución. Un estudio midió que a partir de los cuatro meses ya vuelven a tener el número suficiente de ácaros como para provocar alergia.
Sí es cierto que cuando nos movemos en la cama o cuando la hacemos estamos más expuestos a los ácaros. Al mover las sábanas parte de los restos generados por estos organismos pasan al aire y es más fácil respirarlos. Así que si eres alérgico puedes usar la ciencia para pedir que hagan la cama por ti… o usar una mascarilla mientras la haces. Lo mismo sería aplicable cuando quites el polvo de la casa.
Se calcula que entre 65 y 130 millones de personas y más de la mitad de personas con asma son alérgicas a los ácaros. Se trata de diminutos organismos que miden apenas un cuarto de milímetro. Viven solo unos tres meses y durante su mes de vida adulta es cuando se reproducen, poniendo entre 40 y 80 huevos antes de morir. Eso sí, antes de desear la muerte a todos los ácaros, solamente unas pocas especies de llas miles que existen son malas para los humanos. Algunas son beneficiosas.
Algunas recomendaciones para minimizar sus efectos
¿Qué podemos hacer para minimizar los efectos de los ácaros en nuestras casas? Las recomendaciones más actualizadas de asociaciones, como las de la Asociación Americana de Pulmón, pasan por combinar estas acciones:
- Aspirar el suelo y el colchón.
- Usar fundas para el colchón y los almohadones.
- Lavar las sábanas con agua templada o caliente una vez a la semana. Si tienes secadora, son especialmente eficaces matándolos.
- Si vives en zonas húmedas, usar dehumidificadores para mantener la humedad por debajo del 50%.
- Ventilar la casa en días secos.
- Objetos que no se puedan lavar (almohadones, peluches) se pueden meter en el congelador.
- Quitar el polvo con un trapo húmedo.
Como decíamos, de momento dejar de hacer la cama no está incluida en ninguna de las recomendaciones oficiales. Tendremos que recurrir a las excusas de siempre como “no me ha dado tiempo”.
Primera fecha de publicación de este artículo: 06/02/2020