Puede que lo hayas sufrido o no en tu propia piel, y nunca mejor dicho, pero es bastante habitual: cuando una persona se hace un tatuaje, sobre todo si este tiene un tamaño más o menos considerable, el cuerpo interpreta que las gotas de tinta suponen una amenaza para su bienestar. Es entonces cuando el sistema inmunitario se pone las pilas e intenta acabar con ese supuesto peligro potencial. De ahí que la respuesta a la pregunta ‘¿Pueden los tatuajes causar síntomas como fiebre y malestar?’ sea que sí.
Al igual que sirve de aliado en el proceso de borrado de tatuajes mediante láser, el sistema inmunitario es el motivo por el que podemos encontrarnos regular después de tatuarnos. “La piel es nuestra primera barrera inmunitaria, forma parte del sistema inmune innato del cuerpo, como si fuese la muralla de un castillo”, explica a Maldita.es Sara Vidal, doctora en biología molecular, experta en microbiota y microbiología molecular y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.
Si hablamos de posibles síntomas, debemos descartar que estos sean consecuencia del lugar y las condiciones en las que nos tatuamos, a causa de una infección por microorganismos patógenos en material mal esterilizado. “Si el tatuaje se hace en condiciones de incorrecta asepsia [sin desinfectar bien los utensilios, la piel y las superficies], puede que junto a la tinta se introduzcan gérmenes que causen incluso infecciones graves. De ahí la importancia de acudir a sitios que cumplan con la higiene adecuada”, explica a Maldita.es Yvelise Barrios, vocal de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
En el resto de los casos, hablamos de una reacción ‘inofensiva’ de nuestro cuerpo: lo que ocurre al ‘romper’ la piel con la aguja de la máquina de tatuar es que se desencadenan una serie de mecanismos de defensa.
De hecho, como continúa Vidal, está demostrado científicamente que, cuando la tinta entra en nuestro cuerpo, comienza una movilización de células involucradas en el sistema inmunitario, incluyendo los macrófagos: “Lo mismo que ocurriría con un patógeno bacteriano (los soldados salen a defender el castillo si entra un forastero)”. El motivo es que el cuerpo no es capaz de diferenciar si lo que está ocurriendo en la piel es que está siendo tatuada (una agresión voluntaria y, a la larga, inocua) o si está sufriendo una quemadura o una infección que sí afecte a la salud.
Con el objetivo de protegernos de estas microlesiones, los macrófagos y otras células del sistema inmunitario van a moverse hacia la zona del tejido lesionado. “Una vez allí, secretarán proteínas reparadoras y activarán a los fibroblastos (un tipo de células que contribuye a la formación de tejido conectivo, esto es, que conecta otros tejidos y órganos) para que colaboren en la reversión del daño tisular”, explica en un artículo de divulgación de la SEI Rafael Sirera, catedrático de Biología Celular de la Universitat Politècnica de València.
“Si observamos un tatuaje a las horas o durante el día de después, veremos que la zona está inflamada, roja. El motivo es esa respuesta de activación del sistema inmune innato que, efectivamente, puede producir fiebre, dolor muscular y síntomas parecidos a los de una gripe”, indica Barrios. La situación podría complicarse en aquellas personas con mayor susceptibilidad a estas activaciones, ya que “no todos respondemos de la misma manera”: “Hay personas en quienes esta respuesta innata es más exacerbada y que experimentarán una mayor sintomatología”. Además, cuánto más grande sea la zona afectada, más fuerte será la reacción”, afirma la experta.
Que no cunda el pánico si está entre tus planes dibujarte alguna que otra cosilla en la piel: “Las reacciones adversas [más allá de síntomas pasajeros e irritaciones] son relativamente poco frecuentes”, señala a Maldita.es Lucía Alfonso, experta en química farmacéutica e inmunología y maldita que también se ha prestado a ayudarnos con sus superpoderes. Entre las posibles complicaciones inmunológicas, la experta añade la dermatitis alérgica y reacciones de hipersensibilidad y fotosensibilidad.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes las malditas Sara Vidal, doctora en biología molecular, experta en microbiota y microbiología molecular; y Lucía Alfonso, experta en química farmacéutica e inmunología, que forman parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 27/03/2023