No es la primera vez que nos preguntáis por cosas extrañas que nos ocurren y que se atribuyen a nuestro cerebro. Por ejemplo, ¿por qué hay veces que no nos podemos sacar una canción de la cabeza? O, ¿por qué hay gente que no puede crear imágenes mentales?
En esta ocasión, vuestra duda procede de un fragmento cortado y editado de la serie Magic for humans, de Netflix, que está circulando por TikTok. En él, el ilusionista y cómico estadounidense Justin Willman hace que varios voluntarios logren, en teoría, sentir los estímulos que se aplican, no en su propia mano, sino en una falsa, dejando a la par de detectar los realizados sobre la mano real. ¿Es esto posible? No exactamente, aunque sí existe algo de ciencia en todo ello. La clave está en el sentido de propiedad del cuerpo, ‘la sensación de que el cuerpo de una persona le pertenece’.
Como explica a Maldita.es José Ramón Alonso, catedrático de Neurociencias del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCyL), el recogido en el vídeo se trata de “un experimento muy sencillo, famoso e impactante”. “Se le conoce como ‘rubber hand illusion’ (la ilusión de la mano de goma) y básicamente consiste en combinar la información propiotáctil (lo que sentimos en nuestro cuerpo) con la visual. El cerebro integra ambas, lo que se traduce en poder sentir que la mano de goma es parte de tu cuerpo”, indica el experto.
La ilusión de la mano de goma, como apunta un estudio publicado en la revista científica PLOS ONE, es una forma experimental de alterar el sentimiento de propiedad del cuerpo al inducir un conflicto entre la información visual, táctil y propioceptiva (relacionada con la posición exacta de todas las partes del cuerpo en cada momento). Como resultado, el participante generalmente experimenta sensaciones táctiles como procedentes de la mano de goma y juzga mal la posición de la mano real invisible.
Según otro estudio, publicado en la revista científica Nature en 1998, esta ilusión de propiedad pertenece a una clase de efectos de percepción que involucran sesgos intersensoriales. “El efecto revela una interacción de tres vías entre la visión, el tacto y la propiocepción”, señalaban los autores.
Manuel Martín-Loeches, catedrático de Psicobiología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y coordinador del Área de Neurociencia Cognitiva del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, explica a Maldita.es que él mismo “usa esta técnica en ocasiones en las prácticas de la facultad para estudiar la construcción del esquema corporal y la integración sensorial (en este caso, vista y tacto)”.
Entonces, ¿puedo sentir los estímulos aplicados sobre algo que no forma parte de mi cuerpo?
No es posible responder a esta pregunta con un 'sí' o un 'no' rotundo. Como señalan los expertos consultados por Maldita.es, dependerá de la persona, la sugestión y la tasa de éxito de la ilusión. Tal y como explica a Maldita.es Jesús Porta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en el experimento del vídeo de TikTok por el que nos habéis preguntado hay algo más de verdad de la que pensamos (aunque no todo lo es).
“En lo que consiste es en colocar una mano de mentira, un espejo (u objeto de separación) y la de verdad al otro lado”. Por ejemplo, de izquierda a derecha: nuestra mano izquierda visible sobre la mesa; la de plástico, simulando ser la real, en el lugar donde debería estar nuestra mano derecha; el espejo u objeto separatorio, y la mano derecha real escondida tras él. “Estimulando ambas (la mano real escondida y la falsa) sincrónicamente (a la vez, de forma coordinada), el cerebro entiende que la de plástico es la real, al ser la que está viendo”, indica Porta.
Eso sí, sentir la mano falsa como propia no quiere decir que vayamos a poder sentir los estímulos que se aplican en ella exactamente igual que si se hicieran en la real ni que vaya a suceder siempre, sino que dependerá de la persona, de la sugestión y de la ilusión generada, lejos de un ‘todo o nada’.
Según señala en la página web NeuroRehab news Miguel Delicado Miralles, del Instituto de Neurociencias de Alicante del CSIC, “si la estimulación se realiza el tiempo necesario, al final con tan solo estimular la mano de goma, el paciente es capaz de notarlo”. Como indica Delicado a Maldita.es, lo que se suele reportar en este experimento “es una tasa de éxito de la ilusión, ya que no siempre se consigue generar esa ilusión”.
Para que esto ocurra, Porta añade que no basta con colocar la mano falsa y golpearla o rozarla, sino que “es necesario estar un buen rato estimulando ambas a la vez, haciendo que las dos reciban las mismas sensaciones”: “Es entonces cuando, si pinchas el objeto que simula la mano, la persona ‘puede notarlo’. Es una sugestión. Al final, se trata de una especie de entrenamiento de tu cuerpo con un determinado estímulo. Un entrenamiento, por lo que hemos visto, de al menos unos 10 minutos”, explica el vicepresidente de la SEN.
Martín-Loeches coincide en que el truco necesita un rato de asociación, en el que ambas manos se estimulan a la vez con lo mismo (la pluma, por ejemplo), para que se asocie lo que se ve con lo que se siente. A partir de este momento es cuando el truco puede empezar a funcionar.
Por un lado “la gente siente miedo por lo que se le va a hacer a la mano de goma (el cerebro funciona a base de la predicción contínua)”. Esto se debe a la ilusión del sentimiento de propiedad corporal. Por otro lado, y dependiendo del paciente y de la sugestión e ilusión, “también podemos llegar a sentir la caricia de una pluma en la mano falsa aunque no se nos esté haciendo en nuestra mano”. Como decíamos “dependerá probablemente del grado de sugestionabilidad de la persona”, añade.
“Si finalmente se ha generado la ilusión, estimular sólo la mano de goma producirá una percepción de tacto pero, al repetirlo, irá disminuyendo y la ilusión se romperá”, aclara Delicado. Además, como indica Martín-Loeches, “en estímulos muy intensos, como un gran dolor (sin que ocurra también en la verdadera mano) [estos experimentos] son muy limitados, en seguida se desvanecen o apenas ocurren”.
Nunca dejamos de sentir lo que ocurre sobre la mano real
Al contrario de lo que muestra el vídeo de TikTok, no es cierto que se deje de sentir lo que ocurre en la mano real en el transcurso del experimento. “No dejas de notar los estímulos a la mano real, los ‘sitúas’ erróneamente”, indica Alonso. “En la piel tenemos receptores de temperatura y dolor que conectan directamente con la médula espinal para llevar información sensitiva al sistema nervioso central, independientemente de lo que vean tus ojos. Así que, si te clavan una aguja, lo sientes”, añade en Maldita.es José Ángel Morales, doctor en Neurobiología del Departamento de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la UCM y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Como explica Porta, esta técnica se está utilizando actualmente incluso para tratamientos de rehabilitación de los pacientes con distonías, un trastorno del movimiento en el que los músculos se contraen involuntariamente y causan movimientos repetitivos o de torsión, o con síndrome del miembro fantasma.
El síndrome del miembro fantasma y la caja espejo
Todo lo explicado se basa en un experimento de Vilayanur S. Ramachandran, neurólogo director del Centro para el Cerebro y la Cognición de la Universidad de California (Estados Unidos) y pionero en intentar algo similar a lo que se ve en el vídeo por el que nos habéis preguntado.
El porqué de este experimento fue la investigación sobre el síndrome del miembro fantasma. Según la Asociación Psicológica Americana (APA, por sus siglas en inglés), se trata de la sensación de la persona a la que se le ha amputado un miembro de que todavía ‘está ahí’.
“A menudo se manifiesta como un hormigueo o, en ocasiones, como una sensación dolorosa en el área del miembro faltante (dolor del miembro fantasma)”, indica la asociación en su página web. A día de hoy, se cree que ocurre porque la representación cortical de la extremidad en el cerebro permanece intacta y continúa señalando su presencia, aun amputada y, por lo tanto, en ausencia de estimulación de sensibilidad normal.
Para estudiar este síndrome y tratar de acabar con la molestia o dolor de los pacientes que lo sufrían, Ramachandran ideó su conocida ‘caja espejo’. Esta consistía en colocar un espejo frente al paciente de forma que viese reflejado el miembro que todavía mantenía en la localización correspondiente al perdido. Este reflejo simulaba, en forma de ilusión óptica, ser el amputado.
“La persona mueve la extremidad intacta y observa su reflejo en el espejo correspondiente, lo que da la ilusión de que la otra extremidad paralizada se mueve en respuesta a las órdenes del cerebro”, señala la APA.
Revisiones posteriores, como esta, publicada en la revista científica Pain, una publicación de la Asociación de los Estados Unidos para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés), han señalado que la terapia del espejo podría ser efectiva en el tratamiento de miembros superiores de pacientes con accidente cerebrovascular o con síndrome de dolor regional complejo, mientras que la efectividad en otros grupos aún no se ha determinado. Aun así, hacen falta más estudios al respecto.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el neurobiólogo José Ángel Morales.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 27/12/2021