Cada año, el tercer sábado de febrero se celebra el Día Mundial del Pangolín. En Maldita.es ya hemos hablado de su supuesta relación con el origen del coronavirus causante de la COVID-19. Este año aprovechamos para hablaros de por qué este animal es único. Antes de empezar, echa un ojo a este vídeo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
El mamífero más traficado del mundo
El pangolín es el mamífero con el que más se trafica en todo el mundo, según el Programa de las Naciones Unidas, que lo describe como un animal con personalidad tímida, preferencia por la noche y que se alimenta de hormigas. Los pangolines pueden pertenecer a ocho especies distintas, repartidas entre Asia y África. Su dieta es precisamente la causa principal de su larga lengua, que puede incluso superar la longitud del propio cuerpo. Puedes verla en acción en el siguiente vídeo:
Los cazadores ilegales buscan estos animales por sus supuestos beneficios medicinales (beneficios que, por cierto, no han sido probados) y con el objetivo de venderlos como todo un manjar culinario. En total, más de un millón de estas criaturas han sido capturadas en los últimos años para abastecer la creciente demanda de su carne, escamas y fetos, explica la web de Naciones Unidas.
El único mamífero con escamas
El pangolín es el único mamífero conocido con escamas. Su ‘armadura protectora’ está formada por queratina, la misma sustancia de la que están hechas nuestras uñas y pelos. Estudios científicos han analizado cómo se superponen estas pequeñas estructura y cómo forman una coraza flexible.
El pangolín, como seguro que te suena, es capaz de hacerse una bola y librarse del ataque de otros animales, como de los mordiscos y zarpazos de los leones, gracias a sus escamas. Puedes comprobarlo por ti mismo en el siguiente vídeo.
Además, el pangolín tiene capacidad para caminar a dos patas.
Como curiosidad, el naturalista británico sir David Attenborough escogió al pangolín malayo (Manis javanica) como uno de los 10 animales en peligro de extinción a los que salvaría. Y para acabar, simplemente te dejamos un pangolín retozando en el barro.