En julio de 1518 una mujer comenzó a bailar descontroladamente en las calles de Estrasburgo. No paró de hacerlo durante días. Y lo más sorprendente: al final de la semana más de 30 personas se habían unido a ella y bailaban sin descanso. A final de mes ya eran más de 400. Muchas murieron por infartos o agotamiento. Aunque se han barajado varias hipótesis, como que pudo ser causado por la ingesta de un hongo con propiedades alucinógenas, aún a día de hoy se desconoce el motivo del fenómeno.
La llamada epidemia del baile, que cesó a principios de septiembre, ha sido considerada por algunos historiadores un caso de histeria colectiva (o enfermedad psicogénica de masas). Este fenómeno hace referencia a la presencia de síntomas de manera simultánea en varios individuos a la vez. Pero, ¿hasta qué punto es posible que varias personas se sientan mal al mismo tiempo sin que haya una razón aparente que lo justifique? Os lo explicamos.
Por qué el estrés y otras personas pueden influir en la forma en que nos sentimos
“La enfermedad psicogénica de masas se conoce desde la Edad Media, aunque no ha sido muy estudiada y sigue entrando más dentro del campo del misticismo que de la ciencia”, afirma a Maldita.es Javier Guerrero Moreno, psicólogo, doctorando en neurociencia cognitiva y computación y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Desde los años 80 la histeria colectiva se define como “la aparición colectiva de un grupo de síntomas físicos similares para los que no hay explicación patogénica plausible”. Ismael Muela, investigador en psicología y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, incluso pone en duda la existencia de este fenómeno.
De hecho, en los manuales diagnósticos y clasificaciones de trastornos mentales no existe un diagnóstico específico para esta condición, tal y como subraya a Maldita.es Guadalupe Fontán, enfermera del instituto de investigación enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE).
Los brotes de enfermedades psicogénicas masivas muestran el poderoso efecto del estrés y de otras personas en la forma en que nos sentimos, según un artículo publicado en American Family Physician.
Los autores hacen referencia a cómo el miedo escénico puede causar náuseas, dificultad para respirar, dolor de cabeza, mareos, palpitaciones, dolor de estómago o incluso diarrea. “Su cuerpo puede tener una fuerte reacción similar a las situaciones estresantes involucradas en la enfermedad psicogénica masiva”, afirman.
Un artículo publicado en Scandinavian Journal of Work, Environment & Health indica por ejemplo que una epidemia psicogénica en el lugar de trabajo puede provocar síntomas que van desde mareos, vómitos, náuseas y desmayos hasta hiperventilación y trastornos de la piel.
La histeria colectiva puede estar relacionada con nuestra capacidad para somatizar
Muchos brotes de enfermedades psicógenas masivas comienzan con un "desencadenante" ambiental, como un mal olor o un rumor de exposición a un veneno, según un artículo difundido en American Family Physician.
Cuando una persona se siente enferma, según la publicación, es posible que otros en el grupo también comiencen a experimentar síntomas como dolor de cabeza o mareos. La primera persona en sentir malestar pudo haber tenido una enfermedad real, pero podría no haber estado relacionada con el "desencadenante".
Guerrero señala que a veces el surgimiento de los primeros casos de malestar “se propaga a la vieja usanza, de boca en boca y de rumor en rumor”: “Parece, por lo tanto, una cuestión de la gran capacidad del ser humano para somatizar”.
Es decir, se creó un grupo que supuestamente estaba experimentando los mismos síntomas y se reforzaban entre ellos al “verificar” que sentían lo mismo. Fontán asegura que esto se debe a la sugestión y la influencia social. “En este tipo de situaciones creemos más las reglas verbales que las científicas”, afirma.
Muela considera que la enfermedad psicogénica de masas “podría ser una especie de somatización e hipocondría provocada que, de alguna forma, pueden tener varias personas a la vez”.
“Pero no porque se transmitan la ‘enfermedad’ de unos a otros, sino porque coincidiese que respondieran a un mismo estímulo o preocupación de una forma estereotípica y determinada debido a que todos los componentes de ese grupo presentaran esa tendencia a la somatización o hipocondría”, señala.
Una fuerte emoción colectiva o la falta de respuestas podrían provocar el fenómeno
Para que se dé un proceso de histeria colectiva deben darse algunas circunstancias, según destaca Fontán. Por ejemplo, que se instaure un miedo o una fuerte emoción colectiva que pueda llegar a convertirse en pánico o que una falta de respuestas causales por parte de los organismos oficiales lleven a buscar la información en fuentes de dudosa fiabilidad.
Guerrero indica que uno de los casos más famosos de supuesta histeria colectiva ocurrió en 2005 en el aeropuerto de Melbourne (Australia). Un trabajador dijo encontrarse mal y pocas horas después ya eran 57 las personas enfermas sin que nadie supiera la razón (la mayoría era personal del aeropuerto).
Más de 40 personas fueron trasladadas al hospital y la terminal fue cerrada durante más de ocho horas, según recoge el periódico Sydney Morning Herald. Además, más de 60 vuelos fueron cancelados y cerca de 14.000 personas se vieron perjudicadas. Unas horas después los síntomas habían desaparecido. El Sydney Morning Herald hacía referencia a una posible fuga de gas, pero un informe del gobierno concluyó que la causa del brote era un "misterio".
Desde el Consejo General de Enfermería recuerdan además lo ocurrido tras los ataques de ántrax de 2001 en Estados Unidos. Tal y como recogen los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU, se colocaron esporas de ántrax en polvo deliberadamente en cartas que se enviaron a través del sistema postal Estados Unidos.
La bacteria que causa el ántrax puede infectar a personas e incluso provocar su muerte. En este ataque, un total de 22 personas —entre ellas 12 carteros— contrajeron el ántrax, y cinco de ellas murieron. “En sólo dos semanas hubo más de 2.300 falsas alarmas de ántrax en EE UU y algunas personas reportaron síntomas físicos de lo que creían que era ántrax”, afirma Fontán.
Una revisión publicada en Current Opinion in Psychiatry indica que no está claro qué tipo de personas están más predispuestas a estas reacciones histéricas masivas. Los autores concluyen que las acciones de los gobiernos, las comunidades médicas y los medios de comunicación son fundamentales en el manejo de la histeria colectiva.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Javier Guerrero Moreno e Ismael Muela.
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