Si hay un animal típico de estas fechas, además de la mula y el buey, es el reno. Concretamente, Rudolph, uno de los principales motores del trineo de Papá Noel. Seguro que lo has visto representado de muchas maneras diferentes pero con un detalle en común: su característica nariz roja. ¿Por qué? ¿Hay una explicación detrás del morro colorado de este reno? Lo cierto es que sí, la microcirculación nasal, es decir, los vasos sanguíneos y la sangre que recorren la nariz.
Como explicaban los investigadores de un estudio sobe la nariz de los renos publicado en la revista científica British Medical Journal durante la Navidad de 2012, “la microcirculación nasal tiene funciones fisiológicas importantes, como calentar, filtrar y humidificar el aire inhalado, controlar la inflamación, transportar líquido para la formación de moco y suministrar oxígeno a las células del tejido nasal”. Esta capacidad permite a los renos resistir las bajas temperaturas.
De ahí su color rojo, de la gran densidad de vasos sanguíneos y, por lo tanto, de glóbulos rojos, que 'riegan' la nariz de estos animales.
Esto se ve exagerado o potenciado por la tradición y los cuentos navideños, sobre todo en la figura de Rudolf (cuya nariz, además, brilla). Según los autores del estudio, los resultados resaltan las propiedades fisiológicas intrínsecas de su “legendaria nariz roja luminosa": ayudarían a protegerlo del congelamiento durante los paseos en trineo y a regular la temperatura de su cerebro, “factores esenciales para que los renos voladores tiren del trineo de Papá Noel bajo temperaturas extremas”.
Primera fecha de publicación de este artículo: 28/12/2021