Es muy probable que a lo largo de tu vida hayas tenido que presentarte a más de un examen. Memorizar grandes cantidades de información muchas veces resulta un auténtico desafío. En Internet abundan los anuncios de medicamentos y vitaminas que prometen ayudarte a concentrarte y estudiar mejor. Pero, ¿realmente funcionan? Lo primero que hay que aclarar es que al estudiar intervienen distintas funciones cognitivas. Si bien es cierto que hay compuestos que pueden actuar en algunas de ellas, su consumo puede ser adictivo y peligroso para la salud.
Guillermo García-Ribas, neurólogo y portavoz del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, explica a Maldita.es que los suplementos nutricionales y vitamínicos, cuando son comercializados para su uso en personas sin ninguna enfermedad, “no requieren de ensayos clínicos o investigaciones rigurosas”. “Basta con demostrar que son seguros y que en modelos de laboratorio básicos tienen algún papel fisiológico”, indica.
En teoría, ningún suplemento podría indicar que mejora el rendimiento escolar o que con él se estudia mejor, según el neurólogo: “Para poder decir esto tendría que realizar un ensayo clínico riguroso y científico. Así que, por lo general, utilizan una terminología más difusa como que es un complemento alimenticio que ayuda a mantener el funcionamiento normal del cerebro o que contribuye a las funciones psicológicas normales como la atención, percepción, memoria, pensamiento, lenguaje y aprendizaje”.
Por otro lado, según García-Ribas, no existen tratamientos farmacológicos que mejoren por sí solos el rendimiento cognitivo y la memoria. “De hecho, las medicaciones que se utilizan en la enfermedad de alzheimer han sido estudiadas en personas sin esta enfermedad sin conseguir un resultado significativo de mejora en la capacidad de memorización”, comenta.
Pero algunos fármacos psicoestimulantes sí “incrementan la atención y disminuyen la fatiga permitiendo una mayor capacidad de rendimiento”. Sin embargo, el neurólogo subraya que, aunque este efecto pueda ser positivo sobre el estudio en un momento puntual, tienen un elevado potencial adictivo y su uso continuado puede producir psicosis y daños cerebrales irreversibles.
El centro de tratamiento de adicciones y dependencias CCAdicciones sostiene que estos fármacos “son susceptibles de causar adicción en una medida mucho mayor que cualquier otra droga convencional”. Y alerta: tomar pastillas para estudiar “puede generar efectos negativos sobre la piel y los órganos vitales y, a largo plazo, puede conllevar el desarrollo de varias enfermedades graves”. Su consumo puede causar “un incremento del ritmo cardíaco, una aceleración de la frecuencia respiratoria o un aumento de la tensión arterial”.
Una revisión publicada en la revista Brain and Behavior indica que algunas personas utilizan este tipo de pastillas para mejorar tanto el rendimiento académico como el deportivo. Sus autores insisten en que el uso indebido de estos estimulantes se asocia con peligros que incluyenpsicosis, infarto de miocardio, miocardiopatía e incluso muerte súbita.
Jorge Matías-Guiu, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, confirma a Maldita.es que, aunque hay fármacos que pueden servir para mejorar la concentración, “se necesita control e indicación médica porque tienen efectos secundarios y pueden generar efectos contraproducentes”.
Entonces, ¿lo más aconsejable sería no recurrir a este tipo de medicamentos y vitaminas? García-Ribas considera que se debe evitar buscar remedios de última hora que pretendan aumentar el rendimiento de nuestras capacidades. “La concentración y el estudio dependen más de los hábitos y de una adquisición gradual de conocimientos”, afirma. Por lo tanto, su mejora “está más relacionada con evitar distracciones y plantear horarios de estudio y de descanso evitando tanto periodos prolongados de actividades de ocio como ‘atracones’ de estudio”.
Primera fecha de publicación de este artículo: 15/09/2021