Existen muchos mitos y creencias relacionados con la medicina y los primeros auxilios que, más que ayudar, pueden empeorar una situación de emergencia previa a la llegada de los profesionales sanitarios. Nos habéis preguntado por la lengua, y la boca en general, en caso de que la persona afectada esté inconsciente o sufra convulsiones, haciendo especial hincapié en si podemos llegar a tragárnosla. La respuesta es no: ni podemos tragarnos la lengua ni, por consiguiente, es recomendable que introduzcamos la mano en la boca de quien está inconsciente o convulsionando para "evitar" que esto suceda.
"La lengua no se traga", deja claro en este artículo Mónica Lalanda, médico de urgencias. "En ocasiones esta puede obturar (casi siempre de forma parcial) la vía aérea pero, aun así, meter la mano en la boca no es parte del manejo de ninguna persona inconsciente, y esto incluye epilepsia y convulsiones", añade Lalanda. De hecho, avisa de que, en caso de que haya lesión en la vértebra cervical, esto podría tener consecuencias nefastas, seccionando la médula.
"Al estar inconsciente, si respira, conviene poner al afectado en posición lateral de seguridad, para evitar obstrucción de la vía aérea", explican Pedro Ceballos y Francisco Javier Rosa, médicos del servicio de urgencias del Hospital Valle de los Pedroches y añaden que así, si el paciente vomita, no volverá a aspirar el líquido y la lengua no obstruirá la vía aérea (aunque en ningún caso se la vaya a tragar).
"Si la lengua obstruye parcialmente la faringe, no se produce una parada cardiaca repentina, sino que esa persona empieza con un ronquido llamativo", indica Lalanda. "Si no ha recibido un golpe, lo único que hay que hacer es ponerlo de lado y se soluciona solo, la lengua se retira de la vía aerea hacia un lado por su propio peso".
En caso de convulsiones, no se debe introducir ningún tipo de objeto (ni, por su puesto, la mano) en la boca. "No debe hacerse bajo ningún concepto", explica Lalanda a Maldita Ciencia. "Es innecesario y puede causar daño".
Tampoco tratar de abrir la mandíbula del paciente: hay que tener en cuenta la fuerza con la que están contraídos estos músculos. Hacerlo podría dañar el paladar y provocar aspiraciones de cuerpos extraños, como explica aquí la neuropediatra María José Mas.
Primera fecha de publicación de este artículo: 09/07/2019