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Nos habéis preguntado qué inconvenientes podría tener el mantenimiento de las razas puras en perros a largo plazo. La respuesta es que, si no se lleva un control sobre su apareamiento, la consecuencia puede ser el desarrollo de endogamia y la correspondiente pérdida de diversidad genética de nuestras mascotas.
Se trata de una consecuencia importante, dado que “la diversidad genética se ha asociado a una mejor adaptación en multitud de especies y se cree que podría ser un mecanismo evolutivo de defensa frente a las enfermedades”, según afirma a Maldita.es Javier HM Aranda, veterinario de sanidad animal y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
"La endogamia supone una pérdida de diversidad genética como resultado de cruzar perros emparentados entre sí", indica la veterinaria y maldita que nos ha prestado sus superpoderes Mercedes González a Maldita.es. "Se sabe que tiene efectos como la reducción de la esperanza de vida (los perros de razas puras viven de media 1,2 años menos que los mestizos según un estudio, aunque estos resultados solo son un dato y no se puede generalizar), la reducción de la fecundidad o menores tamaños de camadas, además de un mayor riesgo de malformaciones congénitas", añade.
Como explica González, los perros de raza pura se obtienen de criadores que seleccionan y mantienen linajes con características determinadas de comportamiento o físicas dentro de lo que se denominan estándares (medidas, colores aceptados, temperamento...) regulados y controlados por las asociaciones internacionales y nacionales de cría canina, y las especializadas para cada raza", explica González.
Ahora bien, el resultado de la reproducción y la cría de perros no controlada y no asesorada científicamente para el mantenimiento de una raza es el desarrollo de endogamia o apareamiento entre individuos de ascendencia común. “Esta selección intensa en poblaciones cerradas y limitadas en tamaño, es una de las principales causas de que en la especie canina actual existan unas 1000 enfermedades y alteraciones hereditarias”, advierte Aranda.
Además, se sabe que existen razas con predisposición a sufrir determinadas enfermedades hereditarias, en muchas ocasiones potenciadas por la selección artificial. Algunos ejemplos son la displasia de cadera (Pastor Alemán o al Labrador Retriever), el síndrome braquicefálico (Bulldog Francés, el Bulldog Inglés o el Carlino) o la enfermedad mitral degenerativa crónica (Cavalier King Charles Spaniel).
Por otra parte, el hecho de que haya razas “que se pongan de moda” favorece que surjan criaderos poco profesionales. “Estos son ilegales, cruzan perros emparentados consiguiendo niveles de endogamia tan elevados que sus descendencias tienen problemas de salud muy graves. Incluso dan lugar a tráfico de animales procedentes de países en los que su producción masiva no está regulada ni controlada. Se trasladan en condiciones sanitarias muy deficientes, muriendo muchos cachorros por el camino y poniéndose a la venta en un estado de salud lamentable”, concluye González.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Mercedes González y Javier HM Aranda.
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