Cada 11 de abril desde 1997, según estableció la Organización Mundial de la Salud (OMS), se celebra el Día Mundial del Párkinson. Tanto el nombre de la enfermedad como el establecimiento de su fecha tienen su origen en James Parkinson, doctor británico que describió por primera vez la enfermedad.
El párkinson, como explica en su página web la Federación Española de Párkinson (FEP), es una enfermedad neurodegenerativa, crónica e invalidante, que afecta a 160.000 personas en España y a más de 7 millones de personas en todo el mundo.
Los pacientes con enfermedad de Parkinson sufren una degeneración de las neuronas productoras de dopamina de la substantia nigra o sustancia negra (SN), una parte del cerebro relacionada con el control del movimiento. “La falta de dopamina causa los síntomas de la enfermedad, siendo los principales el temblor en reposo, la bradiquinesia (los movimientos se hacen más lentos), rigidez e inestabilidad postural (problemas de equilibrio)”, explica a Maldita Ciencia Moisés García Arencibia, bioquímico, biólogo molecular y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
“Además, se conoce que la falta de dopamina también se genera en otras áreas del cerebro, y se produce también la falta de otros neurotransmisores (serotonina, acetilcolina o noradrenalina). Esto explicaría la aparición de otros síntomas de la enfermedad de Parkinson como la apatía, la depresión o los problemas cognitivos”, añade el neurólogo Diego Santos, miembro del Grupo de Estudio de Trastorno del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y colaborador de la FEP.
Diagnóstico precoz y su importancia en el desarrollo de la enfermedad
Como en cualquier enfermedad, es importante prestar atención a su diagnóstico precoz. Al fin y al cabo, cuanto antes se identifique, antes podrá comenzar a tratarse y, con ello, minimizar sus efectos. “A día de hoy no existe un tratamiento curativo para el párkinson. Aun así, el diagnóstico precoz es fundamental. El paciente presenta unos síntomas y es importante que se identifique de forma temprana la causa de estos. A partir de ese momento, el paciente debe ser tratado por un especialista”, señala Santos.
En la actualidad, el diagnóstico sigue siendo clínico, basado en los síntomas motores. La presencia de temblor, la lentitud de movimiento, la disminución de la expresividad facial, los problemas para caminar, la disminución del braceo o la rigidez, son algunos de los síntomas que pueden alertar sobre la enfermedad. Para reconocerla, también podemos tener en cuenta algunos de los síntomas que se han asociado con etapas presintomática. Entre ellos, pérdida del olfato, problemas de sueño o estreñimiento.
En general, los síntomas no motores son poco específicos, salvo el trastorno del sueño REM. Este último suele cursar con pesadillas, sueños muy vívidos y movimientos en la cama.
“También se habla de diagnóstico premotor, y sabemos que hay síntomas no motores que pueden aparecer antes, a veces incluso años antes”, adelanta Santos. De hecho, en palabras de García, los principales síntomas motores aparecen cuando han muerto alrededor del 70% de neuronas de SN: “Así que poder actuar antes es una ventaja”.
“Una prueba de neuroimagen podría servir para comprobar si se están muriendo las neuronas de la SN, pero son pruebas costosas y no se pueden realizar de forma rutinaria”, explica García. Además, añade que, en algunos casos, la enfermedad está asociada a una mutación genética: “Los portadores de la mutación tienen mayores probabilidades de sufrir la enfermedad y sí podrían ser objetos de un seguimiento mayor”.
¿Existe tratamiento para el párkinson?
Actualmente no hay cura para el párkinson y el principal tratamiento es el farmacológico para reducir los síntomas. Su objetivo es tratar de solucionar el déficit de dopamina causado por la muerte de las neuronas de la SN.
García explica que también existen también tratamientos que intentan estimular el cerebro, bien de forma transcraneal, o bien desde dentro, tras una cirugía. “Ninguno está exento de problemas. Además, todos están dirigidos al tratamiento de los síntomas. Por eso, en la actualidad se investigan líneas como tratamientos para evitar la muerte neuronal, biomarcadores que permitan el diagnóstico temprano o trasplantes neuronales para sustituir a las neuronas muertas”, afirma el bioquímico.
También hay investigaciones en curso sobre fármacos cuyo fin es intentar frenar la progresión de la enfermedad. “Es el caso de la inmunoterapia (que intenta evitar la expansión de la proteína que se acumula de forma anómala en la enfermedad), las vacunas o los anticuerpos monoclonales”, añade Santos. Son muchas las terapias disponibles y en investigación.
Cómo puede interferir el párkinson en el día a día de un paciente
El párkinson condiciona el día a día de los paciente: se trata, como decíamos, de una enfermedad que produce lentitud de movimientos, tanto para iniciar como para mantener cualquier actividad de la vida cotidiana (ducharse, vestirse, asearse, escribir, cocinar…). Una enfermedad que obliga “a cambiar los ritmos”, sintetiza a Maldita Ciencia Susana Donate, psicóloga clínica y neuropsicóloga de la Asociación Parkinson Madrid.
Y no solo eso. “Además, es una enfermedad visible, ya que las personas que están alrededor se dan cuenta de esta dificultad de movimiento. Esta lentitud física se une a una lentitud cognitiva: a la hora de procesar la información, de organizar las actividades…”, añade la experta.
De hecho, un paciente con párkinson no solo tiene que hacer frente a estas consecuencias perceptibles físicamente. Donate explica que el propio diagnóstico de la enfermedad es también un impacto psicológico. “Les produce un momento de shock, tristeza y, a veces, de ira y de enfado. A medida que comienzan a tomar la medicación y los síntomas se van normalizando, lo van aceptando un poco mejor. Pero, evidentemente, la enfermedad avanza y las personas que lo sufren se vuelven más dependientes”, recuerda la psicóloga.
Es en ese momento cuando pueden aparecer síntomas depresivos y de aislamiento social. Si a esto le añadimos que, debido a la enfermedad, pueden tener dificultades en la voz y a la hora de comunicarse con los demás, el día a día puede ser muy duro. En estos momentos, en opinión de Donate, el acompañamiento a las personas es la clave.
La importancia de la sensibilización: Día Mundial del Párkinson
Dar a conocer cómo es la enfermedad, eliminar estigmas o explicar cómo es el día a día de un afectado es fundamental para que se produzca un diagnóstico precoz y para que la sociedad pueda identificar los síntomas. Es importante también para que las administraciones públicas conozcan las necesidades del colectivo y pueda ayudar a mejorar su calidad de vida.
“En muchas ocasiones, y debido a las discinesias, muchas personas no ayudan a los enfermos porque confunden estos síntomas con la embriaguez, por ejemplo”, advierte Donate.
A pesar de que en los últimos años se le está dando cada vez más importancia al párkinson, todavía hay mucho desconocimiento. Santos opina que es muy importante recordar, en un día señalado, qué es la enfermedad de Parkinson y cómo puede llegar a repercutir en los pacientes y sus familias. “Es una enfermedad frecuente y neurodegenerativa, los síntomas van a progresar, y va a producir un empeoramiento progresivo del paciente, lo que va a afectar a su calidad de vida, a su autonomía, y también va a repercutir de forma negativa sobre su cuidador/a”, concluye el experto.
Para tratar de romper los mitos que rodean la enfermedad, la FEP ha lanzado la campaña #PonUnaEtiquetaPositiva. A través de ella, pretende “promover un cambio en la percepción y estereotipos sobre el párkinson”.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes el maldito Moisés García Arencibia, bioquímico y biólogo molecular.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 11/04/2021