Nos habéis preguntado si es cierto que existen remedios concretos, como la ingesta de regaliz, contra la acidez durante el embarazo. Pero, hasta la fecha, no hay evidencias de que este reduzca o alivie la sensación de ardor. “Es más, se recomienda evitar un consumo elevado del mismo durante la gestación, ya que se relaciona conmenor duración del embarazo y parto prematuro, entre otras consecuencias”, indica a Maldita Ciencia Anabel Moyano Cegrí, dietista-nutricionista materno-infantil.
Según Moyano, tras las náuseas y los vómitos, la acidez o ardor estomacal es una de las principales molestias durante el embarazo (afecta hasta al 45% de las gestantes), sobre todo a partir del tercer trimestre, pues el bebé ya tiene un tamaño considerable y el útero empuja y ejerce presión sobre el estómago. “A esto se le suma el aumento de la progesterona en esta etapa, la cual provoca una relajación de la musculatura del cardias (unión del estómago con el esófago), permitiendo el paso de jugo gástrico hacia el esófago y produciéndose así la sensación de acidez o ardor”, añade.
En cuanto al uso de regaliz para paliar estos efectos, los estudios científicos realizados hasta el momento coinciden en sus resultados: no está demostrado que el regaliz reduzca o alivie la sensación de ardor. De hecho, un consumo excesivo está relacionado, como indica la experta, con una menor duración del embarazo, parto prematuro, mayor riesgo de padecer preeclampsia y posibles alteraciones en relación a la memoria y la cognición del niño.
“Estos efectos son producidos por la glicirricina, uno de los componentes del regaliz, la cual altera el correcto metabolismo del cortisol y las prostaglandinas, pudiendo inducir el parto”, explica Moyano. “Por eso, no se debe recomendar el consumo de regaliz durante la gestación, o hacerlo en dosis pequeñas; lo mejor es aplicar el principio de precaución y evitar consumirlo en esa etapa, pues además como hemos comentado no te va a quitar el ardor”, concluye.
Además, como explica a Maldita Ciencia Fernándo Díaz-Rullo, nutricionista especializado en fertilidad, embarazo y lactancia y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, la glicirricina es un inhibidor de la aldosterona, una hormona que regula los niveles de sodio.
En el cuerpo tenemos un equilibrio de electrolitos, como son el potasio (con mayor concentración intracelular) y el sodio (en el líquido extracelular). “Si se rompe ese equilibrio, si hay un exceso de sodio, se produce lo que coloquialmente se conoce como retención de líquidos. Si se toma glicirricina o regaliz, al bloquear la aldosterona, el cuerpo no elimina el sodio sobrante, por lo que aumenta el líquido extracelular y, con ello, la presión arterial”, explica Díaz.
Según Moyano, sí se puede reducir el ardor estomacal con ciertas intervenciones nutricionales. Por ejemplo, fraccionar las ingestas a lo largo del día: “Es preferible que se hagan comidas más frecuentes pero a la vez más pequeñas; por ejemplo, 5, 6 e incluso 7 pequeñas ingestas diarias”, indica la experta.
Por otro lado, masticar bien, comer lentamente y evitar alimentos que puedan dificultar la digestión. “Es recomendable beber agua entre horas y no durante las comidas principales, pues si bebemos mientras comemos aumentará más el volumen del estómago y pueden aumentar nuestras molestias”.
También es útil reducir los productos y alimentos integrales o con mucha fibra (tardan más en digerirse) y evitar tumbarse o acostarse justo después de las comidas. “Si nada de esto nos funciona, podemos recurrir a ciertos antiácidos que son seguros durante el embarazo. Por supuesto siempre bajo previa consulta y prescripción médica”, concluye Moyano.