Nos habéis preguntado si vapear daña los pulmones y, por lo tanto, te hace más vulnerable a la COVID-19. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) explica que las sustancias tóxicas de los cigarrillos electrónicos disminuyen las defensas del aparato respiratorio y, en consecuencia, facilitan las infecciones. Pero a día de hoy no hay evidencias científicas que demuestren que los vapeadores sean más vulnerables a la enfermedad. Os contamos lo que sabemos al respecto.
Miguel Barrueco Ferrero, jefe de Servicio de Neumología del Hospital Clínico de Salamanca, explica a Maldita Ciencia que el vapeo tiene como fin la inhalación de nicotina, que es una sustancia tóxica y generadora de adicción. Insiste en que, aunque de esta forma se inhalan menos compuestos químicos que con un cigarro convencional, “no es una alternativa saludable al consumo de cigarrillos”.
“Es otra forma diferente de autoadministrarse nicotina, pero, además, la mayoría de los vapeadores para producir el humo contienen otras sustancias químicas que son igualmente tóxicas (compuestos muy parecidos al líquido anticongelante de los coches)”, asegura Barrueco.
De hecho, en 2019 se publicó en el British Medical Journaluna revisión de más de 5.000 estudios científicos sobre los efectos que tienen los cigarrillos electrónicos en el sistema respiratorio. La conclusión a la que llegaron los investigadores es que no es posible determinar si los cigarrillos electrónicos son menos dañinos que los normales.
“Hay datos epidemiológicos que muestran que los vapeadores tienen más probabilidades de tener problemas pulmonares que los no vapeadores”, dice a Maldita Ciencia Robert Tarran, profesor de biología celular y fisiología en la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.) y uno de los autores de esta revisión. Según subraya, aún hacen falta investigaciones para comprender el impacto tanto de fumar como de vapear en los pacientes con COVID-19.
Las sustancias tóxicas que entran al organismo al vapear son capaces de disminuir las defensas del aparato respiratorio, según cuenta a Maldita Ciencia Carlos A. Jiménez-Ruiz, neumólogo y presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR): “En consecuencia facilitan las infecciones respiratorias y también son capaces de producir bronquitis crónica, enfisema (tumefacción producida por aire o gas en el tejido pulmonar) e incluso cáncer de pulmón”.
A día de hoy no hay evidencias científicas que confirman que personas que vapean sean más susceptibles de contraer la COVID-19. Pero Jiménez-Ruiz explica queotros virus de la misma familia sí han demostrado que los fumadores tienen más probabilidad de ser infectados que los no fumadores.
Además, recuerda que una de las formas de contagiarse es llevarse las manos a la cara tras haber tocado con ellas una superficie infectada. Y tanto el fumador como el vapeador se llevan los dedos a la boca con frecuencia: “Calcula que un fumador de 20 cigarrillos al día, ese gesto de llevarse los dedos con el cigarrillo a la boca lo hace alrededor de 300 veces al día. Si a eso le sumas las veces que se toca la cara por otras razones, fíjate en si aumenta el riesgo de tocarse la cara con los dedos”.
Y una vez contagiados, ¿son los vapeadores más vulnerables a la COVID-19? Rodrigo Córdoba García, que forma parte Grupo de Tabaco de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), afirma a Maldita Ciencia que “no existen estudios de vapeo y COVID específicos porque el porcentaje de vapeadores que no fuman es muy pequeño en la población general”. “Pero si se analizan cuidadosamente y se tienen en cuenta todos los datos disponibles, se concluye que los pacientes fumadores tuvieron más del doble de riesgo de ingresar en la UVI en comparación con los no fumadores”, añade Córdoba, que también es profesor de la facultad de Medicina de Zaragoza.
De hecho, considera que es probable que se acabe demostrando que este riesgo “es aún mayor”. En el caso del vapeo, “en función de los efectos conocidos”, cree posible que la tendencia sea similar: “Sobre todo si tenemos en cuenta que entre el 60% y el 90% de los vapeadores continúan fumando cigarrillos convencionales, por lo que su riesgo puede incluso ser mayor si consumen ambos productos”. E insiste: “Los fumadores y vapeadores tienen redoblados motivos para intentar dejarlo”.