Cerramos el consultorio de esta semana con un tema por el que varios de vosotros nos habéis preguntado. Ha llegado a vuestros oídos (y pantallas) que existe un aparato que permite descifrar los lloros de un bebé, facilitando a los padres la información necesaria para revertir la situación y calmar al pequeño. Existe un prototipo de este aparato, creado por la empresa Zoundream, que pretende "revolucionar la comunicación entre los padres y sus retoños", como afirma este artículo de Retina. En Maldita Ciencia no hemos logrado encontrar evidencias que confirmen esta utilidad. Os contamos lo que sabemos al respecto.
"Hasta que se desarrolla el lenguaje, los niños utilizan el llanto como una forma de comunicarse con sus cuidadores; lo utilizan para atraer su atención y asegurarse su cuidado y supervivencia", explica este artículo de la Asociación Española de Pediatría (AEP). El artículo añade que, aunque en la mayoría de las ocasiones no hay ninguna enfermedad tras el llanto del niño, puede generar preocupación en las familias, sobre todo cuando es inconsolable y excesivo. De aquí la necesidad de tratar de remediar la causa que los ocasiona.
El primer paso al idear el mecanismo por el que nos habéis preguntado, según sus autores, fue recopilar durante meses diferentes llantos de bebés. Según explica aquí Ana Laguna Pradas, cofundadora de Zoundream, el aparato consigue detectar una serie de patrones, los compara con la base de datos y da una probabilidad de cuál es el que puede coincidir (en función de la causa del llanto) y si este se parece más al de hambre, sueño, etc. No cita estudios ni metodología.
Como comentamos en párrafos anteriores, en Maldita Ciencia no hemos podido localizar las evidencias en las que se basa el funcionamiento del aparato. Sin embargo, pediatras como Alberto García-Salido ya han expresado su opinión sobre este en sus redes sociales:
Según Paz González, pediatra miembro de AEP y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, a la hora de diseñar una prueba diagnóstica que fuese útil para establecer las causas de cada tipo llanto, habría que localizar una prueba de referencia adecuada y asegurarse que esta registra un espectro suficiente (de llantos de bebés, en este caso) y recoge una descripción detallada del experimento. Por último, se habrían de analizar los resultados, así como su reproducibilidad e interpretación.
Sin embargo, "ninguno de estos aspectos ha podido ser analizado en los artículos señalados (no se puede localizar la descripción de los estudios en la literatura científica)", añade González. "Por lo tanto, para poder afirmar si tiene alguna utilidad diferenciando la causa del llanto, habrá que esperar a ver los resultados de la investigación", concluye González.
La pediatra incide en lo que sí es útil que los padres hagan ante el llanto de un bebé: no dejarlo llorar solo en la cuna sino cogerlo y acunarlo piel con piel.